El pasado te la juega, ¿eh?

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ADVERTENCIA: CONTENIDO DELICADO
NO TODO LO NARRADO ES VERDAD, MUCHAS DE LAS COSAS SON INVENTADAS

Quiero aclarar que este capítulo será demasiado largo, estará narrado por Max, y por Almu. Narraran la misma situación desde perspectivas diferentes y se sabrá el dolor de cada uno en ese momento de sus vidas. También quiero decir que este es un capítulo delicado para mi, y trataré de escribirlo lo mejor posible para que sepáis cómo nos sentimos. Espero expresar mis emociones bien y plasmarlas en el capítulo tal cual.

Si sentís que no os hace falta leer el pasado de ellos dos, os lo podéis saltar, este capítulo solo es para conocerlos más a fondo.

CAPÍTULO 29❤️‍🩹

Max

Tal vez era lo mejor.

Eso me repetía una y otra vez mientras escuchaba la voz temblorosa de Almudena llorar por la línea. «No es tu culpa» «Es ella la que te ha traicionado» re-producía mi cabeza, dándole de nuevo al play cada minuto. Me estaba matando, sus sollozos era lo único que se escuchaba y yo no podía pensar claramente porque ella no me daba ningún tipo de explicación, solo sabía llorar y repetir que ella no había hecho nada. ¿Qué debía de pensar? No era gilipollas, sabía lo que había hecho y me estaba mintiendo a la cara como si fuese un puto payaso. Ella era una mentirosa y no tenía lealtad ni amor propio si había sido capaz de hacerme eso.

Apreté los puños tratando de mantener la poca calma que me quedaba, porque se me estaba disipando y eso no era nada, pero nada bueno. ¿Cómo había sido capaz de hacerme eso? ¿No me quería lo suficiente para respetarme? ¿Por qué, Almu? Confiaba en ella, pensé que sería por fin la primera chica en mi vida que me amaría de verdad, que no me engañaría y resultó ser todo lo contrario.

Por eso me enamoré de ella, era sencilla, bonita y sincera, no necesitaba grandes cosas para enamorarla, le servía que la amase de la mejor forma, le bastaba con esforzarme por ella. Lo intenté de la mejor forma, ¿que hice mal? ¿Se me escapó algo? A lo mejor ella necesitaba a alguien de su edad y no a un chico como yo de veintitrés años. ¿O tal vez fueron las promesas incumplidas prometiéndola que no la dejaría de hablar estando enfadados, que no le hablaría mal?

—Max —susurró con voz ronca—. Debes... creerme.

—¿Creerte? —reí irónicamente—. ¿Quieres que me haga el ciego? Muy bien, lo haré. Estaremos ciegos juntos.

Ella se limpió las lágrimas buscando sus palabras. La podía imaginar con los ojos llorosos, rojos e irritados de tanto llorar, también de su nariz taponada y de lo apretado que tendría el corazón, del nudo en su garganta. Por un momento me dio pena, me estaba comportando mal con ella, estaba chillándola, intimidándola y acorralándola con palabras. Pero después, al recordar lo que me hizo, como se burló de mi y como me estaba mintiendo a la cara en ese instante, la pena se esfumó, y la rabia, la decepción y el sentimiento de haber sido traicionado volvieron.

Bueno, vale, yo no estaba llorando, porque yo no lloraba, pero no hace faltar llorar para estar destrozado o triste. Yo manejaba mis emociones de manera diferente, me tragaba las ganas de llorar y lo convertía en frialdad y templanza, necesitaba mucha calma para no estallar.

—Dímelo Almudena, ¿no soy suficiente para ti?

Ella negó enseguida, muerta de los nervios y limpiando su nariz.

—Eres todo para mi, entiéndelo Max. ¿No te das cuenta de que soy incapaz de hacer algo así?

Acabo de darme cuenta que "furia" no representa por completo lo que experimenté al oír eso. Debe de existir una palabra con mayor significado... No era cólera, ni rabia, ni ira; era algo mucho más poderoso, peligroso, casi mitológico, ciego, imparable lo que recorrió cada parte de mi cuerpo e hizo que empezara a respirar agitadamente. Los oídos me zumbaron como si el propio sentimiento los obstruyera. Algo se concentró en mi pecho, nubló mi vista, me tensó los músculos.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now