E p í l o g o

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Por fin tenía paz.

Todo había sido un lío, la vuelta de Max a mi vida, nuestras peleas, las terceras personas, mi pérdida de memoria... ¿que faltaba? Pues rezaba para que no pasara nada más, porque por fin estábamos bien y tranquilos.

Bueno, tranquilos... no sería la mejor palabra para describirlo.

—¡No, ahí no! —Danna gruñó quitando un jarrón de flores—. ¡La novia va a salir ya, tiene que estar todo perfecto!

—¿Cómo se les ha ocurrido poner lirios amarillos? Por dios, no está dentro de la paleta de colores. Llevároslo.

—Vale, vale, chicas, es mi día —me señalé y Lucía empezó a reírse por detrás de mí—. Dejad de estresaros.

—Sí, eso, es un día muy bonito —ella me apoyó.

—Soy mejor que ellos con los ojos cerrados —Emma rodó los ojos y se colocó su vestido rojo—. Bueno, damas de honor, a vuestras posiciones.

Mis tres amigas me dieron un fuerte abrazo y tuvieron que llevarse a Danna a rastras para impedirla llorar, ya incluso se le estaban encharcando los ojos.

—No, no podemos estropear nuestro maquillaje, Danna. Vámonos —Lucía la sacó de la sala.

—¡Pero que bombón de novia! —Ivi apareció y me tiré a sus brazos enseguida.

—¿Nerviosa? —frotó mis brazos y yo suspiré.

Me recorrió con su mirada de arriba a abajo y se formó una gran sonrisa en su cara. La verdad que ella también estaba muy guapa, su pelo pelirrojo estaba ondulado y le llegaba por encima de los hombros. Tenía un sutil recogido y su vestido pastel resaltaba su piel pálida. Definitivamente los hermanos Todorov se habían llevado la belleza de la familia.

—No me creo que me vaya a casar con tu hermano —confesé y me miré de nuevo en el espejo—. Es tan... surrealista. Todo por lo que hemos pasado y ahora esto —resoplé—. Jamás pensé que llegaría este día.

—Bueno, ahora eres parte de la familia —me volvió a abrazar—. Que suerte ha tenido mi hermano de que lo aguantes, yo no podría. De verdad no sé cómo lo haces, pero me alegro de que seas tú mi hermana.

Compartí varias risas con ella y bebí un poco de vino.

—Bueno, amo a tu hermano, eso es más que suficiente para aguantarle —bromeé.

Asintió y cuando la vi observando por la ventana todo el lugar, no pude evitar preguntarme cómo se sentía ella.

—¿Te arrepientes de no haber tenido una boda así?

Ella me miró sorprendida y le costó un poco responderme.

—No, yo quería algo rápido y a Miki no le molestó.

—Me alegro de que seáis un buen equipo —sonreí dándole toquecitos a la copa con mis uñas—. A Max y a mi nos costó un poco al principio.

—Un poco bastante diría yo, Almu. Poca gente aguanta lo que vosotros aguantasteis, no todos saben manejar lo difícil que es tener una relación a distancia.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now