¿Estas segura de llevar ese vestido? ☽

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CAPÍTULO 20🔥

Froté mis manos tratando de calentarlas. Estábamos en pleno diciembre, y el frío que hacía no era normal. Terminé odiando el frío, y la navidad. Sobretodo la navidad, me traían recuerdos malos. Aunque esta navidad estaba ilusionada, y no sabía porqué. Tal vez mi espíritu navideño volvió.

¿En serio vas a dejar que te estropee la Navidad?

¿Como evitarlo? Él y yo cortamos en estas fechas...

Un doce de diciembre...

Yo lo llamaba: "el día de mi muerte" porque ese día, lo único que hago es llorar, comer helado y sonarme los mocos del resfriado. Si, un día bastante deprimente.

Desde ese día, las navidades se volvieron insignificantes para mi. Mi espíritu navideño desapareció; no me arreglaba mucho y me quedaba callada con el móvil. El día de las uvas simplemente las comía, me abrazaba con toda mi familia sin alegría y me iba a llorar al baño. Así es como empezaba mi año nuevo.

Empezó y terminó pensando en él.

«Sabes que va a ser un año bueno cuando lo empiezas con lágrimas en tus ojos llorando por un chico. Muy, muy bueno...»

Si, era ironía.

El viento helado chocaba contra mi, haciendo que tiritase. Miré a la persona frente a mi que me tendía una tarjeta.

—Cógela —ordenó enfadada porque no quería aceptarla.

—No voy a ir.

Se cruzó de brazos—. Claro que si.

—Que no, Aitana —le metí la tarjeta en el abrigo cuando me percaté de que me la guardó en el bolso.

—¡Que cabezota eres! —gritó y la gente se giró para mirarnos.

—No me apetece estar rodeada de famosos que me miraran mal —negué.

Ella se quedó callada y vi por un segundo como la comisura de sus labios de ensancharon. ¿Era cosa mía o estaba reprimiendo las ganas de sonreír?

—En serio, yo...

Me tapó la boca—. Tu nada, vas a venir.

—Vamos anda— Aitana me hizo pucheros, suplicándome que aceptase—. Es una oportunidad para ti —juntó sus manos y me miró con ojos de perrito—. ¡Por favor! ¡Di que si! Me arrodillo, te suplico. ¿Qué quieres que haga para que aceptes? Por favor, ¡acepta! ¡No me abandones! Ven por fa...

—¡Cállate! —chille tapándole la boca, rogando que no dijese nada más—. Vale, si, ¡bien! — resoplé y ella sonrió—. Iré, ¿contenta? Por dios cállate.

—Sabía que la táctica funcionaría —se echó el pelo hacia atrás con victoria—. Aparte, van a venir muchísimos famosos, escritores incluidos. Creo que es hora de que vean lo buena que eres.

—He publicado un libro, Aitana. Eso me sirve —le recordé con cansancio y ella rodó los ojos.

—¿Y? ¿Eres igual de famosa que ellos? No, y eso es lo que yo quiero. Bueno, eres súper conocida, pero no famosa— hizo una pausa y me regaló una de sus mejores sonrisas—. Ya me lo agradecerás.

—No soy conocida...

—¿Cómo que no? Te paró hasta el actor ese súper famoso. Te piden autógrafos, fotos y de todo —dijo remangando su falda—. Saca el libro ese que tienes pensando, y créeme que triunfarás.

—Tú padre te dejó invitarme, ¿no?— pregunté ojeando la tarjeta dorada en mi mano, cambiando de tema.

—Exacto.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now