¿Competencia?

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CAPÍTULO 45🪷

—¿Hay algo más que me quieras contar?

Busqué mi única escapatoria para no caer en su red. Fue lo mas fácil. Y, además, teníamos que solucionarlo tarde o temprano si queríamos que esto funcionase. Sí había algo más tenía que contármelo. En esto consistía ser un equipo. Por dios, no era tan difícil.

Me volteó hacia él y después de acercarme para descansar sus manos en mi cintura, me dio un largo beso.

—Absolutamente todo.

—Aunque sea lo mas mínimo, Max. Sí dentro de unos meses vienes con algo nuevo, yo... no creo aguantarlo. Así que, por favor, sí hay algo, dímelo ahora.

Hice una larga pausa, asimilando interiormente la siguiente bomba. Bien, estaba preparada. Soy fuerte. Podía aguantarlo.

—¡Dilo ya! —supliqué con los ojos cerrados.
Su risa me hizo abrir los ojos enseguida y fulminarle con la mirada.

—Que impaciente —me acercó más a él—. Y no me llamo Max.

Puse mala cara.

—¿Ah, no?

—Me llamo amor.

Rodé los ojos para después esconder mi cara en su cuello e inspirar el perfume que llevaba puesto. Podía tirarme horas oliéndolo y no me cansaría.

—Contéstame, amor.

Mira, hice mal en no contarte absolutamente todo por miedo a que te alejases de mi y quiero enmendar ese error. Sé que te puede resultar complicado perdonarme; necesitarás tiempo y yo estoy dispuesto a reconquistarte las veces que haga falta. En eso consiste ser un equipo. Vamos a cometer muchos errores y tendremos que enfrentarlos, juntos.

El viento agitó mi pelo y fue como si quisiera decirme: «perdónale, esta siendo sincero». Quizá fue la adrenalina y la magia del momento que me hicieron sentir en una burbuja inmersa de felicidad.

Sin embargo, me obligué a guardarme para mi la respuesta unos minutos más.

—Nos casaremos —susurró agarrándome las manos—. Y tendremos lo que siempre quisimos; Ares y Aria correrán por nuestra casa mientras nosotros estamos haciendo el desayuno. Tendrás una camisa mía puesta y yo estaré abrazándote desde atrás diciéndote lo hermosa que estás y lo enamorado que me tienes. Y después de todo eso, nos escaparemos unos días de viaje.

—Estás pidiendo mucho —sonreí acariciando su cara—. ¿Y nuestros hijos?

—Los pequeños podrán venir con nosotros o quedarse con su abuela. Ellos deciden.

—¿Y los viernes tendremos noche de juegos en familia? —mi mirada se iluminó.

—Y también veremos películas.

Puse todo mi empeño en no sonreír. Pero me resultó imposible porque era inevitable no emocionarme con estos planes a futuro. Llevábamos años deseando esto y saber que lo íbamos conseguir me hacía temblar de la emoción.

Max me agarró de la cintura y sentí que me caía al suelo a causa del temblor de piernas.

—¿Cómo era esa frase del libro?

Enseguida volví a sentir ese tambaleo.

—¿Te leíste el libro? —dije sorprendida.

Vi como una de sus comisuras se elevaba.

—¿Cómo no me voy a leer un libro donde soy yo el protagonista?

Rodé los ojos.

—¿Solo por eso? Si a ti no te gusta leer.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now