El pasado 2 ♡

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CAPÍTULO 17🎢

Max

Suspiré derrotado. Su actitud de niña malcriada... no me molestaba nada.

Y no sabía porque. Normalmente las personas así me caían mal. ¿Por que ella no? Encima tenía que hacer de padre protector mientras ella estaba a punto de quedarse inconsciente.

¡Que madurez para beber, Almudena!

Ella siguió resistiéndose. Vaya, la chica era fuerte. Se apartó de mi y como pudo fue hacia el césped, al borde del río. Se sentó sobre sus rodillas y apoyó su cara en el césped.

¡Joder!

Fui corriendo hacia ella y levanté su cara, agarrando su pelo. Ella hizo intentos de vomitar, pero no lo conseguía. Lágrimas de rabia salieron de sus ojos. El hecho de no poder vomitar la cabreaba y lo entendía. También había pasado por eso.

Se metió los dedos en la boca, tampoco hubo resultado.

—Max... —murmuró, sus ojos marrones estaban entrecerrados.

—Inténtalo —le aparté los mechones de la cara.

—N...No puedo —dijo con rabia.

Aparté la cara cuando por fin lo consiguió. Era desagradable, pero sentía que tenía que cuidarla y no entendía el porque. Ella balbuceó cuando terminó y en un intento de ponerse en pie, su cuerpo se desplomó, cayendo al agua.

¡No!

—¡Almu! —chillé enfadado. ¡Ella cogería una hipotermia! Ese rio estaba frío seguro.

—¿Que ha pasado? —preguntó alguien.

Ni siquiera me molesté en quedarme un segundo más quieto. Me tiré al río y el agua congelada me envolvió. Agarré su cuerpo y las chicas me ayudaron a sacarla fuera del agua. Me sujeté del borde y salí del agua. Tenía frío pero era lo que menos me preocupaba ahora.

—Almu —la llamé y ella se movió tiritando aún con los ojos cerrados.

—¿Que hacemos —preguntó la chica de ojos azules. Creo que su nombre era Melody.

—Me la llevaré —informé levantándola del suelo y abrazándola contra mi. Ella envolvió sus piernas en mi cintura y apoyó su cara en mi hombro aún con los ojos cerrados.

Una sensación de calidez llenó mi pecho. Se sentía tan bien tenerla entre mis brazos. Siempre estuve preguntándome cómo sería, como sería su fragancia. Como estaría a centímetros de mi.

—Te acompaño, quiero ver si esta bien —el niñato de Fran habló.

Oh no, no. Almu se venía conmigo, solo conmigo.

—No —dije con frialdad empezando a caminar.

—No me lo impedirás.

—Lo haré, porque no puedes entrar en el hotel.

—Me quedaré esperando hasta por la mañana.

Me giré hacia él, molesto. ¿Quien se creía que era? Si pretendía tener algo con Almu, no lo conseguiría. Ella me quería a mi, lo sabía aunque jamas hubiese salido de su boca y este niño con el pelo teñido de amarillo pollo no la conseguiría tan fácilmente, su corazón era mío y solo mío.

—Ella es mi novia —mentí—. Así que aléjate de ella, porque no saldrá contigo.

—Dijiste que erais amigos.

—No te incumbe nuestra vida amorosa, pero estás ciego si no has visto como me miraba —dije con dureza—. No vendrás conmigo y con mi novia.

—Cuídala —y con eso se fue.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now