Pasado

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CAPÍTULO 48🏥

Nota autora: llevo escuchando esta canción desde pequeña y jamás me fijé en el hecho que dice «de pie con un vestido rojo». Ya me conocéis; sabéis que es inevitable que ponga esta canción. Literalmente hace referencia a Almudena: "La chica del vestido rojo". ¿Debería ser esta maravilla el segundo himno de la historia después de "Visions" de Marion 5? Sabéis que sí.

Almudena

Sabía que estaban hablando de mi.

Susurraban, como si yo no los escuchara detrás de la puerta.

Tal vez en otro momento me hubiese fijado en el simple hecho de que estaban hablando sobre mi pensando que no les escucharía. Ahora no. Solo me pregunté porque Max estaba aquí, porque su hermana —mujer que por cierto, no me soportaba—, estaban en el hospital. Porque estaba en Barcelona y no en Madrid. Y porque me sentía distinta.

«Ha tenido un accidente de coche. ¿Recuerda quien iba con usted?». Las palabras de la doctora me taladraron la cabeza durante un largo rato.

¿Que accidente? ¿Por qué no recordaba nada y menos que estaba en Barcelona? ¿Tal vez me estaban gastando una broma? Sí, debió de ser eso. Una puta broma.

Mi último recuerdo fue salir de fiesta con Danna y llorar en sus brazos porque aún extrañaba a Max.

Y esa era otra cosa. ¿Qué hacía Max aquí? ¿Cómo se enteró de que había tenido un accidente? Un pequeño atisbo de esperanza llenó mi pecho. ¿Él también me extrañaba tanto como yo a él?

Suspiré agitando la cabeza. «Madura, Almudena. Él no te echa de menos. Volverá a desaparecer de tu vida. Ya lo hizo una vez».

Rasqué mi nariz tratando de encontrar pistas, saber que coño me había pasado y porque cojones estaba metida en un puto hospital donde Emma vivía.

Tal vez era eso.

¿Estaba con Emma?

Algo frío rozó mi nariz y me quedé paralizada. ¿Un anillo? Yo no llevaba anillos.

Puse mi mano en el foco de mi visión y no puedo expresar lo que sentí en ese momento. Confusión, enojo, tristeza. Un torbellino de emociones que no supe cómo gestionar o ni siquiera recordar. Un precioso diamante cuadrado estaba adornando mi dedo anular, como si de un compromiso se tratara.

Imposible, tenia diecisiete años. ¿Que estaba pasando? ¿De donde había salido este anillo?

La puerta sonó y me sobresalté cuando Max entró a la habitación con la mandíbula tensa. Oh... reconocía esa cara. Por mucho que nos hubiésemos alejado durante este año seguía conociéndolo a la perfección. Algo le había molestado.

Pensé que descargaría su furia contra mi y se iría de la habitación. Me esperaba de todo. Todo menos que viniese hacia mi y agarrará mis manos, haciendo que la vena de su cuello desapareciera.

—¿Qué tal estás?

Pestañeé varias veces, sin poder creerme que Max estuviese frente a mi, preocupado. ¿Por qué había venido? ¿Por qué no estaba gritándome o diciendo que esto había sido un error y que se iba a su casa?

—¿Qué haces aquí?

La rapidez con la que mi boca pronunció esas tres palabras dejó a Max en un estado de confusión. Tal vez igual que el mío. Yo esperé su respuesta.

Él por fin pestañeó y vi aún más preocupación en su mirada.

—¿Cuantos años tienes, Almudena?

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Where stories live. Discover now