La borracha ♡

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CAPÍTULO 14🍂

La música resonaba a por toda la discoteca. La gente bailando y gritando. Empecé a caminar hacia la sala vip abrazando la botella de vodka contra mi pecho.

—Mi bebé —susurré subiendo las escaleras como pude.

Al llegar arriba, Yanira, igual de borracha, me abrazó.

—¡Me encanta esto! —gritó animada. Su maquillaje estaba corrido y supuse que el mío estaría aún peor. Los chicos que nos acompañaban nos ofrecieron sentarnos y accedimos.

Me llevé la botella de vodka a los labios y pegué un largo trago. Estaba en mi límite pero en ese momento me daba igual todo.

¿Cuánto más me faltaba para caer en un coma etílico? ¿Por que en el fondo quería eso? ¿Tan poco sabía cuidarme? ¿Tanto dolía?

—¡El sábado que viene es halloween! —chillé con falsa ilusión—. ¡Tengo pensado disfrazarme de diosa griega!

—Te quedaría genial —Yanira elevó sus cejas, juguetona—. ¡Me apunto a quitarte la túnica!

—¡Descarada! —bromeé con ella.

—¡Yo no tengo disfraz!

—Iba en serio lo de disfrazarme de diosa griega. No me quedaría nada mal. Además, me vería mucho mejor que el cretino de Maksimiliyan. Él, aunque sea un dios griego, le quitaré el puesto ese día —apreté la botella—. ¡No! Yo le quito ese puesto siempre, ¡soy una diosa!

Ni siquiera sabia que estaba diciendo.

—¿Dios griego? ¿Pero Max no era búlgaro? —chilló por encima de la música.

—¡Pues Dios búlgaro!

—¿Hacemos un trío con tu ex? —sonrió y reímos a la vez.

—Su prometida se puede enfadar —sonreí.

—¿Y? ¡Seguro que sigue sintiendo algo por ti!

Ignorando lo que dijo, miré a un grupo de chicos y ladeé la cabeza. Eran guapos y serian mi distracción esta noche. Oh si, una distracción demasiado tentadora...

—Quiero acostarme con él —señaló al rubio del grupo.

—¿Sabes qué se va a casar? —pregunté dolida—. Ya ha encontrado a otra.

—¿Max? —me miró confusa, el alcohol incidiéndola pensar con claridad.

—Si.

Tal vez no me había escuchado antes cuando le dije que su prometida podría enfadarse. Pero era normal, estábamos borrachas y con música a tope. Tal vez en realidad hubiese murmurado y ella hubiese entendido otra cosa. Típico de los borrachos.

Bebí otro trago largo de vodka y me deslicé por el sofá negro. Y, siendo tan torpe como siempre, me caí al suelo y Yanira carcajeó.

—¿Estas bien? —un chico moreno me preguntó ayudándome a ponerme de pie.

—Estoy bien.

Volví a beber. Como si eso cerrase una herida en mi corazón.

—Creo que has bebido bastante... —el chico trató de quitarme la botella, pero yo le aparté de mi como pude. Aunque era una roca.

—Shhh —llevé mi dedo índice a sus labios—. Me encanta esta canción —señalé al techo.

—No estás bien —negó mirándome con desaprobación. Volvió a intentar quitarme la botella, sin existo alguno.

La chica del vestido rojo [MY LIFE AFTER HIM] (EN EDICIÓN)Onde histórias criam vida. Descubra agora