CAPÍTULO VIII - EL CHICO DE LOS OJOS TRISTES

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EMILIA

No entiendo a ese hombre, ¿Cuál es su problema conmigo? Llegó hoy y se detuvo a observarme, inmediatamente sentí ese mismo escalofrío recorrer mi columna vertebral, el mismo que sentí el sábado en el club al que fui con June, inmediatamente supe que era él quien me observaba, no necesité nada más para saberlo y lo confirme cuando me encontré con esos ojos azules mirándome.  Y luego brinda en mi dirección con su café, si pensó que con eso me iba a cohibir se equivocó, yo también sé jugar y siempre que lo hago es para ganar.

Hay algo en él que me exaspera, me molesta pero también me confunde y me impulsa a no dejarme amedrentar por él, quería saber hasta donde iba a llegar este juego suyo de miradas, pero David un chico que hace sus pasantías en la firma me abordó y tuve que romper el contacto visual con el hijo de mi jefe, cuando volví la mirada en su dirección ya no estaba, ya no lo volví a ver en toda la mañana, solo ví  a Matt a medio día pero lo noté raro y pensativo,  si antes pensaba que algo lo entristecía ahora esa tristeza se asentó aún más en su mirada apagada a pesar de que se esfuerza por esconderla. Matt es transparente puedes ver a través de sus ojos que siempre reflejan bondad y tristeza.

Ay, el chico de los ojos tristes, me gustaría poder ayudarlo.

Coincido contigo.

—Emilia — la voz del señor Sanz  me saca de mis cavilaciones

—Si señor — me parece ver una mueca de desagrado cuando le contesto — en qué le puedo ayudar, Enzo — corrijo rápidamente, ya me había dicho que no quería que lo llamara así.

—Necesito que me busques este archivo por favor y luego me lo lleves a mi oficina.

—Claro señor— me entrega una hoja con los datos del archivo que voy a buscar.

Tomo las escaleras En lugar del elevador para bajar por el archivo, ya que no he podido hacer ejercicio desde que me mudé aquí por lo menos trataré de hacer la mayor actividad física posible.

Esta parte de la firma aún no la conocía es muy grande hay muchos estantes con cajas etiquetadas y también hay carpetas enormes, es similar a una biblioteca, pues hay grandes y extensos pasillos, ahora no hay muchas personas por aquí, está casi vacío el lugar y empiezo a leer las etiquetas de los estantes para ir ubicándome y encontrar el archivo que busco.

Camino entre los estantes y muebles que hay en el lugar, entonces veo que hay alguien apoyando sus manos en el respaldo de una silla, tiene la cabeza agachada pero se de quién se trata, tiene un porte derrotado y me debato entre acercarme a él o simplemente dedicarme a encontrar lo que vine a buscar.

No, mejor solo busco lo que vine a traer y me voy, si el está aquí abajo tal vez es porque quiere estar solo, además está hasta el fondo del pasillo y en la mesa frente a él no hay documentos, lo que confirma mi teoría de que no vino a buscar papeles sino que vino aquí para estar alejado de las personas.

Me concentro en buscar los archivos que me pidió mi jefe, pero noto que tengo que ir avanzando más en su dirección.

¿Es en serio?

Los archivos que busco están precisamente en dónde está él.

Está bien, ni modo de irme y no llevarme los archivos que me pidió mi jefe.

Trato de ir pisando más fuerte y hacer más ruido para advertirle de mi presencia intrusa en su lugar de paz,  finjo mirar detalladamente las etiquetas y no verlo a el pero por el rabillo del ojo veo que se tensa  y mira de reojo en mi dirección sin levantar la cabeza, entonces se yergue en toda su altura y poco a poco va recomponiendo su postura, yo por mi parte sigo fingiendo que aún no lo veo.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora