CAPÍTULO XLI - ESO Y MÁS

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EMILIA

Hospitalizada desde hace dos semanas; fue lo que me dijo la enfermera que me contactó.

¿Cómo consiguió mi número?
Mi madre se lo  proporcionó.

¿Cómo consiguió mi madre el número? Me gustaría saberlo, aunque agradezco que lo haya conseguido, no puedo evitar sentirme como una mala hija.

Mi madre, la mujer que me dio la vida, quien me sacó adelante cuando a mi padre no le importé, ha estado enferma sin nadie que vea por ella, mientras yo pasaba los mejores momentos de toda mi existencia junto al hombre que amo.

Cuando llego a la ciudad de México ya es muy tarde para emprender el camino hacia mi ciudad natal, así que decido pasar la noche en el departamento de mi novio para mañana temprano tomar carretera.

Las sábanas tienen su olor y me aferro a su almohada como si de él se tratara.

Saco mi teléfono y llamo a Enzo para informarle sobre mi emergencia familiar, él también es mi jefe y aunque Matías está al tanto no debo saltar la autoridad de Enzo.

— Ya no estoy en Tulum — le informo después de los saludos que intercambiamos.

— ¿Por qué? ¿Pasó algo? ¿Te hicieron algo Max o Matías? — pregunta alarmado.

— No — me apresuro a decir — por supuesto que no, todo está bien, el trabajo marcha bien, bueno eso ya lo sabes por los reportes que te enviamos , lo que sucede es que mi madre enfermó, lleva internada en el hospital varias semanas y apenas me informaron.

No dice nada, la línea se queda  en silencio por varios segundos y cuando estoy a punto de alejar el aparato de mi oído para comprobar que no se haya cortado la llamada, por fin habla.

— Espero que no sea nada grave — el tono gélido y las palabras pronunciadas como si estuviera apretando los dientes me desconciertan.

— Eso espero yo también — frunzo el ceño.

— Emilia, cuando estés de regreso de ver a Nat — se detiene bruscamente, iba a llamar a mi madre por su nombre, como si la conociera  — a tu madre, te agradecería que me informaras, tengo algunos temas que tratar contigo.

— Claro que sí Enzo.  Tengo que colgar mañana saldré muy temprano.

— Que descanses, hasta mañana.

— Adiós.

* * * * *

Cuando llego al edificio un escalofrío me recorre, es el hospital en dónde trabaja Meinardo, en el cual su papá es director y mi madre enfermera.

No estoy segura si me voy a topar con Meinardo, pero no creo que él tenga oportunidad de acercarse a mí, pues Max puso a dos hombres a que me cuiden, la idea no me agrada del todo pero no quería preocupar a mi novio con niñerias, así que acepté que estos hombres me siguieran, debo admitir que son muy discretos, esperaba a un par de gorilas ataviados  en un traje al estilo hombres de negro, pero en su lugar lucen como personas comunes y corrientes, incluso visten de civiles.

Tomo una bocanada de aire y lleno mis pulmones antes de entrar al hospital, pregunto por mi madre en recepción y una enfermera me pide que la siga.

Caminamos por un largo pasillo hacia la habitación de mi madre, enfermeras y doctores entran y salen de las distintas habitaciones.

La enfermera se para bruscamente en una puerta y me hace una señal con la cabeza, la cual quiero pensar que significa que es la habitación de mi mamá.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora