CAPÍTULO XXXVII- FELIZ CUMPLEAÑOS PARTE 1

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EMILIA

Me despierto muy temprano, tengo la chaqueta que una vez me dio Max cuando aún no éramos nada, aferrada a mi pecho, su aroma me ayudó a dormir, se ha vuelto un ritual para poder consultar el sueño, todas las noches que no duermo a su lado.

Salgo a correr un rato para despejar la mente, aún no sale el sol del todo, solo se empieza a distinguir el resplandor de colores que auguran su pronta llegada. Siento raro pasar el sábado por la mañana sola, ya me había acostumbrado a estar con mis chicos, pero lo justo es que también les de su  espacio.

De regreso en mi departamento tomo una larga ducha de agua caliente y justo cuando salgo del baño mi celular suena.

— Hola Enzo— lo saludo, aunque un poco intrigada por su llamada a esta hora y en sábado.

— Hola Emilia, hay un par de cosas que quería comentar contigo sobre el caso y como mañana te vas  de la ciudad quería saber si podemos hablarlo hoy.

— Si por supuesto — contesto de inmediato.

— ¿Te parece si lo discutimos mientras desayunamos?

— Me parece perfecto.

— Entonces paso por ti en media hora.

— Te espero.

Cuelgo la llamada y reviso mis notificaciones, no tengo llamadas perdidas ni mensajes, Max siempre que no dormimos juntos me manda mensajes de buenos días o hace alguna llamada rápida, pero justamente hoy no ha hecho nada de eso.

Ayer cuando me fui del centro comercial quería llamarle y pedirle una explicación pero estaba tan enojada que no quería decir o hacer algo de lo que después me iba a arrepentir.

Hoy estoy ya más calmada así que voy a esperar hasta que sea él quien me busque y ver si me sigue mintiendo con el tema de Dimitri o por fin confía en mí para decirme lo que está pasando.

Me seco el cabello y lo peino dejando que caiga en hondas sobre mi espalda, me coloco un broche en el cabello y me pongo un vestido color salmón  que me llega hasta las rodillas, con volantes discretos, me pongo unos flats y estoy lista para empezar el día.

De nuestro cumpleaños.

Aunque lo es nunca lo he sentido como una fecha especial, hay otros días del año que por alguna razón han llegado a tener más significado en mi vida que la fecha de mi cumpleaños.

Enzo pasa por mi y cuando me ve algo ilumina su mirada, un destello se apodera de sus ojos  y me sonríe radiante, su sonrisa se me hace contagiosa y no puedo evitar sonreír yo también.

Vamos a un famoso restaurante de la ciudad, al entrar me ofrece el brazo y yo sin detenerme a pensar en el gesto lo tomo. Inmediatamente me siento protegida, segura y feliz.

Tal vez sea algo fuera de lugar pero a decir verdad con él siempre me siento cómoda, a gusto y en confianza.

Nos dan nuestra mesa y Enzo como el caballero que es, me retira la silla para que tome asiento.

— Y dime cómo te sientes — solicita una vez que ya ordenamos lo que vamos a comer —¿la  relación con tu madre ha mejorado desde la última vez que hablamos?

La sonrisa que hasta ahorita   estaba en mis labios decae un poco, pues me recuerda que hoy es mi cumpleaños y a mi madre no le importó, se supone que también para ella debe ser una fecha especial pues es el día del nacimiento de su única hija.

— Todo sigue igual —respondo, pero no lo miro a los ojos.

— Mírame — ordena y suena demandante, algo en su voz me hace obedecerlo y lo miro directamente a los ojos, los cuales se agrandan ligeramente al toparse con mi mirada. — jamás agaches la mirada, ni siquiera ante mi.

No contesto nada solo asiento, me desconcierta un poco el notar que su voz se rompió un poco cuando dijo las últimas palabras.

— ¿Ha pasado algo más? — indaga— puedes confiar en mi, Emilia, en este momento no quiero que me veas como tu jefe, sino como…

— Un amigo, lo entiendo — termino por él y alcanzo a percibir como el atisbo de algo cruza su mirada — no ha pasado nada, solo que — hago una pausa, no quiero que piense que hago el comentario esperando algo a cambio.

— Solo que ¿Qué? — me insta a continuar.

— Solo que hoy es mi cumpleaños y ni siquiera me ha llamado o escrito.

Me mira con ojos inexpresivos y aprieta la mandíbula visiblemente pero no dice nada.

— Es el primer cumpleaños que pasamos distanciadas— continuo — por eso es que me siento de esta manera, pues a decir verdad nunca me ha importado mucho festejar mi nacimiento.

— Así que hoy es tu cumpleaños — pronuncia lentamente, aunque algo me dice que ya lo sabía, pues no hay sorpresa ni en su rostro ni en su voz.

— Si — musito.

El camero nos trae lo que ordenamos y empezamos a desayunar.

No volvemos a tocar el tema de mi cumpleaños en lo que resta del desayuno. Abordamos los puntos a tratar del caso los cuales a decir verdad no tienen mucha relevancia, pero no le hago la observación porque agradezco la distracción que me dio este desayuno.

— ¿Y extrañas tu ciudad natal? — comenta Enzo cuando ya hemos terminado de desayunar y solo estamos tomando una taza de café para hacer sobremesa.

— A decir verdad no— confieso — es una ciudad hermosa pero no me dan ganas de volver.

— Entonces no lo hagas. Nadie te puede obligar a hacer algo que no quieres y si sientes que ya no perteneces a ese lugar, no vuelvas y quédate en dónde sientas que pertenezcas.

Me quedo meditando sus palabras, como quisiera que mi madre pensara de esa manera también.

— Gracias Enzo.

— De nada— hace una pausa— Emilia.

Continuamos haciendo sobremesa y por alguna extraña razón termino contándole cosas de mi niñez, de las travesuras que hacía y él me escucha atento y también me cuenta cosas de su niñez.

Cuando por fin decidimos que es hora de irnos ya es más de medio día, instintivamente reviso nuevamente mis notificaciones y sigue sin haber nada.

Enzo me mira con ojos curiosos cuando ve que estoy revisando mi teléfono, ahora estamos frente a mi edificio. 

Ambos estamos fuera del auto parados en la acera.

— Si nadie se acuerda, no importa — comenta — no necesitas a nadie, solo te necesitas a ti, por favor, nunca te pierdas.

Parpadeo un par de veces por lo que me acaba de decir, siempre he pensado de esa manera, hasta que llegó alguien a quien considero indispensable. Pero él tiene razón.

— No lo haré — prometo, le doy un beso en la mejilla aunque tengo que pararme de puntitas porque es muy alto, casi de la misma estatura que Max.

El gesto lo toma por sorpresa igual que a mí, pues no sé de dónde salió tal impulso.  Me separo de él  y camino hacia la entrada de mi edificio.

— Y Emilia — su voz me detiene cuando estoy a punto de entrar — Feliz cumpleaños.

Su voz suena extraña al pronunciar esas dos últimas palabras y no me pasa desapercibido como aprieta los puños.

— Gracias, Enzo— le doy una sonrisa afable y entro a mi edificio.

Son las dos de la tarde y estoy tumbada en mi cama muerta de aburrimiento, no le llamo a June ni a Sara porque dijeron que iban a estar ocupadas, Max aún ni un mensaje me ha enviado, así que tomo la iniciativa y le llamo, la primer llamada se pierde y la segunda la alcanza a contestar al último tono.

— Hola Kätzchen — contesta con voz jadeante y me pregunto qué estaba haciendo, mi loca, celosa y posesiva interior rasguñan mis entrañas queriendo salir, pero me controlo.

— Hola Max — oculto lo más que puedo el enojo de mi voz.

— He estado muy ocupado amor—se empieza a excusar — pero ¿que te parece si mañana desayunamos juntos?

— No voy a poder — respondo bruscamente.

— ¿Por qué?

— Voy a salir con June y Sara por la mañana.

— Bueno —hace una pausa— ni modo, me tengo que ir si puedo más tarde te llamo, adiós.

Y así, sin más me cuelga el teléfono y continúa con lo que sea que estaba haciendo que lo tenía  jadeando.

Estaba jadeando cómo cuando hace una actividad física que lo deja sin aliento… como follar.

En verdad en estos momentos no eres de mucha ayuda. ¿Sabes qué? Ya tenía rato que no aparecías y no te extrañe ni un poquito.

Por eso ya volví, porque aunque digas que no me extrañaste pero si notaste mi ausencia.

No tengo la energía para discutir contigo.

Llamo a Matías y a Byron pero ambos están ocupados también poniendo excusas sin sentido, así que tomo el consejo de Enzo, no necesito de nadie, solo de mí y como se supone que es mi cumpleaños y debo festejar, aunque  no sienta nada de especial en esta fecha me voy a consentir.

Voy al spa al que una vez fui con Sara y June y me paso todo el resto del día entre tinas de hidromasaje, mascarillas, masajes, sauna y tratamientos para la piel. 

Al caer la tarde  cuando ya he tomado todos los tratamientos y masajes que el lugar ofrecía y siento el cuerpo sumamente relajado me dispongo a pagar la cuenta antes de marcharme.

— Su cuenta ya está pagada señorita — me dicen en recepción cuando le extiendo mi tarjeta para que se cobren.

— ¿Disculpa? Debe haber un error, yo no he pagado nada aún.

— Ah usted no, pero su cuenta estaba pagada desde que empezó a ordenar los masajes y tratamientos que se le dieron.

— Pero como es posible, debe haber un error y pagaron mi cuenta en lugar de la de otra persona.
La mujer revisa su computadora y luego devuelve su mirada hacia mí.

— Es usted Emilia Castelar ¿Cierto?

— Si — contesto lentamente.

— Entonces no hay ningún error. Su cuenta ya ha sido pagada.

— ¿Por quién? — Mi voz sale un poco más demandante de lo que pretendía.

— Los datos son confidenciales, señorita, así lo pidió quien pagó su cuenta — hace una pausa y luego añade en voz baja — debería sentirse alagada, seguro es un admirador secreto.

Me quedo estática procesando sus palabras, al principio el nombre de Max me pasa por la mente, pero no tiene por qué hacerlo de forma anónima.

Asiento de forma rígida y forzada y me marcho del lugar.

Cuando llego a mi departamento pongo un poco de música, me deshago de mi ropa quedando únicamente en bragas y sostén, busco un cuenco con frutos secos y empiezo a bailar y cantar la canción que suena mientras saboreo  los frutos.

No necesito a nadie cuando me tengo a mí misma, y nunca me perderé.

Josie’s on a vacation far away.
Come around and talk it over.
So many things that I want to say.
You know I like my girls a little bit older.
I just want to use your love tonight.
I don’t want to lose your love tonight.

Quedo frente al espejo y miro mi reflejo y le canto.

I ain’t got many friends left to talk to.
Nowhere to run when I’m in trouble.
You know I’d do anything for you.
Stay the night but keep it undercover.

Subo más el volumen y continúo bailando por mi departamento semi desnuda y cantando a todo pulmón.

No pensé que así pasaría mi cumpleaños, pero sin duda a veces debemos tener momentos a solas y dedicarnos tiempo a nosotros mismos y nunca perdernos.

Verifico la hora en mi reloj, ya pasó un rato desde que salí del masaje así que ya puedo tomar una  ducha.

Cuando salgo del baño pienso ponerme la pijama más cómoda y calientita que tengo, pedir  la cena a domicilio y ver una película de terror, pero mi celular suena con un mensaje.

Ponte más bonita, si eso es posible, paso por ti en quince.

PD: No necesitas mucho tiempo para lograrlo, mi amor, porque siempre le estás.

Leo el mensaje el mensaje y una risa histérica se apodera de mí.

Que ingenuo es si piensa que lo voy a obedecer, todo el día se la pasó ocupado, y lo entiendo, él tiene cosas que hacer, pero ahora mismo yo también tengo mis propios planes y no es egoísta a veces ponernos como prioridad.

Me voy a mi closet y sigo con mis planes, me coloco  mi pijama más cómoda, sin ropa interior por supuesto, a veces las niñas necesitan un poco de libertad.

Me seco el cabello y tomo mi celular para revisar el menú de mi taquería favorita de la ciudad, pues tengo antojo de comer algo grasiento.

Estoy revisando las opciones y alterno la vista en la pantalla para buscar una película porque… multitarea, cuando el timbre suena.

Abro la puerta y Max está parado en todo su esplendor, con el sex-appeal que lo caracteriza a todo lo que da, enfundado en una chaqueta negra de cuero, debajo lleva una playera negra con unos jeans del mismo color que abrazan deliciosamente sus piernas torneadas, toda su imagen en conjunto con el  exquisito aroma a cardamomo y pachuli de su perfume hacen que mi vagina se contraiga dejándome aturdida e idiota por un momento, lo veo recorrer mi cuerpo, desde mis pies con mis pantuflas, pasando por mis piernas, mis pechos hasta terminar en mis ojos.

Lo veo apretar las manos en puños y tensar la mandíbula hasta que sus músculos saltan.

En otras circunstancias saltaría sobre él, lo besaría como si quisiera comerlo vivo y me lo follaría aquí mismo recargado en esta puerta, pero este hombre aquí parado me debe un par de explicaciones y no puedo dejar que su sabrosura me distraiga de mi enojo.

— Pasa — le digo secamente haciéndome a un lado para que pase.

— ¿No recibiste mi mensaje? — pregunta desconcertado.

— Si —contesto como si nada.

— Entonces ¿Por qué no estás lista? — no hay reclamo en su tono, más bien, cautela y nerviosismo.

— Porque ya tenía mis propios planes y no pienso cancelarlos.

— ¿Planes? — junta las cejas— pareciera que estás a punto de irte a la cama. — señala.

— Si, eso iba a hacer — contesto — voy a pedir la cena y veré una película. Eres bienvenido a quedarte, pero si tienes mejores cosas que hacer puedes irte, tal vez Dimitri aún no salga del todo de su depresión — comento con sarcasmo y el aparta la mirada inmediatamente.

Algo me oculta y tengo miedo de que sea lo que estoy pensando, tengo miedo de no ser suficiente para él tampoco y que necesite de otra para satisfacerse.

Camina por la sala de mi departamento y se pasa una mano por el cabello en un gesto de desespero.

Se aleja de mi y alcanzo a ver que saca su teléfono y escribe algo, tarda unos segundos y después se gira hacia mí.

— Está bien Mein Schönes Kätzchen,  cualquier cosa mientras sea a tu lado es lo mejor del mundo.

Intenta abrazarme pero instintivamente me alejo, mi enojo no me deja ser cariñosa con él.

Me voy al sofá y tomo mi celular para seguir buscando la cena, éste suena en mis manos con la llamada entrante de June.

— Nene— dice inmediatamente cuando acepto la llamada — ¿puedes venir a mi departamento? Por favor. — la urgencia en su voz me pone alerta.

— ¿ Pasa  algo June?— me incorporo de inmediato, Max me mira expectante desde su lugar  a un lado del sofá donde estaba sentada.

— No sé cómo explicarlo Nene, solo te necesitamos aquí, por favor ven.

— Voy para allá, June, pero dime ¿Te pasó algo? ¿Sara está bien?¿Están heridas? —la bombardeo a preguntas mientras me dirijo hacia la puerta.

— Estamos bien Nene, mi conejita está bien, solo te necesitamos.

— Voy para allá — determino, cuelgo la llamada y tomo mis llaves del perchero y cuando estoy a punto de girar el pomo de la puerta una grandes, suaves y calidad manos me detienen.

— Por mucho que me la ponga dura verte con esa pijama, la cual te confieso es de mis favoritas, no voy a permitir que salgas así a la calle.

— ¿Por qué no? — inquiero a la defensiva, es una locura salir así y la verdad no me acordaba que estaba en pijama, pero quiero saber sus razones.

— Está haciendo mucho frío y te puedes enfermar — se acerca y acuna mi rostro entre sus manos — no quiero que te enfermes, amor.

Tiene razón, el frío me  afecta demasiado y ahora no puedo darme el lujo de enfermarme, menos con el proyecto que tenemos en puerta.

Suelto un resoplido y me voy a mi habitación a cambiarme, me pongo ropa interior bajo la atenta mirada de Max, me pongo los primeros jeans que encuentro, una blusa de manga larga de algodón, un suéter, mis tenis y salgo de prisa de mi habitación, Max se queda unos minutos más mientras yo busco mis llaves y mi cartera pues no recuerdo dónde las dejé cuando me fui a cambiar.

Cuando por fin las encuentro Max sale de mi habitación y trae consigo una chamarra mía y una bufanda, lo miro frunciendo el ceño.

— Por si las dudas — explica, se acerca a mi lado y me quita las llaves — vamos en mi auto, estoy a punto de refutar cuando agrega — llegaremos más rápido si yo conduzco y lo sabes.

Otra vez tiene razón, así que no digo nada y me voy a la puerta.

Cuando llegamos al edificio de June y vamos por el pasillo hacia la puerta de su departamento, de lejos veo que está entre abierta, eso no me gusta y algo pesado se asienta en mi estómago y me obstruye la garganta.

Camino más de prisa, Max me sigue de cerca, por alguna razón cuando llego a la puerta me detengo bruscamente y empiezo a abrirla poco a poco, el rechinido de la madera delata mi presencia, el movimiento de la puerta va dejando visible la oscuridad que domina el interior del departamento, pues las luces están apagadas, el silencio junto con la oscuridad reinan en el lugar.

Cuando por fin abro la puerta, solo alcanzo a distinguir algunas siluetas en la penumbra antes de que un ladrido se escuche y  que las luces se enciendan de inmediato revelando la sorpresa.

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! — gritan todos al unísono.

Me quedo como piedra ahí parada en medio de la sala de June.

El lugar está decorado con globos flotando en el techo y esparcidos por el suelo, hay serpentina, confeti y muchos adornos por todas partes, el color lila predomina en la estancia.

Presentes están, Matías, Byron, June, Sara, Carlos, Dimitri, su novia, mi pequeño Steven y mi amiguito Bruno acompañado de una niña pequeña de rizos negros, quien sospecho debe ser Luci su hermanita.

No puedo creer que se hayan tomado la molestia de organizar algo así por mí. Ni siquiera puedo creer cómo es que sabían que era mi cumpleaños.

Max me rodea la cintura desde atrás.

— Feliz cumpleaños, mi amor — me susurra al oído y ese simple gesto hace que me derrita en sus brazos.

— Feliz cumpleaños Nene— June se acerca a felicitarme dándome un fuerte abrazo.

— Muchas gracias June. — digo apenas saliendo de mi estupor.

— ¿ Creíste  que no sabíamos que era tu cumpleaños?

— La verdad es que pensé que no lo sabían y como me habían dicho que tenían planes para hoy, no quise interferir.

— Todo era parte del plan — responde Sara orgullosa después de felicitarme y abrazarme también — esperamos que la sorpresa te haya gustado.

— Me encantó, niñas, muchas gracias.

Me regalan una sonrisa radiante y se apartan para dejar que los demás invitados me feliciten.

— Felicidades pequeña, no sabes lo difícil que fue para mí rechazar tu invitación y sobretodo no felicitarte antes, pero así tenía que ser para que la sorpresa resultara.

— No te preocupes Matt, surtió efecto la estrategia, porque vaya que me sorprendieron.

— Emi, corazón muchas felicidades — Byron se abalanza sobre mí dándome un abrazo y un beso en la mejilla — espero que para el siguiente año en lugar de congelarnos en trasero aquí en la ciudad, festejemos tu cumpleaños en la playa.

— Claro que sí By— contesto riéndome.

Es el turno de Carlos de felicitarme, aunque casi no nos vemos pero también se ha convertido en un buen amigo, lo miro cuando se acerca a mí y algo en mi cerebro trata de encenderse, lo mismo que parpadea intermitentemente siempre que lo veo, pero no tiene sentido así que siempre termino descartándolo.

— Emi felicidades — me abraza fuertemente — eres una gran persona, noble, gentil y carismática, nunca dejes de serlo— me da un golpecito en la nariz.

— Gracias Carlos — le regalo una sonrisa — pero creo que te describiste a ti mismo,  no a mí.

Me regala su habitual sonrisa contagiosa y se reúne con Max, Byron y Matt para beber algo.

Es el turno de Dimitri y su novia de felicitarme.
Max me regala miraditas de vez en cuando que me encienden, pero aún tenemos mucho de qué hablar ese hombre y yo. Anya es una chica muy agradable y Dimitri la mira con ojos de amor, se le ve muy enamorado.

— Hola señorita Emi — Bruno se acerca tímidamente a mi, viene sosteniéndole la mano a su hermanita que es más pequeña que él, es delgadita y tiene un aspecto pálido que no me gusta. — Felicidades por su cumpleaños.

— Gracias Bruno — contesto, Bruno es de esos niños que a pesar de ser pequeños las circunstancias los hizo madurar rápido. Dirijo mi mirada a la pequeña que lo acompaña, la cual es tímida y se oculta tras el cuerpo de su hermano. — y está hermosa mujercita ¿Quién es?

— Ella es Luci, mi  hermana —contesta haciéndose a un lado para que su hermana me salude— ella es la señorita Emi, de quien te he hablado.

Tiene unos ojitos negros muy bonitos una melena risada espesa y  de color negro, es una niña muy bonita.

— Hola — contesta tímidamente — es usted muy bonita, mi hermano me habla mucho de lo bonita que es.

Bruno suelta una risita nerviosa, las mejillas se le tiene de un rosa adorable, cuando lo miro.

— Hola Luci, es un gusto conocerte, tu también eres muy bonita, me gusta mucho tu pelo y tus ojos.

— De verdad creé que soy bonita — sus ojitos brillan.

— Muy, muy bonita — contesto con una sonrisa.

— Por cierto, Feliz cumpleaños.

— Gracias Luci.

— Ven hermanita — le dice Bruno— te voy a presentar a un buen  amigo y socio de negocios — la madurez de este niño es sorprendente y escucharlo hablar es un deleite. Me siento orgullosa de él pero también me duele ver que no está disfrutando su infancia como debería.

— Ambos son  adorables ¿no es verdad?
June me entrega un vaso con bebida cuando se acerca a mí después de que los niños se fueron.

— Bastante, ¿quien los trajo hasta aquí? ¿Vinieron solos?

— Yo fui por ellos a su casa— suelta un suspiro pareciera que me quiere decir algo pero lo omite — no te preocupes, Nene, los regresaré a su casa después de partir el pastel.

— ¿Me compraste un pastel? — pregunto con ilusión exagerada.

— Claro que no — contesta como si le hubiera preguntado si sería capas de asesinar perritos  — lo horneamos para ti.

— ¿Horneamos? — repito — ¿tu y Sara?

— Sara, Byron, Matt y yo— contesta con orgullo, y en el fondo espero que agregue el nombre de Max, pero no lo hace — bueno en realidad lo hizo todo tu cuñado, los demás solo lo miramos hacerlo cuando no estábamos ocupados decorando el lugar y comprando lo necesario.

— Y…— hago una pausa — ¿Max les ayudó en algo?

Desvía la mirada hacia la izquierda, señal de que va a decirme una mentira.

— June — mi tono es de advertencia — por favor no me mientas, tu no por favor. Suelta un suspiro resignada.

— No — dice por fin — no estuvo aquí en todo el día, le dije de la fiesta,  la hora  y que fuera por ti, después pasamos al plan B porque tú no pensabas obedecerlo. Él acaba de llegar igual que tú.

No me entristece que no haya colaborado con la fiesta, lo que me mata es que me ha estado mintiendo toda la semana y eso me hace pensar mal de él y no quiero hacerlo, no quiero desconfiar.

— Está bien — fuerzo una sonrisa — tiene cosas que hacer lo entiendo.

Luci deja a su hermano con los hombres y se acerca a nosotras, nos ponemos a platicar entre mujeres, mientras los hombres platican entre ellos.

Nos ponemos como niñas pequeñas a jugar con los globos, los explotamos, los lanzamos y Luci se divierte mucho, su sonrisita me hincha el corazón, mientras su hermano  no la pierde de visita, sin duda cuida muy bien de ella.

La música se pone más alegre aún y empezamos a bailar, Luci sin duda es una gran bailarina, ésta niña tiene un don.

— Me dan ganas de reclutarla — Anya se acerca a mí cuando voy a buscar más bebida y dejo a Sara, June y Luci bailando, a quienes ya se les unió Byron y Matt.

— ¿Reclutarla? — inquiero intrigada.

— Tengo una escuela de baile — explica — reconozco el talento cuando lo veo y esa niña, con la guía adecuada, uff — resopla — llegará muy lejos.

Miro a la pequeña que me ha robado el corazón al igual que su hermano.

— Son huérfanos — le informo — dudo que sus familiares estén interesados. O que puedan pagar la escuela.

— Es una lastima — se lamenta— no por el dinero, sino por el apoyo.

Me va a seguir bailando pero ésta vez con su novio.

Yo me quedo mirando a Luci, y una idea poco a poco se va abriendo paso en mi mente.

Es un deleite ver a los niños divirtiéndose, y los adultos nos comportamos igual que ellos bailando y riendo.

Sara organiza varios juegos divertidos uno de ellos trata de quién se acaba primero una rosquilla que pende de un hilo sin usar las manos.

Competimos, Steven, Luci, June, Byron y Matt a quien por cierto nunca había visto que se divirtiera tanto y no le pasan desapercibidas  las miradas que comparte con Byron.

Spoiler, el juego lo gana mi pequeño Steven, pues de una mordida casi se come hasta el hilo, en segundo lugar queda Byron.

Max es el único que no está ni jugando ni bailando, mantiene su distancia conmigo, pero lo que me jode es que cada que lo miro está hablando por teléfono o escribiendo un mensaje.

Bruno lo observa con atención y se va a sentar junto a él, me he dado cuenta que intenta comportarse como Max, le hace falta una figura paterna, por eso inconscientemente imita a quien considera es un ejemplo a seguir y no podría tomar mejor modelo.

— Es hora de cantar las mañanitas y partir el pastel — grita Sara al público en general.

June saca el pastel más bonito que haya visto nunca, es de una combinación de blanco, lila y dorado, adornado con detalles de pequeñas flores. Pareciera un trabajo hecho por un profesional, no sabía que Matt supiera hacer pasteles.

Colocan el pastel en la mesa y de pronto veo como los invitados empiezan a poner cajas de regalos para mí.

— Gracias — me dirijo a todos— pero no tenían que hacerlo.

— Tonterías corazón — contesta Byron a quien toda la noche he visto muy juntito a Matt. — Es poco comparado con lo que te mereces.

En un repaso que doy con la mirada veo a mis pequeños dos amigos muy apartados justamente a un lado de una enorme maceta que tiene June  en su departamento.

Steven quien ha estado jugando con ellos parte de la noche y ahora está conmigo me sigue hasta que llego a ellos.

— ¿Pasa algo? — pregunto un poco preocupada, tal vez ya estén  cansados  y quieren irse a su casa, apenas son las ocho de la noche, así que muy, muy tarde no es, pero talvez ellos sienten que si.

— No, nada— se apresura a responder Bruno — solo que ya tenemos que irnos— lo noto algo nervioso y  retuerce los deditos de su manita.

Luci también parece apenada y agacha su cabecita, Bruno también lo hace. Su comportamiento me hace recordar las palabras de Enzo.

— Oigan — sostengo la barbilla de cada uno con cada mano— nunca agachen la mirada ¿De acuerdo? Frente a quien sea.

Ambos me miran a los ojos como analizando mis palabras.

Bruno alza más la frente con decisión y una chispa brilla en su tierna mirada.

— Ahora vamos a comer un poco de ese delicioso pastel y después los llevarán a casa.

Steven ladra en acuerdo y vamos a la mesa, todos me rodean en la mesa y quedo con el pastel justo en frente de mí. Max está a mi lado de   cantando muy bajito la canción de cumpleaños, como si me estuviera susurrando un secreto que solo yo deba escuchar, su voz y su cálido aliento golpeando mi oído me erizan la piel y provocan un cosquilleo en mis partes femeninas.

No debería excitarme el hecho de que me está cantando las mañanitas pero lo hace, ese es el efecto que este hombre provoca en mí.

Los niños miran con anhelo el pastel con las velas encendidas y me pregunto si alguna vez han festejado su cumpleaños.

— Ahora sopla las velitas y pide un deseo — espeta  June una vez que acabaron de cantar las mañanitas.

Cierro los ojos, pido mi deseo, inhalo fuerte y soplo las velitas incrustadas en el pastel.

Los aplausos estallan a mi alrededor y no me puedo creer que así termine el día de mi cumpleaños, rodeada de personas que me quieren y aprecian. Sin duda soy muy afortunada, una punzada de tristeza se quiere hacer presente al acordarme que mi mamá no me escribió ni un mensaje, pero no importa, ella así lo quiso entonces yo lo acepto.

— Que le muerda — grita una tierna vocecita infantil que desborda emoción. Miro a Luci quien tiene las manos juntas frente a ella en señal de plegaria, la ilusión en sus ojos me hace sonreír y a la vez me aprieta el corazón. — por favor — pide en un tono más bajito.

Me preparo para morder el pastel cuando siento que alguien me empuja.

— Lo siento Nene, es la tradición — se ríe June y todos estallamos en carcajadas. La risa de los niños me llena el corazón.

Incluso mi pequeño Steven ladra y mueve la colita.

Sara me pasa un puñado de servilletas para limpiarme el pastel del rostro mientras June empieza a repartir el pastel, el cual por cierto está delicioso.

—Te quedó un poco de pastel en el rostro — Max se acerca a mí y me toma de las caderas.

— ¿En dónde? — pregunto para limpiarme.

— Aquí — espero, pero en lugar de señalarme me pasa la lengua por la comisura de los labios y después me besa con hambre, el tipo de beso no apto para los niños que están presentes. — sé que te debo una explicación — me dice cuando se separa de mis labios.

— Es verdad.

— Disfruta de la fiesta y más tarde hablaremos, amor.

Asiento con la cabeza y me dispongo a comer un trozo de pastel al igual que el resto de los invitados.

— Y si abres tus regalos de una vez — propone Byron y las chicas lo apoyan.

Me acerco a la mesa donde están apiladas las  cajas y empiezo a abrirlas.

Recibo regalos hermosos, una bolsa de marca prestigiosa de parte de Byron, Matías me regala un hermoso brazalete de oro blanco con detalles en lila, seguro las chicas le dijeron que era mi color favorito, Carlos me regala un dibujo mío, si no mal recuerdo en el llevo la ropa del día en que nos conocimos, es hermoso no puedo creer el realismo del dibujo.

— ¿Tu lo hiciste? — pregunto sorprendida.

— Si, en mis tiempos libres me gusta dibujar — se talla la nuca con una mano.

— Tienes un gran don, es precios y una gran memoria, además.

— Me alegra que te haya gustado. Y como voy a olvidar tu atuendo de ese día, si Max no habló de otra cosa en todo el trayecto a su casa cuando lo llevé. Se tardó un poco en conquistarte pero me alegra que estén juntos.

— ¿Cómo? ¿De qué hablas?

Miro a Max y el está mirando a Carlos igual o más sorprendido  que yo.

— ¿Tu me llevaste a mi departamento esa noche? — Inquiere Max.

— Si, cómo todas las veces que llegas a ponerte demasiado ebrio para conducir, pero — hace una pausa y me mira con cautela — bueno, esa noche llevaste compañía.

— Carlos, después quiero que me cuentes lo que sabes por favor — pide Max pensativo.

No puedo creer la información que me está dando Carlos, y no puedo creer tampoco que Max parece no recordarlo, siempre creí que no se acordaba de mi esa noche porque no me reconoció o porque no había llamado su atención tanto como el llamó la mía, pero parece que hay algo más.

Continuo abriendo los regalos de todos, hay cosméticos de parte  Anya la novia de Dimitri, una membresía para un spa de lujo de parte de Dimitri, una colección de todos los libros de Penélope Douglas, mi escritora favorita, de parte de June y lo mejor de todo es que vienen autografiados con una nota especial.

— Eres la mejor — casi grito.

— Lo sé — contesta altanera.

— No lo puedo creer.

— Pues creerlo, Nene.

— ¿Cómo lo hiciste? — pregunto todavía en shock, no debe ser fácil conseguir todos sus libros autografiados y con una nota especial de la escritora felicitándome.

— Pues digamos que tengo mis palancas en el mundo editorial, Nene, así que no fue gran cosa.

Termino de abrir todos los regalos, pero rápido echo de menos a dos pequeños que no he visto desde hace unos minutos.

— June ¿y los niños? — pregunto un poco alarmada.

— No sé, los vi por aquí cuando empezaste a abrir tus regalos — contesta mientras barre el lugar con la mirada esperando encontrarlos.

Me pongo a buscarlos por cada rincón y cuando paso por la gran maceta que adorna la estancia de June, en donde los vi por última vez, algo brillante llama mi atención.

Me acerco y veo una diminuta cajita envuelta en lo que parece ser papel aluminio.

La tomo del lugar y la desenvuelvo, es una cajita de cerillos y cuando la abro dentro hay un par de aretitos, también de color lila.

Los aretitos son de fantasía pero muy hermosos, estoy acostumbrada a  apreciar las cosas por la intención, más que por el precio y sin duda estos aretes se han convertido en una de mis joyas más preciadas.

Sospecho por qué dejaron la cajita aquí.

Guardo el envoltorio y me pongo los aretitos, no traía unos puestos así que me vienen perfectos, me miro en un espejo que hay cerca y se me ven espectaculares, son hermosos y me encantan de verdad.

— Ya los busqué por todas partes y no están — reaparece una June visiblemente angustiada.

— Voy a buscarlos a la calle — anuncio — no deben estar muy lejos.

Salgo del departamento y me dirijo al ascensor, Max viene siguiéndome.

— Bonitos aretes — señala — incluso combinan con el brazalete que te dio Matt.

— Son perfectos — contesto.

— No entiendo por qué se fueron sin decir nada — frunce el seño.

— Lo que importa ahora es encontrarlos sanos y salvos.

Salgo del ascensor y los veo que van cruzando la puerta de salida, debieron bajar por las escaleras por eso aún los alcanzamos.

— Bruno — lo llama Max y los dos pequeños se detienen de inmediato.

— ¿Que pasó niños? — Les pregunto cuando llegamos a su lado — ¿por qué se van así de la nada?

Los dos inmediatamente notan los aretes que llevo puestos.

— Te dije que si le iban a gustar — le reclama Luci a su hermano.

— Oh — finjo demencia — ¿te refieres a estos aretes? Me los encontré allá arriba — señalo el piso del departamento de June — son preciosos y me encantaron,  sin duda uno de los regalos más valiosos que recibí hoy.

Los regreso al vestíbulo del edificio para evitar el frío de la noche.

— No son tan valiosos — vuelve a hablar Luci, Bruno está muy callado — le costaron diez pesos a mi hermano, aunque son baratos, le  costó juntar el dinero porque yo estaba enferma y necesitaba medicina — se calla de repente porque Bruno le da un pequeño codazo.

— Miren — los tomo de la mano y los llevo a sentar a un sillón que hay en el lujoso vestíbulo — el valor de las cosas no se mide con  base en su  costo en dinero, sino  con base en el esfuerzo, amor, voluntad, dedicación y sinceridad con la que se da. Y ustedes me acaban de regalar unos hermosos aretitos que valen muchísimo, más ahora que sé el esfuerzo que hicieron ambos para regalármelos.

— Me dio pena darle mi regalo señorita Emi — por fin habla Bruno— es que le estaban regalando cosas muy bonitas, grandes y caras y pensé que nuestro  regalito le parecería poca cosa.

— No Bruno — niego con la cabeza para hacer énfasis — jamás pensaría algo así.

— Es una persona muy buena señorita Emi, ahora veo por qué a mí hermano le gusta tanto.

— Claro que no — Bruno niega inmediatamente — no es que diga que sea fea, usted es muy hermosa, pero yo nunca me fijaría en la novia de un amigo — se apresura a aclarar y lo dice de una manera tan seria y solemne que se me derrite el corazón.

Max sonríe orgulloso cuando lo miro, mantiene su distancia pero sé que alcanzó a escuchar lo que Bruno dijo.

— Me alegro que pienses así Bruno.

— Además yo nunca me voy a casar ni a querer tener hijos— agrega con un pequeño ceño fruncido.

— Eres muy pequeño para tomar esa decisión — le doy un golpecito en la nariz con mi dedo. — cuando crezcas, conozcas a la indicada y te enamores, hablamos.

— ¿Y cómo sabré que es la indicada? — La curiosidad tintando sus palabras.

— Cuando la veas y sientas que te falta el aire, y cuando no la veas también. Cuando al tocarla sientas que una chispa te recorre el cuerpo y te hace cosquillas.

Le hago cosquillas y el se ríe.

— Cuando eso te pase con una persona — le digo cuando ha dejado de reírse — aférrate a ella y no la sueltes.

Me mira expectante con sus hermosos ojitos chispeando y asiente enfáticamente.

— Nene, los encontraste — grita June de alivio al llegar a dónde estamos.

— Estos pequeños fugitivos creyeron que se podían ir sin despedirse, pero yo aún quería un último abrazo de cumpleaños.

— Muy bien bebés, despídanse de Emi, que ya es hora de llevarlos a casa.

Me despido de los niños y June baja con ellos al estacionamiento por el ascensor.

— Vamos a que te despidas de los invitados y por Steven— sugiere Max— porque todavía falta mi regalo.

Pone su mano en mi espalda y me conduce hasta el ascensor.

Y tiene razón, ninguno de los regalos que abrí era de él, hasta ahora lo noto.

Subo a despedirme y agradecer por la fiesta, todos vuelven a felicitarme y abrazarme, Max me ayuda a cargar los regalos, yo le pongo la correa a nuestra bendición y nos vamos.

Cuando  vamos en camino a algún lugar siento que es momento de que él y yo hablemos antes de que la noche continúe.

Holaaaaa!!

Yo aquí reportándome con otro capítulo, espero les guste.

Aaahh y otra cosa, esperen en las próximas horas otro capítulo porque se portan bien, mis Nenes consentidxs,  sé que los estoy malcriado pero no me importa, se lo merecen.

Espero me recompensen con sus votos y comentarios.

Ahhh, otra cosa, este capítulo tiene muchos huevos de pascua escondidos, espero los encuentren, además de un fuerte spoiler  para un futuro lejano.  KEMOSION 🤭🤭🤭.

Otra cosa, ya la última, me dijeron en los comentarios de la nota que quieren la dinámica de hacer preguntas y que los personajes las respondan, ¿Qué les parece si empezamos el próximo domingo? Por ser el cumpleaños de Emilia.

Lxs quierooooo.

JL VELZ FUERA ❤️.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora