PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓

CAPÍTULO XVI- LA GALA PARTE 2

EMILIA

Se hacen las presentaciones de rigor y los recién llegados toman asiento, mi racha de buena suerte se ha acabado, pues es Max quien se sienta a mi lado.

La fiesta empieza, el maestro de ceremonias hace una pequeña introducción antes de que sirvan el banquete.

— Emilia y tú a qué te dedicas— inquiere Serena.

— Soy abogada de la firma — contesto.

— ¿Qué se siente trabajar con tu novia, Matías?

Matías suelta una risita y no me pasa desapercibido que mira de subrepticio a Max. Seguramente preguntándose de dónde sacó a esta mujer que hace suposiciones tan a la ligera.

— No es mi novia— responde y me mira con cariño — y tampoco tengo la dicha de trabajar con ella aún, pues no tenemos los mismos casos. Pero sin duda ambos escenarios serían extraordinarios al lado de esta mujer.

Su cumplido me hace sonreír como una tonta.

Enzo parece que el champagne se le quiso subir, porque tose disimuladamente e Isaac parece no gustarle el comentario, porque rápidamente interviene un poco molesto.

Max por su parte parece una estatua, inexpresiva y sería, debería tener mejor humor si se lo follaron antes de venir aquí.

— ¿ Estás bien? — pregunto a Enzo.

— Si, solo que… no me hagan caso continúen — balbucea pero comparte una mirada con Isaac.

— Tu y tu fijación por siempre decir cosas buenas de la gente aunque no sea verdad — suelta secamente Máximo.

— Que lastima que llame fijación a tener buenos modales— ataco.

— Tengo la convicción de que es mejor ser sincero y directo — rebate.

Idiota, solo porque el es siempre un hombre de las cavernas no significa que todos deban de ser así.

— Y tú ¿a qué te dedicas? —  pregunta Isaac para redirigir la plática, antes de que le pueda contestar a su hijo.

— Ah — la tal Serena se reacomoda en su silla, pareciera que ansiaba que le hicieran esa pregunta.

— Soy modelo de lencería, para Victoria’s Secret, específicamente — alardea.

Vaya, el hombre es de gustos caros.

— Debe de ser un trabajo ajetreado y exigente— comenta Matías.

— Por supuesto. Las pasarelas, cambio de vestuario, maquillaje,  pero también tiene su glamour.

Transcurre la cena entre platicas hasta que los invitados empiezan a deambular por el lugar, Enzo e Isaac se paran a platicar con las  personas que estaban en la mesa de al lado y con quiénes también los vi platicando antes de iniciar el evento, mientras yo busco con la mirada a June para ir a su mesa, también veo a Valentina y su secuaces en otra mesa, Valentina mira hacia acá y parece querer incinerar con la mirada a la tal Serena, y no la culpo, solo se la ha pasado hablando de su trabajo como si curara el cáncer o buscara la solución para encontrar la paz mundial.

Después de un rato y como si fuera poco mi sufrimiento llega Valentina a nuestra mesa a querer hacer plática con Matías, pero está claro que solo lo hace para bombardear a preguntas a Serena, quien se ha quedado sola pues Máximo está en la barra, hablando con algunos hombres y siempre que miro en su dirección está mirándome como si quisiera matarme.

— Buenas noches, damas y caballeros, espero que estén pasando una velada agradable, — empieza a hablar al micrófono el maestro de ceremonias —  ha llegado el momento de hacer el anuncio que nos ha reunido aquí esta noche.

Matías se levanta de su lugar y se dirige al escenario, junto con Isaac y Enzo, pasa al lado de Máximo y le dice algo y el niega con la cabeza y se queda en su lugar.

— Los aquí presentes somos testigos de la culminación de una era para dar paso a otra y así asegurar la prevalencia de un legado. — continúa el maestro de ceremonias.

Le otorga la palabra a Isaac quien da un discurso sobre el esfuerzo que significó él y para Aarón el padre de Enzo fundar la firma desde ceros y hacerla crecer hasta convertirla en la mejor firma de abogados del país y figurar entre las mejores firmas en los países en dónde tienen presencia, ya que Sanz & Bécquer Abogados es una reconocida firma internacional. Después es el turno de Matías para hablar.

— Toda mi vida me he preparado para este momento y admito que por más preparación que haya recibido esto no será cosa fácil, las expectativas en mí son altas y los zapatos que tengo que llenar son muy grandes, pero afortunadamente no estoy solo en esto, pues cuento con la ayuda de Enzo, quien en su momento ya pasó por esto y además un gran equipo me respalda para cumplir con esta  encomienda, sé que mantener la firma en dónde está no será trabajo fácil y menos aún llevarla un poco más allá, pero me atrevo a prometer que lo lograremos porque conozco a mis colegas y sé de qué están hechos, les presumo que tengo una mina de diamantes que ya muchos quisieran, pero yo tengo la fortuna de tenerlos conmigo. Además de contar también con mi hermano — apunta hacia donde está Máximo, quien solo se limita a asentir con la cabeza y a levantar su vaso que contiene un líquido ámbar— los tres, Enzo, Max y yo, nos encargaremos de  continuar con el legado de mi padre y Aarón.  Para no explayarme mas quiero terminar dándoles las gracias a nuestros, abogados, socios, clientes y amigos por estar aquí está noche.

No me pasa desapercibido el actuar de Enzo, desde que llegué lo noto pensativo, como si su mente estuviera en otra parte, durante los discursos lo atrapé mirándome, pero de nuevo era  como si sus ojos estuvieran puestos en mí pero en realidad no me mirara.

Los discursos terminan y los tres hombres bajan del escenario, rápidamente algunos invitados se aglomeran a su alrededor para hacer las felicitaciones pertinentes. Espero a que se despejen un poco y me acerco a felicitarlos también pero está vez junto con June.

— Harás un gran trabajo, Matt, estoy segura — le digo a Matías y después me dirijo a su papá, mientras June hace lo propio con Matías. — Señor Bécquer, me hubiera gustado trabajar mucho antes en la firma para conocerlo mejor.

— A mí también me hubiera gustado — dice en un tono de melancolía y mira de soslayo a Enzo— pero solo le estoy retirando no muriendo, puedes acudir a mí siempre que lo necesites por favor — ruega y me toma de las manos dando un ligero apretón — aunque se que no será necesario, porque Enzo está a tu lado, por favor deja que él te guíe y te enseñe todo lo que sabe— hay una súplica en su voz y el tono en que me lo dice que hace que se me erice la piel.

— Por supuesto señor.

— Pero aún así quiero que me visites, no me gustaría perder contacto contigo, hija.

Me tenso y siento como poco a poco la sonrisa que había en mi rostro se va desvaneciendo, jamás un hombre me había llamado así, ni de cariño, escuchar esa palabra dirigida a mi me incomoda y por alguna razón más viniendo de Isaac, lentamente zafo mis manos de su agarre. Él parece darse cuenta de mi incomodidad o de que cometió un error porque se disculpa.

— Lo siento, Emilia, si te incomodé es como me gusta llamar de cariño a la gente que aprecio— termina de decir y vuelve a mirar a Enzo, quien parece aturdido y atormentado, algo me dice que lo está pasando mal.

June, que sabe de mis problemas en ese tema me da un ligero apretón en brazo para mostrarme su apoyo, el cual agradezco mucho.

Me siento mal por hacer evidentes mis problemas frente a mis jefes, es solo una palabra de uso común que muchas personas usan para referirse así a otras, aunque no lleven su sangre, pero para mí es un título que alguien se negó a darme, nunca me había  dado cuenta que sentia  tanta aversión   por una palabra, cuatro letras nunca se habían sentido tan pesadas, más cuando sabes que hace años un hombre te creyó indigna de dirigirse a ti de esa manera.

— Discúlpeme usted a mí, no es eso— miento — tal vez algún día lo visite, si no le importa.— fuerzo una sonrisa.

— En lo absoluto.

— Enzo te pasa algo — no me aguanto las ganas y le pregunto, por alguna razón el ver que la está pasando mal, también me afecta a mi.

— No es nada, en verdad — me trata de tranquilizar.

Lo miro un largo momento estudiando su rostro y él hace lo mismo conmigo, un par de personas se acercan a nosotras y con ellas también Valentina, ya que son sus clientes.