CAPÍTULO IX - VÍBORA VESTIDA DE DIOR

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ENZO

La veo entrar con paso decidido a mi oficina, llevo mucho tiempo esperándola, tardó mucho más de lo que pensé que tardaría, su retraso me molestó pero ciertamente no puedo molestarme con ella, la primera semana fui amable porque en verdad no podía ser de otra forma, pero eso iba a levantar sospechas y no quiero eso por ahora, por eso empecé a ser un poco brusco para ocultar mis sentimientos hacia ella, pero odio la ineptitud, la impuntualidad, la mediocridad, la falta de sentido de la urgencia, y claramente ella tardó más de lo debido por alguna de esas razones, con otras personas, con otros miembros de la firma me enojaría, los reprendería severamente y ciertamente los ficharía para tenerlos vigilados y no dejarles pasar una más.

Esta firma no llegó hasta donde está siendo condescendiente con nadie, menos en el mundo de las leyes en dónde tienes que mostrar actitud y aptitud para lograr sobre salir y resaltar en un mundo lleno de puntos negros indistinguibles, por eso quiero ser exigente con ella, prepararla para un mundo que podría devorarla, ella tiene madera, malditamente la tiene, Dios, no puede ser de otra forma, pero por más que quiero ser severo con ella no puedo, toma todo de mí ser distante con ella cuando lo único que quiero es tomarla en mis brazos, quise hacerlo desde la primera vez que la vi de subrepticio, antes de que entrara a trabajar a la firma, antes de que incluso se graduará de la universidad, tan ajena e ignorante al hecho de que yo la observaba.

Fue amor a primera vista, me enamoré de ella, de sus ojos, de sus facciones, de sus capacidades y de quién es y de lo que representa.

Lo cierto es que ya no puedo alejarme de ella, no quiero hacerlo y no voy a hacerlo, por eso casi me volví loco cuando Isaac me propuso que ella también trabajara a la par de Máximo, conozco a ese cabrón y sé que ella no le cae bien, fue mi mayor orgullo cuando lo mandó a la mierda con su café, casi quería estrecharla en mis brazos, darle un beso en la sien y unas palmaditas en el hombro frente a todos, pero me contuve.

Sé que Máximo con tal de joderla y desquitarse es capaz de cualquier cosa, pero eso Isaac no lo ve, está empeñado en hacer que se lleven bien, que los tres, Matías, Máximo y ella, sean como los tres malditos mosqueteros, pero no sé da cuenta que puede meterlos a los tres en terrenos peligrosos. Ella es una mujer hermosa y ellos son hombres solteros y atractivos, la sangre fluye por mis venas como lava al sopesar esa posibilidad, la quiero lejos de ellos. No. La quiero lejos de él.

Se que no puedo protegerla de todo, aunque trato de hacerlo a la distancia sin que ella se dé cuenta, es fuerte y confío en su buen juicio, así que dejaré que trabaje con ambos, al final de cuentas y si todo sale como Isaac y yo lo planeamos así serán las cosas en su momento, pero los vigilaré, por mi parte trataré de ganarme su confianza y después su corazón, porque ella es el vestigio de...

- Aquí está el archivo, Enzo - empieza cautelosa interrumpiendo mis pensamientos, por mi parte trato de poner el gesto más severo que mis sentimientos por ella me permiten - tardé más de lo necesario, le aseguro que no volverá a ver tal irresponsabilidad de mi parte.

Me gusta lo que dice, no pone pretextos, no trata de excusarse, no se lamenta y mucho menos pide perdón, es directa, decidida y asume la culpa de sus acciones.

- Eso espero, Emilia. - es todo lo que digo respecto al tema. - dale un vistazo a el archivo por favor y cuando termines dime qué te parece.

- Por supuesto - hace el amago de ponerse de pie

- Hazlo aquí mismo, Emilia - la detengo - vamos a trabajar en el caso ahora mismo.

Se vuelve a sentar y se pone inmediatamente a la tarea, la observo empezar a leer los papeles en suma concentración y puedo escuchar los engranes de su cabeza trabajar.

Después de un rato termina de leerlos y me mira.

- Es el archivo de un caso en los que la firma se a enfrentado al miembro de otra firma un tal Daniel Zastiga socio de Limantur Abogados. - dice y puedo notar el asombro en su rostro

- Dime qué opinas

- Es implacable - musita a través de su estupor

- Lo sé, Zastiga es un gran abogado siempre...

- No - me corta y agita la cabeza en negación - no me refiero a él - frunzo el ceño - tú, Enzo, eres implacable, tú te has enfrentado a él y eres excepcional.

No es la primera persona que me lo dice, colegas, clientes, eruditos en la materia, el propio Daniel Zastiga lo ha reconocido y me lo ha dicho, pero nunca se sintió tan bien como ahora que ella me lo dice, mi pecho se infla y me siento extasiado con sus palabras y por el hecho de que piense eso de mi, sus palabras me hacen sentir más realizado que cualquier, caso que he ganado, reconocimiento o premio que me hayan dado por mi trayectoria.

- Gracias - quisiera decir muchas más cosas pero me obligo retenerlas el punta de la lengua por el bien de ambos.

- Lo digo en serio, si me impresionas solo con ver el expediente no puedo esperar a verte en vivo y en directo.

- Aprecio tus palabras, Emilia - trato de no sonar afectado - ahora qué te parece si continuamos.

- Claro.

Le pedí que analizara el expediente para que analizara el modus operandi de Zastiga, me gustaría que ella fuera quien defendiera el caso sobre abuso sexual del que le pedí que analizara la pila de archivos la semana pasada, fue rápida en hacerlo y no dejó pasar ni un detalle, pero reconozco que aún está un poco verde y Zastiga es un abogado despiadado, por eso solo quiero que trabaje en esto apoyándome pero seré yo quien se encargue de enfrentarlo, quiero que se empape de conocimiento y experiencia para que cuando llegue la hora de armar y defender un caso sepa cómo hacerlo, pues reconozco que adolece de pericia pero no de ganas y aptitud.

La tarde se nos va analizando el trabajo del abogado, así como el mens rea y el actus reus del caso para analizar los hechos y preparar la defensa, así como el avance del caso que se debe presentar a la junta.

- ¿Qué te parece la ciudad? - pregunto casual cuando hemos terminado el trabajo por hoy.

- Me gusta - contesta dejando a un lado la computadora portátil que le di para trabajar- es realmente hermosa y mágica, me agrada vivir aquí.

- Me da gusto escuchar eso, ¿ya has tenido tiempo de explorarla?

- No del todo la verdad, pero no hay prisa ya habrá tiempo de hacerlo, no planeo irme de aquí pronto, a decir verdad, no planeo irme, así que ya tendré la oportunidad de hacerlo - sus palabras me llenan de satisfacción, saber por ella misma que la ciudad le gusta y planea quedarse me alegran, de pronto una imagen de ella y yo recorriendo la ciudad y llevándola a conocer los museos más importantes de ésta me llega a la mente, lo que daría por poder compartir momentos como ese con ella.

Inicio una plática superflua sobre cosas que no tienen nada que ver con el trabajo, ni con nada en especial, lo hago por el simple hecho de pasar un rato con ella como dos conocidos, no como jefe y empleada, que aunque esa idea me moleste eso es lo que soy para ella, solo su jefe y aunque para mí ella sea mucho más que una empleada no puedo cambiar la forma en la que ella me mira, únicamente como su jefe y nada más, pero de mí depende que eso cambie y me vea de otra manera, de la forma en que debe hacerlo.

- Bueno es hora de retirarnos - le digo después de un rato de platicar.

- Es verdad, nos vemos mañana, Enzo.

- Hasta mañana Emilia - sale por la puerta de mi oficina y yo me dispongo a guardar y ordenar mi lugar de trabajo.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora