EXTRA II - MI CAMINO A CASA

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ESTE EXTRA TIENE LUGAR EL DÍA QUE STEVEN SE PERDIÓ Y CUANDO EMILIA LO ENCONTRÓ, ASI COMO TIEMPO DESPUÉS.

STEVEN

Me echo en la estrecha jaula en dónde me encuentro, apoyo mi cabeza sobre mis patas delanteras y me dedico a esperar, me metieron desde que papá me trajo a aquí hace más de una semana, tuvo que salir de la ciudad y siempre que tiene que hacerlo me trae a esta guardería, a mí no me gusta estar aquí, pues todo el tiempo me tienen encerrado, solo me sacan por unos minutos y me vuelven a meter.

Me he dado cuenta que solo cuando saben que papá está a punto de llegar me sacan a la zona de juegos para que cuando papá llegue piense que siempre juegan así conmigo, pero no es verdad, aquí nadie juega con los otros perritos, todos estamos en jaulas y además nos tratan mal.

Cuando papá me trae aquí le demuestro que no me gusta, pero tal parece que no me entiende.
Levanto mis orejitas cuando escucho un ruido y observo cómo uno de los empleados abre  la puerta trasera del recinto y sale a fumar un cigarro, no tienen cuidado con las puertas, pues saben que siempre estamos encerrados, así que no corren el riesgo de que nos escapemos.

Otra empleada entra y abre mi jaula, me van a sacar al área de juegos porque seguro papá está a punto de venir por mí, me saca de la jaula y tarda en ponerme la correa, miro hacia el otro extremo del pasillo en donde la puerta está semi abierta, me debato entre salir corriendo e irme yo mismo a casa o esperar a papá.

Tomo una decisión y antes de ejecutarla me apresan poniéndome mi collar y la correa, ni modo ya será para la próxima ocasión.
Me sacan al área de juegos y al cabo de poquito tiempo llega papá por mí.

—Señor Bécquer — la mujer joven que siempre reniega cuando nos alimenta y nos avienta de malas maneras la comida, le ronronea a mi papá —Steven es un niño muy consentido en este lugar — ruedo los ojos al escucharla hablar así, ahora resulta que soy un  niño humano, y cuando no hay nadie a la vista más que trabajadores de la guardería, de perro mugroso no me baja— yo personalmente me encargo de cuidar bien de él.

Trata de pasarle  la mano por el pecho con una sonrisa coqueta, pero papá le detiene la mano antes de que lo toque, aunque también le regresa la sonrisa juguetona.

Conozco esa sonrisa, se la dedica a todas las mujeres con las que se quiere aparear, cuando vamos a un parque, es la misma que le dedica a la mamá de otros perritos, después intercambian sus números telefónicos, en la noche papá se marcha y llega de madrugada, después ya no volvemos a ir a ese parque. Me molesta porque yo ya no vuelvo a ver a mis amiguitos, pero en fin, es mi papá y así lo quiero.

Se agacha a acariciarme y yo me acerco muy contento a él, pero inmediatamente detecto un tenue olor en su ropa, olfateo más a profundidad para captar ese dulce  aroma afrutado, me gusta ese olor, sigo olfateándolo y recibiendo sus caricias.

—Que rico hueles papá —ladro, pero no me entiende. No importa, solo espero que todos los días huela como hoy.

* * * * *

Hoy me encuentro nuevamente en mi celda, entiendo que papá es un hombre muy ocupado y que a veces no me puede dedicar mucho tiempo, pero debería mejor dejarme en casa, allá estoy más cómodo, aunque estoy encerrado pero mínimo tengo más espacio, puedo ver la televisión, tengo los juguetes que él y tío Matt me compran y el tazón de mi agua y comida están disponibles a la hora que a mí me dé hambre, aquí debo esperar hasta que se les antoja darme de comer.

El empleado de siempre sale a fumar por la puerta trasera e igual que todos los días la deja abierta.

La mujer empalagosa llega a sacarme de la jaula, abre la puerta y me pone mi collar, pero algo en su celular le llama la atención y se pone a reír como tonta mientras escribe.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora