CAPÍTULO XLII - TE ESTARÉ ESPERANDO

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ENZO

— ¿Qué fue lo que se llevaron? — ladro al jefe de seguridad de mi casa.

— El contenido de su caja fuerte señor— contesta estoico.


Corro hasta mi despacho, en cuanto me avisaron del robo regresé inmediatamente a mi casa, estaba fuera, tenía ganas de ir a visitarla sin importar el riesgo que corría de que me vieran y en el camino Isaac me llama para informarme que a él también le robaron, esto no es una maldita coincidencia.

Quien quiera que ahora tiene esa información sabe cosas muy valiosas sobre Isaac y sobre mí.

La puerta de la caja fuerte está abierta de par en par, está vacía excepto por los fajos de billetes que aún siguen dentro, y en dónde deberían estar los documentos que tanto atesoro no hay nada, el dinero fue dejado como una burla.

Con Isaac hicieron lo mismo, no sé qué vaya a pasar ahora que esa  información anda libre, el departamento de relaciones públicas de la firma no ha informado nada al respecto sobre si alguna información se ha filtrado, si eso pasa no quiero ni imaginar los estragos que causará.

— ¿Tienes idea de quién pudo haber sido?— pregunto a Isaac tan pronto me responde la llamada.

— No — su tono es serio — prepárate para lo que viene — agrega en tono sombrío.

— ¿ Qué es lo que viene? — musito.

— Lo peor.

Estrello mi teléfono en el mármol del piso haciéndolo añicos.

El jefe de mi seguridad entra alarmado por el estruendo.

— Quiero los vídeos de las cámaras de seguridad — ordeno.

— Las grabaciones fueron borradas — informa.

— Consígueme un hacker, el mejor que puedas encontrar,  necesito que recuperen esas grabaciones o identifiquen mínimo desde donde accedieron para burlarse de ustedes en sus propias caras.

— Si señor — asiente y se marcha.

Me dejó caer en la silla detrás de mi escritorio pasándome las manos por el cabello y casi arrancandome los mechones por la frustración.

Creí que esa información estaría más segura aquí que en la firma, pero me equivoqué.

Esto no es una coincidencia, quien irrumpió aquí y en la casa de Isaac sabía perfectamente que encontraría algo mejor que el dinero.

Miro por la ventana el cielo está en penumbras hace mucho que oscureció, llevo aquí muchas horas pensando en cómo le vamos a hablar con la verdad a Emilia, pensando en cómo va a reaccionar y en qué pasará después.

La cabeza ya me duele de tanto repasar una y otra vez la conversación.

Cuando regresó a México y le pedí hablar con ella antes de regresar a Tulum era para acercarme más a ella y también para tantear en qué punto está su relación con Natalia, pero dadas  las circunstancias ya no puedo seguir el paso que hasta ahora llevo, he tomado una solución y es decirle toda la verdad de una vez, antes de que la maldita bomba explote y nos salpique de mierda a todos y entonces ya haya manera de limpiarla.

Me quedo absorto en mis pensamientos un momento más, no sé cuánto tiempo más pasa, pero cuando reaccionó el sol está nuevamente en el cielo.

— Señor— tocan la puerta mi despacho. Es la voz del jefe de mi seguridad.

— Pasa —ordeno.

— El hacker lo espera en la sala de control de seguridad.

La sala de control es el lugar desde donde se monitorea la seguridad de la casa desde dos cuadras a la redonda antes de llegar aquí.

— Tengo que tomar una ducha, ponlo a trabajar mientras tanto.

Tomo una ducha de agua fría para despertarme, cuando salgo me miro al espejo y noto bolsas debajo de mis ojos acompañadas de unas sombras que me dan el aspecto de estar más viejo de lo que soy.

Cuarenta años no son nada pero parece que he envejecido una década en una sola noche, tan solo por la preocupación e incertidumbre.

— Que nadie me moleste — ordeno a mi ama de llaves cuando salgo de mi recamara y me encamino a dónde me espera el hacker.

— Si señor Sanz — contesta.


EMILIA

— Nos vamos por la tarde, mi amor,  ya está programado el plan de vuelo — me informa Max por la mañana, ahora estamos lavando los platos que ensuciamos en el desayuno.

— Tengo que ver a Enzo, me pidió que lo viera antes de que regresara a Tulum, seguro quiere hablar sobre el caso en el que le estoy ayudando, después veré a June.


— De acuerdo— se acerca y me deposita un beso en la nariz.

Aún no hablo con él sobre la  discusión con mi madre antes de que me fuera, no por falta de confianza, sino porque me duele recordarlo, no sé en qué momento mi relación con ella se deterioró tanto y llegamos a terminar pelando cada que nos vemos, tenía la esperanza de que nuestra relación mejorara  y estar unidas de nuevo como la pequeña familia que siempre fuimos, para que después yo empiece a formar la mía  propia , la cual ahora constará de Max y Steven , pero ella no quiere eso y me duele.

Tal vez no digo nada porque en el fondo quiero que recapacite y no quiero que la opinión que llegue a tener Max de ella se vea afectada por este tipo de enfrentamientos los cuales quiero pensar que serán pasajeros.

Agradezco que mi novio me de mi espacio y no me presione para saber lo que pasó.

— Tengo un par de cosas que hacer antes de irnos, ¿te parece si nos vemos aquí por la tarde?

— Si mi amor.


Me besa dulcemente en los labios, cuando se separa sostiene mi rostro entre sus manos y sonríe, esa sonrisa que tanto adoro y solo es para mí.

Max se marcha y yo trato de ponerme en contacto con Enzo pero no entran las llamadas, pareciera que tiene el teléfono apagado.

Me pidió hablar conmigo antes de que me fuera a Tulum, así que me debato entre seguir insistiendo o ir a su casa a visitarlo, Max me comentó  que robaron la casa de Isaac y   Enzo, así que no sé si sería prudente ir allá.

Me muerdo la uña del pulgar mientras analizo mis opciones, al final me decido por ir a su casa, lo peor que puede pasar es que no me pueda recibir.

— El señor Sanz está ocupado señorita y no la  puede recibir — me informa una señora de unos cincuenta años aproximadamente, tiene uniforme de servicio así que deduzco que ha de ser el ama de llaves o como quiera que la gente rica les diga. Y tal como lo sospeché, Enzo no me puede atender.

— Podría por favor decirle que soy Emilia Castelar, él pidió hablar conmigo, soy abogada de su firma, voy a salí de la ciudad hoy mismo así que ya no podré hablar con él.


— Lo siento él me pidió estrictamente que nadie lo molestara y menos si se trata de trabajo.

— Está bien, muchas gracias, me he tratado de comunicar con él y no me contesta, podría decirle por favor que vine a buscarlo y que hoy mismo me marcho, por favor.

— Si señorita.

Resoplo y me subo a mi auto, solo espero que lo que tenía que hablar conmigo no sea demasiado importante, me sentiré muy mal si lo era y no pudimos hablarlo.

Llamo a June y Sara para reunirnos a comer y ponernos al día de nuestras vidas, hablamos muy seguido pero las extraño mucho, son varios meses sin verlas.

— Nene — chilla June cuando me ve.

— Emi — Sara no se queda atrás.

Las dos corren a abrazarme mientras los comensales del restaurante nos miran con el ceño fruncido, para lo que me importa,  hace mucho que nos veo a mis chicas así que haremos todo el escándalo que queramos, solo espero que no nos saquen del lugar.

— Lo amo, pero tengo miedo ser la única de la relación que se esté enamorado — le digo a las chicas cuando ya estamos sentadas en la mesa comiendo nuestros platillos y ya nos hemos puesto al día en lo principal, ahora estoy confesándoles mis miedos en mi relación.

— Nene por favor, ese hombre está más que enamorado de ti.

— Si Emi, hasta un ciego se podría dar cuenta de que lo traes comiendo de tu mano.

— Entonces porque no me ha dicho que me ama— farfullo. — yo hace mucho que lo estoy pero no quiero provocar que salga corriendo.

— Dale su tiempo,— aconseja  Sara — pero creo que sí tú lo sientes deberías hacérselo saber, la vida es demasiado corta como para callarse los sentimientos, más cuando se trata de un te amo. Después no nos quedará nada más que el hubiera y eso sí es realmente doloroso.

— Imagínate que él tenga el mismo miedo que tú y por eso aún no te lo dice.

Me muerdo el interior de la mejilla sopesando sus palabras.

— Está bien —accedo, mi corazón empieza a bombear más rápido en mi pecho ante las posibilidades.

— Así se habla, Nene.

— Y cuando vas a volver Emi— pregunta Sara haciendo un puchero. — te echamos mucho de menos.

— Espero que sea pronto, no falta mucho para terminar la primera fase del proyecto.

— La noche de tacos no es lo mismo sin ti.

— Hace mucho que como tacos — reflexiono — June, ahora ya se me antojaron unos tacos — chillo y ellas ríen.

Cuando salimos del restaurante caminamos por la acera sin rumbo fijo, solo vamos platicando aprovechando el tiempo que tenemos para convivir antes de que me vaya.

Unas cuadras más adelante nos topamos con Carlos, cuando lo miro una nueva conciencia me ataca, siempre lo he visto de noche pero hoy a la luz del día todo se acentúa aún más.

— Carlitos — June saluda primero.

El devuelve el saludo a cada una con un beso en la mejilla.

— Cuánto tiempo sin verte Emi.

— Si, lo sé , espero regresar pronto para probar esos deliciosos tragos que preparas.

— Te prepararé una nueva mezcla en la que estoy trabajando.

— Excelente. Mmm y como van tus estudios — ofrezco, si no mal recuerdo el trabajo en el bar era para pagar su carrera.

— Muy bien— se le ilumina el rostro con mi pregunta — en unos meses empiezo mi internado médico, después solo me faltará un año de servicio para poder ser médico cirujano.

— Oye que bien, te felicito. No sabía que estuvieras estudiando medicina.

— Nunca se había dado la oportunidad.

— Pero como logras hacerlo, es decir, es una carrera muy complicada y demandante. — se sonrojan un poco y se rasca la nuca.

— Se puede decir que se me facilita mucho retener información, así que lo que al promedio le costaría aprender, yo lo memorizo casi al instante, eso ayuda mucho en la carrera, además el trabajo en el bar lo tomé para pagar la carrera, después por mis altas notas un benefactor se fijó en mí y me ayuda a pagar  todos los gastos de mis estudios, colegiatura, libros, etc,  ya me había encariñado con el trabajo del bar así que no quise dejarlo.

No puedo creer que no sabía nada de la vida de alguien a quien considero un buen amigo.

— Llegarás muy lejos Carlos— auguro.

— Si algún día necesito una operación, Dios no lo quiera, me gustaría que tu fueras quien lo hiciera — agrega Sara dramáticamente y todos nos reímos mientras avanzamos por la calle ahora platicando los cuatro y comiendo un helado.


MAX

Llego al lugar en dónde se supone tienen lo que tanto he buscado pero nada me convence, la mayoría de las personas se conformaría con las opciones, pero yo no soy como la mayoría, así que decido establecer mis estándares y hago que fabriquen lo que busco desde cero, cómo todo lo que estoy planeando para ella.

Salgo del lugar satisfecho con lo que he logrado y me voy al penthouse dónde encuentro a mi chica la cual parece que no hace mucho llegó.

Pasar la mayor parte del día separado de ella me está pasando factura y lo único que quiero hacer es enterrarme en ella.

— Hola — susurro tomándola desde atrás y ahuecando sus pechos, ella ladea la cabeza como una invitación a que me deleite con su cuello y yo como el hombre obediente que soy, lo hago.

— Hola, te extrañé — musita, extendiendo la mano hacia atrás y palpando mi erección dándole un apretón. Me vuelve loco que haga eso, que no sea tímida y no tenga reparos en manosearme y tocar mi cuerpo como le plazca.

— Ya me di cuenta, gatita.

Doy pequeñas mordidas a su cuello mientras mis manos viajan al sur de su cuerpo, subo poco a poco el vestido hasta llegar a sus bragas y las arranco de su cuerpo, ella gime en protesta o aprobación, no estoy seguro.

Paso mis dedos por su hendidura, dando ligeros toques con solo la yema de mis dedos como fantasmas a lo largo de su abertura, sus gemidos se hacen más audible e inclina las caderas buscando mi toque, alejo mis dedos para que no lo logré.

— Max  — gimotea.

— Mmm— tarareo, continúo con mis besos sobre su cuello y clavícula.

— Te necesito — suspira.

— A mí — succiono un poco su carne, aún continuo burlándome de su entrada— o a mi polla — balanceo mis caderas en su trasero para que pueda sentir mi dureza.

Mi dedo ahora dando pequeños roces en su clítoris.

— Ambos — gime cuando presiono mi dedo medio en su entrada, el cual entra demasiado fácil por su humedad.

— No puedo negarte nada Kätzchen.

La llevo contra el sofá más cercano y la inclino en el reposa brazos, su culo queda preciosamente levantado.

Tomo el dobladillo de su vestido y lo levanto, cual novio que levanta el velo de la novia para darse su primer beso como marido y mujer. Yo hago lo mismo con su vestido, encontrándome la mejor vista que mis ojos hayan visto jamás.

Su coño pequeño y rosadito está llorando porque le meta mi verga, pero hoy tengo ganas de hacerlo sufrir un poco más.

Vuelvo a meter mis dedos pero está vez son dos, ella suelta pequeños y entrecortados gemidos mientras trabajo su entrada estirandola para mí.

Está tan apretada que siempre que la penetro tengo miedo de romperle algo por dentro.

Cuando despego  la vista de su coño tragando mis dedos me encuentro con que se ha bajado la parte delantera del vestido y está pellizcándose deliciosamente los pezones.

Saco los dedos de su interior y los saboreo en mi boca, deleitándome con la dulzura de sus jugos.

Saco mi polla rápidamente y poco a poco la voy guiando a casa.

Ambos gemimos cuando estoy enterrado hasta las bolas en ella y mis testículos empiezan a golpear su clítoris hinchado cuando me empiezo a mover.

La levanto un poco de los hombros y la sostengo de ahí para hacer palanca y enterrarme más en ella.

— Continua haciendo lo que haces— la insto— me encanta cuando te tocas gatita, aún me  debes  que me enseñes como te masturbas — le recuerdo.

Suelta una risa de suficiencia y continúa magreándose las tetas, en respuesta saca el culo para que pueda enterrarme aún más en ella si es posible.

Anoche no le hice el amor, cuando llegamos a casa nos duchamos juntos lágrimas resbalaban en sus mejillas confundiendose con el agua, después  la arrope a mi lado, la abracé fuerte y después de un rato se quedó dormida, no tengo nada en contra de su madre, aún no sé bien la relación que tienen ambas pero un sentimiento amargo crece en mi interior porque no está bien que ella quede devastada después de visitarla.

Cuando terminamos ambos quedamos sudorosos y pegajosos así que nos duchamos, hacemos el amor otra vez y después partimos hacia la pista privada de vuelta a Tulum.

— Cómo es tu relación con tu madre — su tono es bajo, casi un susurro, apuesto que pregunta tratando de encontrar un poco de afinidad con la  relación con su madre, aunque no creo que la haya.

— No es buena — contesto mirándola a la cara y estrechando un poco más sus mano entre las mías, estamos  en el avión.

No es un tema que me guste hablarlo con las personas ni siquiera con mis amigos pero con ella incluso este tipo de cosas se siente bien, quiero que sepa todo sobre mí, incluso eso.

— Cómo podría llevarme bien con alguien que creyó que concebirme era una buena idea para retener al hombre que ama. — sus ojos se encuentran con  los míos. — solo iban a tener un hijo, pero cuando mi madre se enteró de las infidelidades de Isaac y que él estaba en una relación extra marital con alguien más y planeaba divorciarse se embarazó al propósito para retenerlo, lo cual no funcionó del todo pues tres años más tarde igualmente se divorció de ella.

— ¿Cómo sabes que se embarazó al propósito?  — inquiere dubitativa.

— Escuché una plática, tenía solo diez años cuando lo supe y aún a esa corta edad entendí lo que significaba o por lo menos lo que significó para mí. ¿Cómo se supone que me iba a querer igual que a Matías cuando yo solo era un gancho el cual no sirvió de nada?

— No digas eso— hay dolor en su mirada. — El hecho de que la razón de tu concepción haya sido errónea no quiere decir que no te quiera igual que a Matt. — Alzo los hombros.

— No me importa, aprendí a vivir con eso, ese día entendí que su amor por mí no sería igual al que le tiene a Matías y no pretendo que así sea, de todos modos cuando se divorciaron Isaac se quedó con nuestra custodia así que a ella la veíamos solo en vacaciones, una vez que tuve la  edad suficiente decidí ya no visitarla y evadir sus acercamientos cuando ella me buscaba, me apoya en lo de ser piloto , una muestra de eso es que Koert  mi tío,  su hermano me ayudó para ingresar a las carreras pero no puedo dejar de pensar en que lo hace para compensar y redimirse ante mí.

— Creo que estás siendo muy duro — comenta.

Reflexiono sus palabras pero me cuesta trabajo cambiar mi forma de ver las cosas. Quizás tenga razón o tal vez ella es tan buena que nunca pensará mal de alguien.

— ¿Tu le darías una oportunidad a tu padre si él intentara acercarse? — pregunto tratando de ponerla en perspectiva, inmediatamente se pone rígida y me pregunto si fui demasiado lejos, ya me había comentado que no lo conoció y que no tenía interés en hacerlo.

— Él nunca se interesaría por hacer eso — su respuesta es rígida y aunque no lo diga sé que le duele.

— Cómo lo sabes.

— Si no le importé cuando era pequeña menos ahora,  tiene su propio familia incluso creo que tiene hijos.

— Entonces tienes por ahí medios hermanos que no conoces — afirmo— has pensado en que seguro te los has encontrado alguna vez y no lo sabes.

— Supongo que tampoco me importa — alza los hombros — estoy bien como estoy ahora. El intentó que mi madre me abortara, así que supongo que si ella le hubiera hecho caso, tu y yo no nos abríamos conocido.

La idea me deja sin aliento, la conciencia de cómo una sola decisión cambió el rumbo de las cosas.

— Y si tu madre no te  hubiera concebido, sin importar la razón, yo tampoco no te hubiera conocido, así que supongo que por el simple hecho de ser quien te trajo al mundo ya le tengo aprecio.

Sonrío conmovido por el enorme corazón que tiene , quisiera tener el mismo que ella para poder sentir lo mismo por mí madre, pero es difícil cambiar tus convicciones de la noche a la mañana.

Cuando aterrizamos y llegamos de nuevo a la mansión ya es de noche, nuestro pequeño Steven nos recibe ansioso por nuestras caricias, busco por la estancia si está a la vista Valentina pero no la encuentro, mejor que se mantenga alejada.

— Amor te necesito decir algo — la sostengo de la mano mientras subimos las escaleras hasta nuestra habitación.

— Claro te escucho — mi estómago se revuelve por la ansiedad de no saber cómo va a reaccionar cuando le cuente lo de Valentina.

— En la habitación hablamos — señalo con la cabeza el pasillo hacia nuestra habitación, esto tiene que ser en privado y no a mitad del rellano de las escaleras.

Luce cansada por el viaje, sus ojitos están dormilones pero ahora que encontré el valor para decirle no quiero dejar pasar la oportunidad.

Llego a la habitación y cierro cuidadosamente la puerta con un click, ella se sienta en la cama, se quita las flats y   se da masajes en los pies, me arrodillo frente a ella y empiezo a darle tratamiento a sus pequeños pies, masajeo el talón y el tobillo.

— La última noche que dormí aquí— empiezo — antes de ir a verte paso algo que… — los golpes en la puerta de nuestra habitación me detienen.

— Max — grita Matías — te dije que me avisarás cuando llegarás tengo que hablar contigo.

Me levanto y voy a abrir la puerta.

— Que quieres Matías — espeto un poco molesto por la interrupción — ¿no puede esperar hasta mañana?

— No — me devuelve el tono — vamos al despacho.

Mi mirada se dirige a mi novia quien ahora está parada detrás de mi.

— Hola Matt — saluda.

— Hola Emi, solo necesito avisarle de algo y en un momento regresa.

Esto lo dice tomándome del antebrazo y sacándome de la habitación mientras yo suelto una sarta de maldiciones por su intrusión.

— Estaba en medio de algo importante idiota — le reclamo mientras caminamos por el pasillo hacia el despacho.

— Tienes toda la noche para eso y si no te apendejas tendrás toda la vida — responde secamente.

Entramos al despacho y cierro   de un portazo.

— No cerró — comenta con sarcasmo.

— De qué quieres hablar  — lo apuro —no tengo toda la noche.

— De ahora en adelante y hasta que esté seguro de que no corremos peligro de ningún tipo, nuestro padre quiere que aumentemos nuestra seguridad, lo que significa que tienes que tener guardaespaldas en todo momento y también Emilia.

— ¿ Por qué también ella? — reclamo.

La idea de que Emilia tenga seguridad me complace, lo que no me gusta es que de algún modo la mierda de Isaac también la afecte a ella y la ponga en riesgo.

— Tómalo como una medida en general, él me pidió que Emilia también estuviera custodiada en todo momento, fue específico con Emilia pero yo creo que porque no estaba al tanto de que Valentina estaba aquí también, así que la seguridad se extenderá a ella también.  Por favor no quiero problemas al respecto, por eso quise avisarte ahora mismo para que mañana no hicieras un berrinche cuando la seguridad te acompañe hasta a cagar.

— Imbécil — susurro saliendo del lugar.

Cuando llego a la habitación me encuentro a mi gatita acurrucada en la cama durmiendo tranquilamente, se quedó dormida con un libro en la mano esperando a que llegara.

Sonrió ante lo inocente que se ve y me desvisto para acurrucarme a su lado haciéndole cucharita.

Ya no pude hablar con ella sobre lo de Valentina, se remueve un poco en mis brazos y la estrecho aún más a mí.

Un sentimiento de protección surge en mi pecho, siempre he sabido que ella no le gusta sentirse frágil o que necesita que alguien la cuide pero eso no impide que quiera protegerla y resguardarla para que nadie la lastime. Ni siquiera yo.

— Valentina hizo algo conmigo que yo no quería — susurro contra su cabello, sé que está completamente dormida y no puede escucharme pero necesito sacarlo de mí y decirlo en voz alta, el ocultarle algo así se siente como  si un parásito se comiera mis entrañas, tomaré ésto como un ensayo para mañana cuando se lo diga. — mientras yo dormía se coló en la habitación y me masturbó hasta que desperté, yo me puse duro porque estaba soñando contigo y cuando me di cuenta de lo que estaba pasando inmediatamente la eché de la habitación y yo me marché a CDMX no podía soportar estar un momento más bajo el mismo techo que ella y lejos de ti mi amor. Solo espero que entiendas mi explicación y no pienses que te he traicionado. No quiero perderte.

La abrazo aún más fuerte cuando digo lo último y obligo a mi mente a apagarse e intentar dormir un poco.

Escucho el susurro de algo pero mi mente está más dormida que despierta para comprender.

Cuando despierto escucho el agua salir de la regadera, me levanto y encuentro a mi novia tomando un baño.

— Hola — entro a la cabina y la abrazo por detrás mi erección rápidamente busca su camino entre sus nalgas mientras le ayudo a enjabonar sus pechos.

— Hola — saluda con una risita.

— ¿Necesitas ayuda? — Pregunto inocentemente antes de bajar una de mis manos y empezar a masturbarla con lo resbaladizo del jabón mientras mi otra mano pellizca sus pezones.

— Si — gime — parece que tú también — dice alcanzando mi erección y empezando a masturbarme.

Ambos continuamos nuestras caricias hasta terminar en un orgasmo arrollador, sin penetrar solo masturbándonos mutuamente.

La abrazo fuertemente cuando terminamos de limpiarnos y nos quedamos un momento bajo el agua caliente.

Una sensación que no me gusta se instala en mi pecho y la abrazo más fuerte necesitando sentir su cuerpo entre el mío, asegurándome de que es real y no una ilusión de mi mente.

Cuando bajamos por las escaleras le informo que vamos a tener seguridad por un tiempo gracias a la mierda de Isaac, ella parece ser más comprensiva con el tema que yo, pero odio que las acciones de otros nos afecten a ella y a mí.

— No te preocupes, no va a pasar nada — dice tratando de tranquilizarme pero por una maldita extraña razón me siento más ansioso. Justamente hoy que ambos vamos a estar separados casi todo el día.

Cuando salimos de la casa afuera ya están las camionetas blindadas esperándonos cada una custodiada por sus propios escoltas.

La llevo a la camioneta que ella va a usar y casi me voy para atrás cuando noto que adentro ya está Valentina esperando.

— ¿Pasa algo? — pregunta cautelosa mi novia. Aprieto los dientes deseando haberle contado todo mientras estábamos en la ducha. La tomo de la mano y la alejo de la camioneta para poder hablar con ella, alcanzo a ver cómo Valentina blanquea los ojos.

— Tu y ella no se llevan bien, así que no me siento bien que estén trabajando juntas.

— Ella me va a poner al tanto de todo lo que se avanzó en mi ausencia, tengo que ponerme al día pues ella se encargó de mi trabajo inconcluso. Yo no tengo ningún problema con ella y aún que la idea no me agrada del todo, soy lo suficientemente profesional para trabajar con ella como se espera.

— Más tarde quiero hablar contigo mi amor — le acaricio la mejilla con el pulgar.

— Si mi amor, aunque será en la noche, por la tarde tenemos que ir a la ciudad a recoger los últimos permisos que faltaban por autorizar.

— Está bien — accedo.

La llevo de la mano de nuevo hasta la camioneta.

Cuando suelta mi mano para poder subir abordo siento un desconsuelo en mi pecho y es como si una capa de hielo cubriera mi cuerpo, la sensación no es para nada agradable, así que antes de que suba la detengo y la beso profundamente, ella me corresponde agarrándose de las solapas de mi traje.

Cuando nos separamos presiono mi frente en la suya.

— Nos vemos en la noche, amor— promete.

— Te estaré esperando.

Veo como se sube a la camioneta y me regala una última mirada antes de cerrar la puerta, mi pecho se aprieta hasta el grado de no poder respirar y no sé ha qué se deba, pero me quedó ahí en el camino viendo como la camioneta se pierde entre la arboleda del inmenso terreno.

Son las cuatro de la tarde  la tarde y no he tenido noticias de mi novia en todo el día, le he enviado varios mensajes y he intentado llamarla pero su celular suena apagado, la sensación que sentí cuando se marchó está mañana me ha acompañado durante todo el día y de un momento a otro se intensifica.

Voy al bar que está situado en la esquina del despacho y me sirvo un trago de la primera botella que agarro. Siento la sensación de quemadura por mi garganta hasta que poco a poco desaparece y entonces me empino otra vez el vaso.

Intento contactar nuevamente a Kätzchen cuando la puerta se abre abruptamente e inmediatamente que veo la cara de mi hermano sé que algo anda mal.

— Los escoltas reportaron que los iban siguiendo, se perdió comunicación con ellos y no logran rastrear la unidad.

La capa de hielo que había sentido en todo el día se asienta aún más en mis huesos en contraste con la sensación de lava que siento que corre por mis venas.

Aprieto el vaso en mis mano hasta que el seguramente muy frágil cristal, sede ante la presión y se rompe cortando mi palma.

— Están desaparecidas — musita como si hicieran falta más putas explicaciones.

Holaaaaa.

Leo sus teorías y comentarios.

No hay más qué decir.

Lxs quierooooo

JL VELZ FUERA ❤️

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Where stories live. Discover now