CAPÍTULO XXVI - CONFESIONES Y PALETAS.

6.1K 318 42
                                    

MAX

Conduzco rumbo a la mansión de Isaac apretando de más el volante de mi auto, quería venir en la moto pero está cayendo una lluvia torrencial y sería peligroso. Hubiera preferido quedarme en casa con Steven, pero tengo curiosidad por lo que tiene que decirnos Matt, me imagino lo que será pero me niego a creerlo, ellos dos no pueden salir, no es que me importe... al diablo, si me importa y mucho, Emilia fue mía primero y tiene que volver a serlo, la quiero otra vez para mí y tal vez después ya no signifique nada.

Desciendo en la cochera y entro por la puerta de la cocina, el servicio está cocinando la cena, tomo una manzana del frutero y busco a Isaac y Matías, cuánto antes nos diga lo que tiene que decirnos mejor, así podré largarme de aquí, detesto este lugar.

Después de recorrer la lujosa estancia rodeada de columnas de mármol negro y en las paredes colgadas costosas obras de arte los encuentro en la sala de estar, ambos bebiendo un trago de su mejor cognac y conversando sobre el trabajo.


No puedo evitar poner los ojos en blanco.

- Ya estoy aquí - anuncio - de qué querías hablarnos Matías.

- Hijo, no seas impaciente - contesta Isaac - siéntate y tomate un trago primero. Quiero brindar por los nuevos proyectos de la firma y por tener a mis hijos trabajando en ella. Más orgulloso no podría estar.

- Hermano, siéntate un momento, quiero que bebas una copa conmigo - solicita.

Me dirijo al bar y me sirvo un trago, solo porque necesito algo fuerte para calmar la incertidumbre.

Me siento en el sillón más alejado y me dedico a beber el contenido de mi vaso.


Isaac intenta iniciar una conversación conmigo pero al ver que respondo con monosílabos, desiste de la idea.

Continúan hablando un rato más y Isaac empieza a mirar hacia la puerta como si esperara que alguien más llegué.

- ¿Vamos a esperar a alguien más? - inquiero. Ya me quiero largar de aquí.

Isaac mira a Matías en busca de su respuesta, él también piensa que alguien más va a llegar.

- No - contesta - no esperamos a nadie más.


Se empieza a notar nervioso, tanto que hasta se limpia varias veces el sudor de las manos en el pantalón.

- Y bien, ¿para qué nos reuniste? - lo exhorto a hablar.

Se levanta de su asiento y da varios pasos hasta situarse frente al enorme ventanal que muestra el diluvio que cae. Nos mira detenidamente a los ojos a Isaac y a mí, hay algo en su expresión y su semblante que también me pone nervioso, sin duda debe ser algo importante, pareciera que le es difícil hablar.

- Lo que les voy a decir no es fácil para mí, es algo que debí decirles hace mucho tiempo, pero me faltó valor. Tuvieron que pasar muchas cosas para que lo encontrara y solo bastó una para perderlo de nuevo. Ahora ya no quiero seguir así. Papá - se dirige a Isaac - hace un rato dijiste que estabas muy orgulloso, espero que eso no cambie ahora, ni nunca, - Isaac pone un semblante serio, pero se nota la curiosidad en sus ojos - hermano, en los últimos meses nos hemos distanciado un poco, todo fue mi culpa, en lugar de hablar con ustedes y decirles lo que me pasaba, me encerré en mi soledad.

- Era normal hijo, estabas pasando el luto por la perdida de tu mejor amigo, yo sabía que cuando te sintieras listo hablarías de cuanto te afectó, no es un proceso fácil, yo pasé por eso cuando murió mi mejor amigo Aarón, el padre de Enzo.

- Ese día no solo perdí a mi mejor amigo, perdí al amor de mi vida. Soy gay -Confiesa con voz entrecortada - y mantenía una relación amorosa con Lucas, el día que murió veníamos de pasar el fin de semana en una cabaña y él me había propuesto matrimonio y nos íbamos a casar.

Cuando termina de hablar nos mira expectante, las lágrimas cubriendo sus mejillas sonrojadas, sus ojos azules iguales a los míos rojos por el llanto contenido y de pronto lo veo como la versión más joven de mi hermano mayor, al que tanto admiro y respeto en secreto, su confesión cambia las cosas y lo cambia todo.

No digo nada, me quedo callado, Isaac parece no asimilarlo aún, pero yo sí. Dejo el vaso de cristal en la mesa y me levanto del sillón, me dirijo a él lentamente, mirándolo a los ojos todo el tiempo, me mira suplicando que le diga algo.

Las lágrimas se niegan a detenerse y siguen rodando por sus mejillas.

Me plantó frente a él extiendo los brazos y lo abrazo fuertemente, el se aferra a mí, como si fuera su salvavidas, solloza.

Nunca me imaginé que el tuviera preferencias homosexuales y de pronto me siento un mal hermano, no le presté demasiada atención, fui un egoísta preocupado solamente por mis cosas y nunca me interesé por las de él.

Está confesión la cambia todo, porque ahora el sabrá cuanto lo admiro.

- Por qué no me lo dijiste antes - reclamo aún abrazándolo - pude haberte apoyado mejor, no tenías que haber pasado por eso tú solo.

- Tenía miedo -confiesa - miedo de que no me aceptaras.

- En qué concepto me tienes - le reprocho - cómo puedes creer que te jugaría por algo así. Tu eres mi hermano, te quiero, te admiro y eso nada lo va a cambiar, y menos algo tan insignificante como tus preferencias. Siento mucho que hayas perdido a Lucas y no haberte apoyado como debía.

Lo beso en la mejilla y lo miro a los ojos para dejarle claro que sí confesión no cambia el amor que siento por él.

Ahora me siento como un estúpido por las pendejadas que llegué a pensar de él y Emilia y a la vez siento un alivio que no se tratara de una relación ella.

Cuando nos separamos ambos miramos a Isaac, quien está petrificado mirándonos y no ha dicho nada al respecto.

- Papá - musita preocupado.

- Necesito tiempo, Matías, no me imaginé que de esto ibas a hablar, creí que me presentarías a mi futura nuera o algo parecido.

- Papá perdóname...

- No tienes que pedirle perdón por nada - lo interrumpo - no tienes por qué disculparte. Y si el no lo acepta, el que tiene un problema es él no tú -asevero.

- No es tan fácil digerir lo que acaba de confesar - espeta.- necesito descansar - se escusa y se va.

Matías me mira afligido, intenta ir tras él pero lo detengo.

- Cuando esté listo hablará contigo, dale un poco de tiempo, el viejo está chapado a la antigua.

Asiente un poco desanimado y le ofrezco irnos, el acepta y nos marchamos de la mansión, dejando a Isaac solo con sus sirvientes.

Si no acepta a Matías, así se va a quedar para siempre, solo.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Where stories live. Discover now