CAPÍTULO XIII- UN POCO DEL PASADO

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EMILIA

Es lunes por la tarde, ya casi es la hora de la comida y yo estoy en mi escritorio con las palabras de mi madre dándome  vueltas en la cabeza, no entiendo porque dijo eso, jamás me había hablado así, ni me había dicho cosas como esas.

Mis ánimos no son los mejores el día de hoy, pero no debo permitir que eso se refleje en mi trabajo.

— ¿Nos vamos? — pregunta June cuando llega a mi escritorio para ir a comer.

Tenía miedo de que después de lo que vi el sábado las cosas se pusieran incómodas entre nosotras, pero a decir verdad no fue así, incluso me atrevería a decir que nuestra amistad se fortaleció más al darme la confianza de presenciar un momento tan íntimo entre ella y Sara.

— Si claro— contesto, tomo mi bolso y nos vamos.

Cuando llegamos a la enorme recepción del edificio, June recibe una llamada de trabajo, así que yo solo camino pensativa a su lado, pero como si fuera un imán y atrajera mi mirada, veo a Max hablando con un par de hombres, lleva un traje negro hecho a medida y el cabello prolijamente peinado, es increíble como resalta entre todos los hombres que se encuentran en el lugar, como si el fuera de otro universo y no perteneciera a este mundo.

Se despide de los hombres y se va, sale del edificio, June y yo vamos caminando a unos  cuantos metros tras él, ella aún enfrascada en la conversación de su llamada.

Quería agradecerle a Max por la comida que me envió el sábado, pero ésta  mañana no tuve tiempo de hacerlo y cuando me di el espacio y me dirigía a su oficina vi que Valentina entró en ella, desabrochando discretamente  un botón más de su blusa y atusándose  el cabello para darle más volumen, así que solo me di la media vuelta y me fui, no quería interrumpirlos. De lejos se nota que a ella le atrae Max y ella es el tipo de mujer a la que ningún hombre puede resistirse. Si ellos se entienden de una manera más que profesional no soy quien para estropear sus momentos robados.
Quisiera que no me molestara como la hace, y luego dice que yo soy quien profana el lugar de trabajo.

Cuando sale del edificio camina hacia  un vehículo último modelo estacionado en la acera, no es el mismo en el que me llevó a mi casa, este es un Bugatti color negro mate.

Antes de entrar, Bruno mi pequeño amigo vendedor de paletas, se acerca a él, y yo contengo la respiración.

«Que no lo vaya a maltratar, por favor, es solo un niño que intenta ganarse la vida».

Pero entonces hace lo que menos me imaginé, se pone en cuclillas para quedar a su altura y que su metro noventa de estatura no eclipse al pequeño, hablan por un momento, entonces se levanta, choca su puño con el del pequeño, Bruno sonríe orgulloso por algo que le dijo, Max le revuelve el pelo y en eso se sube a su auto y se marcha.

Una sensación cálida se instala en mi pecho, he dejado de caminar para observar la escena y una sonrisa tonta se dibuja en mis labios.

No es mala persona, solo le caemos mal.

Cierto.

— Lo siento, era un cliente que necesito ir a ver más al rato, perdón por dejarte atrás— se disculpa June cuando regresa a mi lado.

— No te preocupes, yo me rezagué.

Bruno llega a nosotras con la sonrisa aún en su rostro, me muero de ganas por preguntarle cómo es que conoce a Max, pero mejor me aguanto, hay cosas más importantes qué preguntarle, cómo el estado de salud de su hermanita.

Conversamos un rato con él, nos dice que su hermana ya se recuperó, lo que me llena de alegría, platicar con el niño hace que por un momento se me olviden los problemas que tengo con mi madre.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora