PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓

CAPÍTULO XXV- NO ME ARREPIENTO

EMILIA

Cuando termina de hablar y sentencia su decisión no puedo evitar abrazarlo, jamás me imaginé que estuviera pasando por algo así, de todo lo que me plantee, jamás me cruzó por la mente que estuviera sufriendo tanto y que algo tan horrible le hubiera pasado.

Estabamos tan erradas en todas nuestras suposiciones.

Cierto.

Ahora entiendo porque usa siempre tanta seguridad. Y por qué sus ojos reflejan tanta tristeza, me hubiera gustado conocer a Matías en su época más feliz, cuando estaba junto a Lucas, no en su época más triste, sin él.

— No sabía cuánta falta me hacía un abrazo — comenta mientras aún seguimos aferrados el uno al otro.

— Te los puedo dar las veces que necesites —ofrezco.

Se ríe y nos separamos, ambos limpiándonos las lágrimas.

— Eres como la hermanita menor que nunca tuve.

— Y tú el hermano mayor que me hubiera gustado tener.

Llego al departamento con las chicas y preparo mis cosas para marcharme, las caras de mis amigas son como si en lugar de irme de su casa me estuviera yendo del país.

Cuando me instaló nuevamente en mi departamento y limpio el polvo que se acumuló en una semana.

De camino a mi departamento compré otro chip para llamar a mi mamá de ese número y no del verdadero. No quiero que mi nuevo número llegué de nuevo a mi ex.

Deberías decirle el cacas.

Mejor cállate, si no ese apodo te lo pondré a tí.

Está bien, me callo.

Hago la llamada y espero a que conteste.

— Bueno — contesta.

— Hola mamá — contesto con cautela — cómo estás.

— Vaya, creí que te habías olvidado que tienes madre— reclama— ¿Qué hice mal Emilia? ¿En qué fallé para que seas así conmigo?

— Mamá escúchame, quiero que solucionemos las cosas, no quiero estar molesta contigo.

— Entonces por qué no vienes a verme— ofrece.

— Que te parece si mejor vienes tú —propongo— me visitas y hablamos, puedes pedir unos días en el trabajo, de hecho creo que ya te tocan vacaciones.

— Por qué no mejor vienes tú, tu eres quien tiene que pedirme perdón, además podrías pensar mejor las cosas y decidir quedarte.

Me aprieto el puente de la nariz para intentar calmarme, quiero solucionar las cosas no empeorarlas.

— Mamá, aún no tengo derecho a vacaciones, llevo apenas unos meses y tengo mucho trabajo, cómo para pedir días libres, tu sí puedes venir.

— Pues no creo que sea tan importante tu trabajo que no puedan concederte unos días —su tono es despectivo — pero está bien iré, porque yo sí tengo ganas de verte, yo te aviso cuando llego.

— Gracias mamá, me avisas la hora y el día para ir por ti.

— Está bien — cuelga el teléfono sin decir nada más.

¿Por qué no se resigna a que es mejor que viva aquí?

* * * * *

Llego a la firma y me instalo en mi cubículo, reviso la programación de los casos en los que le ayudo a Enzo a trabajar y también le hecho un vistazo al proyecto Ruseller, para saber cuándo Max se marcha, veo la fecha y me alegra saber que ya falta poco.