CAPÍTULO XLVI - DERRUMBE

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EMILIA

Cuando me doy la vuelta bajando frenéticamente mi falda para cubrirme, me levanto lista para salir corriendo pensando que es un lobo el que está atacando a Meinardo, pero cuando parpadeo y me aclaro los ojos por las lágrimas veo al pequeño animal que lo está atacando.

Steven, mi pequeño.

A pesar de que no es un perro de raza grande,  tampoco uno de raza pequeña y  se las arregla para parecer intimidante, el pelo de su lomo está erizado como una sierra, sus gruñidos casi son amortiguados por los gritos de Meinardo, un líquido espeso le empaña la cara, por la escases de luz no alcanzo a distinguir el color, pero  el olor es inconfundible.

La primer mordida la recibió en el rostro, su mejilla parece desecha, en estos momentos yace en el suelo recibiendo mordidas en las manos al tratar de alejarlo, escucho un crujido lo que me indica que ha roto los huesos de su mano derecha, la cual está destrozada en el hocico de mi pequeño, justamente la mano con la que me golpeó y me violentó.

—Quítamelo— grita — ¡ayúdame!

Sonrío casi de manera histérica, su voz no es más que un gorjeo por la sangre que le empapa el rostro destrozado y entonces caigo en cuenta, si mi pequeño bebé está aquí, Max también lo está.

Vino por mi, vino a buscarme y trajo a nuestro pequeño para ayudarlo.

—Steven — pronuncio por fin aunque mi voz es tan débil que no sé si es un grito o un susurro apenas, pero no es para detenerlo, sino porque quiero abrazarlo.

Steven atiende a mi llamado y se detiene casi de inmediato, sin antes dar una última mordida al rostro ensangrentado de Meinardo el cual está irreconocible.

Mi pequeño viene corriendo hacia mi, moviendo la colita, no parece que sea el mismo animalito que hace unos instantes parecía ser capaz de comerse vivo a un hombre.

Me siento mareada, mis piernas empiezan a temblar, me agacho para abrazar a mi pequeño el cual hace soniditos y se empieza a frotar suavemente en mí, me  mancha con la sangre de Meinardo que hay en su pelaje pero no me importa, lo abrazo lo más fuerte que puedo a pesar de lo débil que me siento, la adrenalina empieza a bajar y la vista se me nubla, creo que estoy apunto de perder la conciencia, pero alcanzo a ver cómo Meinardo se para tambaleándose y corre.

Verlo alejarse me permite relajarme y entonces mi cuerpo cede.

Mis ojos se cierran, mi miembros pierde fuerza, lo único que siento es el calor del cuerpo de mi pequeño Steven.

Mi cuerpo toca el suelo cubierto de hojas y me pierdo.

MAX

—¿Dónde  está Emilia?— le grito a Valentina, quién está sobre mí sin intenciones de querer quitarse de encima.

—La atraparon — solloza — traté de ayudarla pero no pude, seguramente ahora mismo se la están llevando lejos.

—¿Quién? — ladro — ¿Quién las secuestro? — empieza a llorar mas fuerte.

—Su ex novio — grita — pero ella parecía estar muy cómoda con él.

Me levanto inmediatamente, su cuerpo rueda y toca el suelo, está mintiendo, Kätzchen lo odia, si me doy prisa aún puedo alcanzarlos, además Steven fue tras ella, mi pequeño siempre supo que estaba cerca y yo lo ignoré.

Sus manos se abrazan a mi pierna impidiendo que avance.

—No te vayas , por favor tengo mucho miedo, no me dejes— llora más fuerte — seguro vienen tras de mí y no quiero que me atrapen.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora