CAPÍTULO X - EL CHICO HIPSTER

5.2K 286 17
                                    


EMILIA

Conduzco hasta el parque al que voy a correr todas las mañanas, aparco mi coche y bajo cargando mi celular el cual coloco en el brazalete deportivo que abrocho a mi brazo, y mi botella de agua.

Camino observando las hojas de los árboles moverse ligeramente con la brisa matutina, el sol despliega sus primeros rayos, los cuales bañan todas las superficies que tocan, el aire acaricia mi rostro y me doy un minuto para contemplar el bello día que apenas empieza de mediados de agosto. Aunque ya llevo una semana viniendo a correr, nunca me había permitido contemplar el paisaje, siempre solo llegaba, calentaba y empezaba a trotar para después correr, y me iba para volver al departamento a ducharme e irme a trabajar.

Hoy me debatí entre seguir en la cama durmiendo o venir a correr, me decanté por lo segundo, ya que no quería pasar mi mañana de sábado holgazaneando y qué mejor manera de empezar un día productivo que corriendo por el parque.

Me paro junto a una banca y tengo la sensación de que alguien me observa, miro a mi alrededor y no veo a nadie prestándome atención, he estado muy paranoica últimamente.

Inicio el calentamiento previo al trote y me pongo los audífonos inalámbricos, dejo que la música en aleatorio de mi celular me dé la energía para correr, mientras tanto observo a mi alrededor una vez más, hay personas mayores caminando por el parque, personas más jóvenes corriendo, algunas paseando a sus mascotas y otras simplemente sentadas en las bancas conversando. Todos es sus propios asuntos.

Empiezo a trotar escuchando a Dua Lipa cantar Levitating, y a los pocos minutos ya me siento lista para comenzar a correr, mientras lo hago la imagen de Máximo se me viene a la mente, hemos caído en una rutina un poco peculiar en la que ambos nos miramos y, como dicen en los libros que me gusta leer, nos fulminamos con la mirada antes de iniciar el día de trabajo, se ha convertido en un ritual, el cual debo admitir, ya no me molesta, pero ayer al terminar el día lo vi diferente, de lejos lo pude notar y no es que lo esté observando, simplemente fue casualidad, recibió una llamada y esa expresión insondable que siempre lo acompaña se desmoronó a medida que hablaba con la otra persona por teléfono, por primera vez desde que lo conozco pude notar algo en su mirada y no estoy segura pero me atrevería a asegurar que fue una extraña combinación entre culpa, irá e impotencia, no sé que lo provocó pero sin duda fue algo grave.

Corro por un sendero sumida en mis pensamientos, he hablado muy poco con mamá esta semana, ya que su trabajo la ha estado absorbiendo un poco, no me gusta que trabaje tanto pero sin duda agradezco este espacio que me está dando, pues a pesar de ya no vivir juntas quiere saber y enterarse de todos mis movimientos, no la culpo pero a veces siento que me asfixia, sentí que se tranquilizó un poco cuando le informé sobre la resolución del método anticonceptivo, no voy a tomar píldoras, pues no soy muy buena recordando esas cosas, incluso cuando empecé mi vida sexual el método que usaba era el condón, así que decidí que la mejor opción que se adapta a mí es la inyección mensual, la cual ya ha sido aplicada.

Sigo corriendo y de pronto una pelotita pasa volando frente a mi, enseguida, un par de perritos corren tras ella en una carrera para ver quién la alcanza primero, los observo y veo como el perrito blanco con manchas negras cuya raza no reconozco es el ganador, el otro perro, un Pug, va tras él cuando regresan con su dueño, quien ya está a unos pasos de distancia de mí. Me quito los audífonos, pues noto que el chico tiene intensiones de hablarme.

- Lo siento- dice el chico de aspecto hipster- casi te golpeo, pero es que estos muchachos son tremendos.

- No te preocupes- contesto afable- no pasó nada, que tengas lindo día - me despido y sigo corriendo , mientras los caninos llegan a él reclamando otra ronda de juego con la pelota.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Where stories live. Discover now