18. Conmociones

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Capítulo XVIII

Conmociones

Un mesonero se aproxima a la mesa y nos recarga las copas de vino tinto a las tres, mientras tomo inhalaciones profundas e imperceptibles, evadiendo las pulsaciones que me golpetean vigorosamente en el pecho.

Decido que lo más conveniente sería enfocar mi atención en cualquier cosa que no tenga que ver con Chupetas de veneno y sus integrantes. Miro hacia la mesa y me concentro en la copa de vino que descansa de frente a mí. La gente charla a menudo sobre los vinos y sus cepas, y yo estoy habituada a beber vino desde hace mucho tiempo. Sé unas cuantas cosas, de modo que estoy considerando distraerme con un monólogo interno:

—Mi padre es italiano y mamá es una chef. La bebida favorita de ambos es el vino. En casa de ellos puede faltar todo menos un Montepulciano, que es un tipo de cepa autóctona proveniente de la zona en la que nació mi padre. Tan deliciosa como difícil de conseguir, pero papá cuenta con contactos desde hace mucho y siempre se las ha apañado para recibirlo directo desde Italia —le explico a mi amiga imaginaria que puede leerme también la mente—. Mi momento favorito para beberlo es con la comida...

—¡Los chicos estarán por montarse en tarima en unos minutos! —nos informa Laura con alegría.

Ok. Lo del monólogo interno sobre vinos no va a funcionar y nada lo hará. Sería como eludir la existencia de un elefante acostado encima de la mesa.

Intento sonreírle a Laura, pero creo que fracaso en el intento. Yenni me mira de reojo y pareciera que fuera a girarse por completo para evaluar mi expresión, pero se aguanta manteniendo su postura.

— ¡Bien! —se limita a aplaudir—. El momento más esperado de la noche y somos de las pocas personas que lo saben.

No había cavilado sobre ello. Todos los invitados de esta fiesta a excepción de nosotras, los del área técnica, padres de la cumpleañera y algún otro familiar, no tienen idea alguna de que Chupetas de veneno está por presentarse en esta fiesta. ¿Cómo será la reacción de todos? ¿Y la de la cumpleañera? ¿Se pondrá a llorar? ¿Se desmayará como lo sospecha Yenni? El corazón me palpita con fuerza detrás de la juntura de los huesos que llevo en el medio de los pechos.

Agarro otro tequeño de queso sin darme cuenta de lo que hago. Le pego un mordisco articulando de inmediato una contorsión de hastío. Me lo saco de la boca enrollándolo dentro de un papel y escondiéndolo debajo de la orilla del plato. Mi apetito, o el hambre que cargaba se ha echado a volar, advirtiendo que hace minutos estaba engullendo sin mortificaciones. Me encontraba tan distraída (pretendiéndolo o no), que había olvidado; quiero decir, bloqueado el hecho de que en cualquier momento se presentaría Chupetas de veneno y, junto con estos, el músico misterioso. Ahora que ha llegado ese irrevocable momento no sé qué otra cosa más podrá inventarse mi mente para apartar lo que ya de por sí es un hecho.

Abordamos una nueva conversación, con el ojo eventualmente moviéndose hacia donde está la tarima, como si ello pudiera favorecer con la salida del bendito rapero, hasta que después de transcurridos unos quince minutos se oyen aplausos en son de despedida. Los discos naranjas danzantes se evaporan y el rapero sale de escena. Seguidamente, el cubículo del DJ es removido de su sitio hacia un extremo y la música atronadora es reemplazada por otra de estilo suave y relajante. La gente comienza a dispersarse asaltando los puestos de bebidas, los de hot dogs y la mesa rectangular de dulces en donde se exhibe una cuantiosa cantidad de postres junto al monumental pastel de cumpleaños.

Por un momento considero la necesidad de levantarme, caminar un rato para barrer el malestar estomacal que cargo. Tal vez esté por enfermarme debido a los temporales de lluvia que han prolongado su estadía, o puede que tenga un virus a punto de proliferarse en mi cuerpo. Soy una persona delgada con mentalidad de camionero a la hora de comer; de modo que, esta sensación de llenura cuando no he ingerido casi alimento el día de hoy es totalmente anormal en mí. Puede también haber sido los asquerosos cocteles que bebí anoche.

SPERO - Piso1 Cuerpo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora