Cherry | Jess Mariano

56. Love, Rosie.

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—Sabes que vas a tener que usar un esmoquin, ¿verdad?— Le pregunto a Jess a su lado en el sofá mientras la introducción de Fight Club se reproduce en la televisión.

Puso su brazo alrededor de mi hombro mientras yo apoyaba mi cabeza en él. —Si James Bond puede hacerlo, yo también—. Teníamos la casa para nosotros solos ya que mi madre tuvo que salir y comprar algunas cosas para la sorpresa de cumpleaños de Lorelai. Ya había ayudado más temprano esa mañana antes de la escuela.

—Todavía no puedo creer que accediste a llevarme al baile de graduación— suspiré con incredulidad. Después de mucho, y me refiero a mucha persuasión, Jess accedió a llevarnos al baile de graduación. Normalmente odiaba cosas como esta, pero quería tener la experiencia completa de la escuela secundaria.

Sin apartar los ojos de la televisión, Jess responde a mi comentario. —Estoy sorprendido de que quieras ir, simplemente no pareces tú.

—¿No es genial que te sorprenda?— Le sonreí mientras desviaba su atención de la película. Presionó un pequeño beso en mis labios con una sonrisa. —Tomaré eso como un sí"—, bromeé.

Después de unos minutos más de nosotros viendo la película en silencio, Jess habló. —¿Sabes lo que me ha estado molestando?

Empecé a tener miedo de que probablemente era yo. ¿Quizás fui demasiado pegajosa? O demasiado molesto o simplemente no lo suficientemente bueno para él. Cubrí mi pánico interno con una broma, como siempre lo hacía. —¿El hecho de que Brad Pitt no se vea tan bien como tú en un esmoquin?

Se ríe levemente antes de continuar con su pregunta inicial. —No sé cuál es tu segundo nombre— eso fue un gran alivio.

—Para ser justos, yo tampoco conozco el tuyo—. Le respondo con una sonrisa. —Es justo que me digas el tuyo si quieres saber el mío.

Él gime ante mi propuesta, —Pero el mío es tan anticuado. Estoy bastante seguro de que mi madre estaba drogada cuando me nombró.

—¿Quieres saberlo o no?—Levanto una ceja hacia él, sabiendo que iba a decir que sí.

—Bien,— comenzó con un giro de sus ojos. —Pero tú vas primero.

—Es Rose— me encogí cuando dije el nombre. —Por mi abuela—. Rose era un nombre de anciana, era un nombre que verías en una novela de Nicholas Sparks. Ambos fueron bastante malos

—Bueno, eso no es tan malo—. Dijo con una sonrisa alentadora. —El mío es como el tuyo, viejo y por un abuelo.

Le hago un gesto para que continúe, ansiosa por averiguar qué era. —¿Asi que...?

Deja escapar un suspiro antes de hablar. —Es William—, deja escapar mientras yo frunzo el ceño.

Lo miré cuidadosamente antes de hablar,—No pareces un William.

—Y tú no pareces una Rosie—, replicó mientras apartaba su mano de alborotarme el cabello.

—Es Rose— corregí.

Él niega con la cabeza hacia mí, —Rosie suena más linda— Jess besa mi mejilla cariñosamente mientras sonrío levemente.

—Rose y William— dije en voz alta con una sonrisa emocionada. —William y Rose— repetí, ya que no podía sacar de mi mente lo bien que sonaban esos nombres juntos.

Aparentemente, Jess tuvo el mismo pensamiento. —Suena bien juntos, ¿no? Cuestionó mientras yo asentía con la cabeza en acuerdo. —Como algo que salió directamente de la película Titanic.

—Rosie y Willy— bromeé mientras Jess gruñía en protesta.

—Ahora lo acabas de arruinar.

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Lo que parecía que todo el pueblo estaba esperando junto a la glorieta a que pasaran Lorelai y Rory. Una pancarta grande que decía '¡FELIZ CUMPLEAÑOS LORELAI!' colgaba sobre la glorieta en un torbellino de purpurina rosa y flores.

Observé cómo Kirk intentaba colocar sobre la mesa la pizza más grande del mundo hecha con una grúa. Dudaba que fuera la pizza más grande del mundo, pero estaba seguro de que era la pizza más grande de la ciudad. Me paré al lado de Lane mientras observábamos a mi madre y Sookie dar órdenes a la gente.

—Tú y Jess seguirán viniendo a la fiesta el sábado, ¿verdad?— me preguntó mientras empujaba las gafas por el puente de su nariz.

El sábado fue el primer concierto oficial de Lane y su banda. Lo que pasa es que todavía no se les ha ocurrido un nombre. Había recomendado 'La muerte del cabello morado de Lane' pero me rechazaron. Si no querían un nombre de banda genial, bien por mí entonces.

—Por supuesto que vamos—, la tranquilicé. —Este es un momento en la historia que necesita ser registrado y puesto en un museo.

—Tal vez el ayuntamiento, pero no un museo— no estuvo de acuerdo Lane.

Negué con la cabeza hacia ella, —No estás pensando lo suficientemente grande—. La agarro por los hombros y miro a lo lejos como si estuviera imaginando algo. —Piensa en grande. Piensa en tu mayor espectáculo.

—¿El funeral de mi madre?—Ella bromeó mientras yo fruncía el ceño en su dirección.

—Más grande.

—¿El día de la boda de Beyoncé?

Niego con la cabeza hacia ella, —más grande.

—¿Madison Square Garden?— Exclamó emocionada mientras yo asentía con aprobación.

—¿Y sabes quién va a estar en la primera fila?— Pregunté cuando los ojos de Lane se iluminaron.

Ella jadeó y se volvió hacia mí, —¿Paul McCartney?

—Tal vez—, empiezo mientras señalo en su dirección, indicando que estaba en el camino correcto. —Y yo.

Ella suspira felizmente antes de sonreírme, —Gracias.

—Cualquier cosa por un amigo— choco su hombro con el mío.

—¿Sabes qué más podrías hacer por un amigo?— preguntó mientras yo asentía para que continuara. —Podrías reconciliarte con otro amigo, alguien que rima con Cory Pillmore.

—Te lo dije,—comencé a Lane. —Rory y yo solo necesitamos un poco de tiempo—, le repetí por lo que me pareció la quinta vez a Lane.

—Pero...— Corté a Lane antes de que pudiera avanzar más.

—Sin peros— le regañé. —A menos que sea tu trasero caminando hacia el escenario en el Madison Square Garden.

Lane se dio por vencida con un giro de sus ojos. —Bien.

Ambos vimos como Sookie corrió hacia todos nosotros con una sonrisa emocionada en su rostro. —¡A sus lugares todos!— Ella gritó.

Todos nos movimos en su lugar y encendimos las luces brillantes justo cuando Rory y Lorelai aparecieron a la vista. Vi como Lorelai detuvo sus pasos y miró el lugar con asombro. Rory estaba junto a su madre con una sonrisa de orgullo en el rostro.

—¡Sorpresa!