71. The Diner Diaries.

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Se suponía que Jess y yo nos dirigíamos a una jornada de puertas abiertas que tenía en el centro de la ciudad en Truncheon Press. Eso fue hace unos quince minutos.

—¡Jess!— Golpeé la puerta del baño. —¡Tu cabello está bien! ¡Podemos irnos ahora!

Odiaba llegar tarde y Jess lo sabía. Simplemente le gustaba irritarme así a veces. —¡No vamos a llegar tarde!— Me aseguró desde dentro del baño cerrado.

—¡Díselo a Matthew y Chris que han estado llamando a tu teléfono!— Solo había conocido a la pareja dos veces cuando había seguido a Jess al trabajo. Eran excéntricos por decir lo menos. Y polos opuestos.

Muy pronto, Jess abrió la puerta para revelarse magullado y listo para salir. —Te tomó mucho tiempo—, murmuré antes de darme la vuelta y agarrar nuestras cosas.

—El cabello es una parte vital de mí—, replicó Jess mientras se encogía de hombros y se ponía un abrigo.

Me acerco a él y arreglo su collar, Jess nunca sabe cómo hacerlo bien por sí mismo. —No te halagues, no eres el tío Jesse.

—Pero me amas de todos modos— me sonrió mientras me besaba suavemente.

Me alejo de él y abro la puerta para que salgamos. —Lamentablemente, lo hago—. Bromeo mientras salgo por la puerta.

Llegando a tres pies de la puerta, la voz de Jess me detiene. —Llaves—, me recordó. Suspiro mientras me doy la vuelta para mirarlo. Jess se paró en la puerta mientras sostenía un par de llaves para mí, balanceándolas de manera burlona.

Observo su sonrisa petulante y le arrebato las llaves de la mano. —Vámonos, William.

—Justo detrás de ti, Rosie.— Comentó mientras pasaba su brazo alrededor de mi hombro. Los dos salimos del apartamento.

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—¿Este es él atenuado?— Le pregunté a Matthew que estaba a mi lado mientras ambos veíamos a Chris recitar su corazón de la poesía.

—Incluso traté de darle NyQuil— comentó Matthew en voz baja para no alertar al grupo de personas que observaban a Chris con confusión y un poco de horror.

Matthew era un hombre alto, y quiero decir alto, con un afro que combinaba con su piel oscura. Él y yo nos llevamos bastante bien ya que ambos valoramos llegar a tiempo, lo que explicaría su discurso de diez minutos a Jess sobre cómo su pareja no siempre podía llegar tarde.

En defensa, Jess había dicho que no siempre llegaba tarde. Matthew me había dado una mirada como diciendo '¿puedes creerle a este tipo?' Antes de proceder a enumerar al menos veinte ocasiones en las que Jess había llegado tarde.

Chris, que generalmente se ponía del lado de Jess en las cosas, trató de hacer una broma sobre cómo Matthew llegó tarde una vez. No salió bien, digámoslo así.

Cherry | Jess Mariano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora