68. Pichones y rosquillas.

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—Quiero conocerlo—, me dijo Zayna mientras holgazaneábamos en la sala de nuestro dormitorio un sábado por la tarde. Benjamin se sentó a su lado mientras hojeaba una revista desechada.

Levanto una ceja hacia ella y quito los ojos de la televisión. —¿Quieres conocer a Jess?— pregunté desde el otro lado de ella mientras asentía con la cabeza en confirmación. —¿Conocer, no torturar?

Durante bastante tiempo, Zayna siempre hablaba de lo mucho que quería golpear a Jess por hacerme sentir 'triste'. En mi defensa, nunca hablé mucho sobre él antes, pero Zayna tenía una forma de saber las cosas. Por lo general, a través de su curso de psicología.

Benjamin cerró la revista en sus manos y se enderezó. —Estoy seguro de que no lo torturará— comenzó cuando Zayna asintió. —El chico probablemente tenga suficiente de eso si está saliendo contigo—, continuó con una sonrisa.

La relación entre Benjamin y yo todavía no ha cambiado mucho con el tiempo, para consternación de Zayna. Aunque, nuestros comentarios y comentarios una vez hostiles entre nosotros se han convertido en algunas bromas juguetonas.

—¿Cuándo llegaremos a conocerlo?— Zayna ignoró el comentario de Benjamin mientras se inclinaba hacia adelante en su asiento. Para ser honesta, realmente quería que conocieran a Jess. No en la forma de 'Creo que van a ser amigos', sino más bien en la de '¡Puedes creer que tengo a este tipo!' También quería restregárselo en la cara a Benjamin sobre lo increíble que es Jess.

Girándome en mi asiento, miré el reloj que colgaba sobre el refrigerador. —Debería estar aquí pronto. Se supone que debemos ir al parque.

—Aw— arrulló Zayna mientras se apoyaba en Benjamin. —Qué lindo. ¿Cómo es que nunca más vamos al parque?— Dirigió su pregunta a Benjamin.

Sin dudarlo, le respondió a su novia. —Porque la última vez que lo hicimos trataste de empujar a todos los niños pequeños.

—Correcto—, relató tímidamente mientras yo negaba con la cabeza hacia los dos.

Poco después, llamaron a la puerta. Miro a Zayna y Benjamin quienes se pusieron de pie emocionados. —No golpear— les recordé mientras me dirigía a abrir la puerta.

Al abrir la puerta, vi a Jess parado allí con una chaqueta de mezclilla para el frío clima otoñal. Tenía las manos en los bolsillos y cuando me vio sonrió levemente y me dio un suave beso.

—¿Estás lista?— Él me preguntó.

—En realidad, deberías entrar—. Le digo mientras levanta una ceja. —Quieren conocerte.

Jess todavía no hizo ningún movimiento para entrar, —¿Ellos?

—¿Zayna? ¿Y Benjamín?— Le dije mientras recordaba los nombres de cuando los había mencionado brevemente.

Cherry | Jess Mariano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora