Cassandra Quinn tenía un plan de tres fases.
Uno, pasar sus exámenes.
Dos, graduarse de Yale con un título en derecho.
Tres, mudarse a Nueva York y trabajar como abogada.
Ese era su plan. Lo tenía todo planeado desde sus 10 años.
Pero eso fue an...
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Una noche, mientras yacía en la cama rodeado de oscuridad, se me ocurrieron dos pensamientos.
Uno, no había visto a Jess en los últimos días desde la pelea en la fiesta. O él estaba ocupado trabajando o yo estaba ocupada preparándome para mi graduación. Cuando fui al funeral de Fran ayer, esperaba verlo allí, pero solo vi a Luke.
El segundo pensamiento que tuve fue que estaba enamorada de Jess. Verdaderamente, locamente, profundamente enamorada de él y no había nada que pudiera hacer al respecto. No estaba segura de si lo que sentía realmente era amor. Ya que nunca había amado a nadie como lo amaba a él.
Entonces, tal vez solo fueron algunos delirios de medianoche, pero un fuerte sentimiento en mis entrañas me dijo que no era así. Me dijo que lo que sentía era amor. Solo puro amor. Esa palabra pasó por mi mente tantas veces que ha empezado a sonar rara.
No estaba segura de cuánto tiempo estuve despierta mientras repasaba todas las muchas razones por las que podría amarlo. Su sonrisa, esa sonrisa engreída que me hizo querer besarlo.
La forma en que nunca había dejado de llamarme 'Cherry' desde esa fatídica noche que se sintió como si hubiera pasado toda una vida. Cómo le gusta destrozar las mismas películas que yo y aun así se las arregla para tener opiniones diferentes sobre cosas como esa.
Me encantaba que pudiera aceptar mis bromas y saber que no era mi intención todas las bromas que hacía. Cómo nunca deja de sorprenderme por lo inteligente que es. La forma en que no sabe que fácilmente podría vencer a todos esos idiotas en su escuela si tan solo lo intentara. Otra cosa que me encantaba era su pasión por la lectura, igual que a mí.
Así que mientras me dormía, no me importaba si sabía o no lo que era el amor. Solo sabía que tenía que decirle cómo me sentía.
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Me levanté un poco más temprano de lo habitual a la mañana siguiente. Necesitaba más tiempo en casa de Luke para contarle a Jess cómo me sentía. No estaba segura de cómo iría, así que necesitaba asegurarme de tener tiempo para llegar a la escuela sin llegar tarde.
Estaba arreglándome la corbata en el espejo cuando escuché que la puerta principal se cerraba desde abajo. Eso fue extraño ya que mi madre ya debería haberse ido a trabajar. Me miré en el espejo una vez más antes de salir de mi habitación y dirigirme a las escaleras.
—¿Mamá?— La llamé desde la barandilla.
—¡Estoy aquí abajo!— Escuché su respuesta. Con un suspiro de alivio por el hecho de que no era un psicópata, agarro mi bolso antes de bajar las escaleras.
Dejo caer mi bolso al pie de las escaleras y la miro inquisitivamente. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en el trabajo?
Mi madre se sentó en el brazo del sofá con cautela. Su postura mostraba que estaba tensa y nerviosa por algo. Pero no tenía idea de qué, y eso también me puso nervioso. Noté que en su mano izquierda había lo que parecía un libro gastado y un trozo de papel.
