En poco tiempo, la bebé terminó de comer el tazón de pasta de maíz.
«Esta niña come muy bien», pensó Zhao Xiulan.
Tal vez sea porque todos los niños del campo se portan bien, ya sean bebés o más grandes, no son tan petulantes como los niños del siglo XXI.
Quizá el entorno tenga un efecto insidioso en la naturaleza de los niños.
En el siglo XXI, a los padres les gustaría mimar a sus hijos, y varias personas tendrían que ocuparse de un solo niño.
Pero en esta época, los niños se educan básicamente a la ligera, sobre todo en el campo, y nunca se les educa para que sean demasiado pretenciosos, por lo que no son tan aprensivos ni problemáticos.
Poco después de que Zhao Xiulan terminara de alimentar a la bebé, Ma Yumei ya había terminado de lavar los platos.
—Por cierto, papá, Xiuzhu, tía Mei, ¡les traje regalos de la capital!
Llevaba un año en la capital de la provincia y, en el lenguaje del campo, había visto el mundo, por lo que era natural que trajera algunos regalos para su familia.
Más tarde, Zhao Xiulan también planea llevar algunos regalos a la familia Jiang, Lu Qingguo y Zhou Meiling.
No importa si el regalo es valioso o no, lo principal es la intención.
Cuando se enteraron de los regalos, la familia Zhao se alegró mucho y esperaron con impaciencia a ver qué regalos les había traído Zhao Xiulan.
Zhao Xiulan entró a su habitación, sacó algunos paquetes y se los entregó cada miembro.
El regalo de Zhao Weiguo fue un paquete de cigarrillos y un cinturón de cuero.
En esta época, lo que más les gusta a los hombres es fumar, pero en estos días hay escasez de material y no es fácil para la gente del campo conseguir un cigarrillo. Esta vez trajo una gran paquete, suficiente para que Zhao Weiguo fumara por un largo tiempo.
En cuanto al cinturón de cuero, sólo los hombres de la ciudad pueden permitírselo y utilizarlo. En cambio, los hombres del campo utilizan un cordón para atarse la cintura del pantalón.
Ahora Zhao Xiulan le ha traído a Zhao Weiguo un cinturón de cuero, que es muy práctico y, sobre todo, es otra razón para presumir delante de los otros hombres en el equipo.
—¡Vaya, vaya, vaya, Xiulan, qué bonito regalo de tu parte, niña! ¡A papá le encanta! —Zhao Weiguo se alegró tanto al recibir su regalo que no pudo mantener la boca cerrada—. ¡Jaja, los demás se pondrán celosos cuando salga con este cinturón!
»Quiero que todos los del equipo de producción sepan que mi hija es la más filial, para que sientan envidia.
»¿No hay mucha gente en el equipo de producción diciendo que dar a luz a niñas es inútil?
»Ya verán que no es así, mientras una niña sea prometedora y filial, ¡es mejor que un hijo!
A Zhao Xiulan le divirtió el tono engreído que utilizó.
Quizás los padres son así, les gusta presumir de sus hijos y compararlos.
Después de dar a Zhao Weiguo su regalo, sacó el regalo para Zhao Xiuzhu.
Una diadema bonita y una horquilla brillante son exactamente lo que les gusta a las niñas, también sacó un cuaderno y un bolígrafo.
Zhao Xiuzhu no podía apartar la vista de los regalos que le entrego su hermana; le encantaban.
Después de tomar el regalo, los miró una y otra vez, con el rostro radiante mientras decía:
—Hermana, lo que trajiste es realmente hermoso, nunca había visto una diadema o una hebilla tan hermosa, al igual que el cuaderno y el bolígrafo.
