—Cuñada, no traje muchas cosas esta vez, solo algunas cosas compré casualmente.
En comparación con lo que trajo antes, Zhao Xiulan no trajo mucho esta vez.
—¡Eres tan sincera! ¡ Vamos, entra y siéntate, te prepararé un té de azúcar morena! —Ordenó calurosamente Zheng Xiaoyan.
Zhao Xiulan asintió, dispuesta a entrar y sentarse un rato, no era apropiado irse justo después de llegar, y también quería conversar sobre Sun Xiaofei.
Como dijo Zheng Xiaoyan, preparó dos tazas de té de azúcar morena para servirles.
—¡Gracias cuñada!
—¡De nada! —Zheng Xiaoyan devolvió la sonrisa y miró varias veces a Jiang Cheng.
¡No pudo evitar notar que el esposo de su amiga es bastante atractivo! Por supuesto, Zhao Xiulan tampoco se queda atrás, los dos son talentosos y hermosos juntos, ¡se ven muy compatibles!
—Hermana Xiulan, ¡felicidades por tu boda! — Zheng Xiaoyan no se olvidó de felicitar.
—¡Cuñada, toma unos dulces!— Respondió Zhao Xiulan tímidamente. Ahora que estaba recién casada con Jiang Cheng, era realmente una sensación diferente.
—¡Jaja, bien! Gracias, ¡definitivamente quiero comer los dulces de tu boda! —Zheng Xiaoyan tomó un caramelo y se lo puso en la boca.
Después de conversar un rato, supo más sobre la situación de Sun Xiaofei. La vida del niño es cada vez mejor y la relación con sus padres adoptivos se ha vuelto más profunda.
Al saber que todo estaba bien, Zhao Xiulan se sintió aliviada, luego sacó más dulces y le dijo a Zhen Xiaoyan:
—Cuñada, cuando le envíes algo a tu esposo más tarde, ¿me ayudarías a enviar caramelos a Xiaofei? ¡Así también podrá comer los dulces de mi boda!
A Zheng Xiaoyan no le pareció un gran asunto, por lo que respondió rápidamente:
—Por supuesto, no es gran cosa, voy a enviar algo a mi esposo en los próximos días, por lo que ayudaré a enviarlo.
—¡Está bien, cuñada, por favor!
—No hay problema, ¿por qué eres educada?
Después de conversar por un rato más, Zhao Xiulan y Jiang Cheng se levantaron para irse.
—¿Por qué se van con tanta prisa? ¡Coman en mi casa al mediodía! —preguntó Zhen Xiaoyan.
—Cuñada, no nos quedaremos a cenar hoy, tenemos que ir a visitar al antiguo colega de mi esposo a hacerle una visita y enviarle unos caramelos de boda. Prometemos quedarnos la próxima vez que tengas oportunidad de agasajarnos —explicó Zhao Xiulan.
Sin querer retenerlos más ni retrasarlos, Zheng Xiaoyan ya no insistió.
Eran casi las once cuando llegaron, Qian Hongwei dijo con sorpresa y alegría:
—Jiang Cheng, cuñada, bienvenidos ¡Pasen y siéntense!
—Camarada Hongwei, mi esposa y yo vinimos a verte hoy y traerte algunos dulces de boda para probar.
—¡Jaja, qué bien! Es una pena no haber podido ir a tu boda, pero no está mal probar ahora un bocado de caramelos de boda —Qian Hongwei le devolvió la sonrisa.
Zhao Xulan sacó los artículos y los colocó sobre la mesa.
—¿No dijiste que enviara dulces de boda? ¿Por qué traes carne? —Qian Hongwei frunció el ceño.
—Por suerte, hoy había bastante carne en la tienda de comestibles, normalmente no es fácil comprarla, así que compré dos jin de y la traje aquí —dijo Jiang Cheng sin inmutarse. De hecho, la carne fue sacada del espacio de su esposa. En este momento, finalmente entendió lo que sintió Zhao Xiulan cuando solía dar la misma escusa.
