—Gracias, tía. —Zhao Xiulan agradeció a la tía Chen.
La tía Chen también le dijo a Jiang Cheng que estaba al lado:
—Jiang Cheng, Xiulan se casará contigo, ¡tienes que tratarla bien o te las verás conmigo!
Consideraba a Zhao Xiulan como su propia hija, así que naturalmente no puede ver que sea agraviada, ni siquiera por Jiang Cheng.
Éste, al ver la naturaleza protectora de la tía Chen, dijo apresuradamente:
—Maestra, ¿crees que soy alguien que puede intimidarla? Aunque no me lo recordaras, no la habría acosado. Quiero y atesoro a Xiulan desde el fondo de mi corazón, así que ¿cómo podría tratarla mal?
Jiang Cheng, con toda honestidad, no está mintiendo en absoluto. La amaba hasta la médula y temía que se derritiera en su boca, ¡así que era imposible que la intimidara! Si la acosara, ¿que haría si ella huyera? Incluso si pidiera prestadas diez agallas, no se atrevería a hacerlo.
«Ese tipo, hablando con tanta franqueza delante de extraños, ¿cómo podía dejarla vivir?», pensó Zhao Xiulan, abochornada por las palabras de su novio.
Jiang Cheng no consideró que avergonzaría a su novia, simplemente expresó sus pensamientos.
Cuando la tía Chen lo escuchó, sonrió y dijo:
—Está bien, te he visto crecer, eres confiable y estoy segura de que no tratarás mal a Xiulan. Ella es una buena chica, ¡deberías apreciarla si lo sabes!
—¡Si no sabe cómo apreciarla, le romperé las piernas entonces! —intervino el Tio Chen desde un lado.
Las repentinas palabras del tío Chen divirtieron y despejaron la vergüenza inicial de Zhao Xiulan, pero al mismo tiempo, sintió calidez en su corazón. Los mayores eran sinceros en su trato hacia ella, la trataban como a su propia hija, y por eso eran tan protectores.
Jiang Cheng se estremeció un momento y se apresuró a decir:
—Maestro, sin duda la apreciaré, no se preocupe, trataré a Xiulan muy bien y con cariño.
El tío Chen resopló suavemente. Por alguna razón, que Zhao Xiulan se casara lo entristecía un poco, como si su propia hija se hubiera casado y estuviera reacio a separarse de ella. Aunque Jiang Cheng era un buen chico, todavía temía que una buena chica como ella resultara herida.
—Xiulan, no tenemos nada bueno que darte para tu boda, toma éste poco para agregar a tu dote. —La tía Chen le entregó una pequeña caja de madera.
Zhao Xiulan echó un vistazo a las cosas que había dentro y encontró joyas valiosas. Un collar y un anillo de diamantes amarillos, un par de pulseras de oro con forma de dragón y fénix, un par de horquillas de oro y otro de jade blanco, y un par de brazaletes de jadeíta verde esmeralda.
—Tia, estas cosas son demasiado caras ... —Zhao Xiulan se las entregó de vuelta, sin querer aceptarlas. Las joyas eran tan valiosas que le daba vergüenza tomarlas.
—Xiulan, tómalas, no son gran cosa, tu tío y yo te tratamos como nuestra propia hija, no creemos que sea suficiente para tu boda. Tómalo, una mujer necesita tener algunas joyas decentes. Si no lo haces, entonces no vuelvas a enviarnos cosas en el futuro. —La tía Chen fingió estar enojada cuando vio a Zhao Xiulan renuente.
—Niña, por favor tómalo, es un obsequio de tu tía y mío. Nos has ayudado mucho durante este tiempo; si no fuera por ti, habría muerto. Estas cosas no son nada para nosotros, guárdalas con cuidado. Estas cosas parecen inútiles ahora, después de que pasen estos años, podrán algo de dinero en el futuro. No es fácil para una niña como tú, así que es bueno tener más cosas para tu propio uso como dote.
