Mientras la familia Jiang miraba los regalos de Zhao Xiulan, de repente salió de la cocina un olor a quemado.
—¡Oh no, me olvidé de dar la vuelta a las verduras en la olla, se han quemado! —dijo la abuela Jiang, palmenando sus muslos.
Después de hablar, tomó la espátula y corrió rápidamente a la cocina.
El resto de la familia Jiang se divirtió, y aunque las verduras estaban quemadas, seguían de buen humor.
El abuelo Jiang volvió a preguntar sobre su viaje a la capital provincial y la situación de Jiang Cheng. Despues de una breve conversación, Zhao Xiulan se despidió de ellos porque ya se hacía tarde.
Tras descansar toda la noche, Zhao Xiulan se levantó temprano a la mañana siguiente y salió con su mochila.
Dio la casualidad de que Liu Lanlan también tenía que ir a la ciudad del condado, así que pudo llevar a Zhao Xiulan con ella, ahorrándose así el tener que ir en bicicleta.
El viaje fue mucho más rápido que montar en bicicleta, y no se sintió cansada.
Cuando llegaron, Liu Lanlan se dirigió a su trabajo en el equipo de transporte, mientras que Zhao Xiulan fue a la casa de Lu Qingguo.
Todavía era temprano, Lu Qingguo acababa de irse a trabajar después del desayuno, y Song Caixia era la única que estaba en casa con sus hijos.
Ahora que ha pasado un año, el hijo menor de Song Caixia camina con mucha firmeza; se ve gordito y lindo.
Los otros dos niños también crecieron mucho más, al ver a Zhao Xiulan, gritaron sorprendidos:
—Hermana Xiulan, ¿estás aquí?
—¡La hermana Xiulan está aquí!
Cuando vio a los dos niños, el rostro de Zhao Xiulan se iluminó con una sonrisa cariñosa, y entonces sacó dos puñados de caramelos de su bolsillo para dárselos.
—Toma, come unos caramelos.
Song Caixia también se sorprendió al verla.
—Hermana Xiulan, ¿estás aquí?
Aunque no estaba demasiado sorprendida, sabía sobre el regreso de Zhao Xiulan al condado de Anxian; su esposo originalmente planeó ir a recogerla a la ciudad, pero al final lo hizo Liu Lanlan.
Y al verla, no pudo ocultar su alegría, la persona frente a ella había cambiado mucho y casi no la reconocía.
Ahora estaba tan blanca y bien arreglada, con su pelo negro y liso sobre los hombros, viéndose más elegante y esbelta.
Llevaba un vestido verde claro y un par de sandalias de cuero de tacón alto, que le daban un aspecto de gran ciudad.
Al ver a Zhao Xiulan así, Song Caixia sintió envidia de ella mientras suspiraba en su corazón por lo hermosa que era.
La diferencia entre ella y Zhao Xiulan es demasiado grande. Mientras Zhao Xiulan regresaba de estudiar con una apariencia brillante, ella se veía como una adulta mayor después de dar a luz.
Por supuesto, fue principalmente porque Song Caixia cuidaba a su familia todos los días, estaba tan ocupada que no tenía tiempo para cuidarse a sí misma.
Zhao Xiulan respondió con una sonrisa:
—Sí, volví ayer y hoy vine a visitarte.
Además de Lu Qingguo, también iba a visitar la casa del abuelo y la señora Chen más tarde; hacía mucho tiempo que no los veía y no sabía cómo les iba.
