Todos subieron a las bicicletas y se dirigieron hacia la residencia Jiang.
Jiang Cheng tomó la mano de su esposa y la sintió temblar un poco, así que preguntó:
—Xiulan, el clima está frio y ventoso ¿Tienes frío? ¿Por qué tiemblas? ¿Quieres mi abrigo?
—No tengo frío, solo estoy un poco nerviosa —Zhao Xiulan negó.
—¿Nerviosa? ¿por qué?
—¡Tengo miedo de conocer a tu familia y no caerles bien!
Al oírla, él rápidamente tomó su mano para consolarla.
—¡Xiulan, no te preocupes! Eres tan agradable que seguro les caeras muy bien.
Mira, a mi tío segundo, Jiang Ping, y a mi abuelo les gustas mucho. Te elogian más que a mí, así que está claro que te quieren.
»Además, no viviremos juntos, ¿y qué si no le agradas a mi familia? Mientras me gustes y quiera estar contigo para siempre, ¡está bien!.
Pensando en ello, Zhao Xiulan concluyó que él tenía razón.
—¡Sí, lo entiendo! Haré todo lo que pueda para gustarles, pero si no puedo, ¡basta con que te guste a tí!
Al ver que su esposa se había dado cuenta, Jiang Cheng se sintió aliviado.
De todos modos, en su opinión, si su esposa es tan buena persona, es imposible que a su familia no le guste.
¿Dónde más encontraría una chica tan buena? La familia Jiang no es ciega y definitivamente no les desagradará su pequeña esposa.
Cuando llegaron a la casa de los Jiang, ya eran pasadas las 12 de la noche, por lo que la familia Jiang ya estaba descansando.
No hay muchos miembros viviendo en la residencia Jiang. Los hijos del Señor Jiang se mudaron después de casarse y formar una familia. Básicamente, todos tienen un trabajo serio, por lo que sus unidades de trabajo le asignaron casas y no había necesidad de vivir hacinados en la casa de sus padres.
Además, después de casarse y tener una pequeña familia propia, vivir separados evitaría conflictos. Como dice el refrán, la distancia crea belleza.
Las generaciones más jóvenes de la familia ocasionalmente visitan la residencia de los ancianos para hacerles compañía en sus tiempos libres.
Al llegar, no molestaron a los ancianos, solo se lavaron y se acostaron rápidamente. Temprano a la mañana siguiente, después de una noche de descanso, se levantaron con más energía.
Zhao Xiulan se despertó a las ocho y Jiang Cheng ya estaba despierto. Al ver que había dormido hasta las ocho, se apresuró a preguntar:
—Jiang Cheng, ¿no me levanté un poco tarde?
—No es demasiado tarde, Xiulan. Estamos cansados del viaje en tren, está bien descansar más hoy, el mocoso de Jiang Ping sigue encogido en su nido, yo diría que es imposible que se levante antes de las diez.
Zhao Xiulan se sintió un poco aliviada cuando lo escuchó, al menos alguien se levantaría mucho más tarde que ella.
Sin embargo, era hora de levantarse. Aunque todavía tenía un poco de sueño, era su primer día en casa de los Jiang, así que no quería parecer demasiado perezosa.
Después de levantarse, se lavó apresuradamente y se preparó para bajar a cenar.
El abuelo y la señora Jiang también estaban levantados, sentados a la mesa del comedor y comiendo
Al ver a Zhao Xiulan, el rostro del Señor Jiang de repente se llenó de sonrisas y rápidamente la saludó.
— Xiulan, estás despierta. ¡Ven a desayunar!
