—No te apresures a comer, tus abuelos deben probarlo primero. No seas revoltoso —le dijo Jiang Cheng a Jiang Ping. Temía que su hermano fuera desconsiderado y se comiera todo él solo.
Después de todo, su pequeña esposa cocinó la comida específicamente para sus abuelos, no para Jiang Ping.
—Hermano, no te preocupes. No soy una persona que no entienda la etiqueta. Debo dejar que mis abuelos lo prueben primero.
La comisura de la boca de Jiang Cheng se torció. Si su hermano fuera educado, no le habría advertido así, obviamente no confiaba en él.
El señor Jiang y la señora Jiang sonrieron de oreja a oreja al ver esta mesa de platos suntuosos, sabrosos y deliciosos.
—Abuelo, abuela, siéntense y coman rápido —instó Jiang Ping con impaciencia.
—¡Bien! —Ambos ancianos se sentaron rápidamente, ansiosos por comer. Pero tan pronto se sentaron, llamaron a la puerta.
—Ustedes coman, yo iré —dijo Zhang Ma, corriendo para abrir la puerta y encontrar a Jiang Shufen parado afuera.
—¡Señorita Shufen, está aquí! —Saludó.
Jiang Shufen asintió y dijo:
—Si, hoy tengo tiempo. Mañana estoy de vacaciones, así que vine a pasar el rato con Xiulan.
—Señorita Shufen, ¿aún no ha comido?
—¡No! Ven aquí tan pronto como salí del trabajo.
—¡Que bien! Acabamos de servir la cena, Señorita Shufen, apúrate y come. Te traeré un par de tazones y palillos. —Mientras Zhang Ma decía esto, se apresuró a ir a la cocina a buscar utensilios.
Jiang Shufen olió el aroma de la comida y se acercó a la mesa.
—¡Parece que tengo suerte de tener buena comida justo después de venir aquí! —
dijo ella, dirigiendo una gran sonrisa a la gente en la mesa.
La señora Jiang se alegró mucho por su llegada y rápidamente la instó a sentarse:
—¡Oh, mi Shufen realmente encontraste tiempo para venir aquí hoy a visitarme!
El Sr. Jiang a un lado dijo sin piedad:
—¿Por qué vendría a verte? Obviamente están aquí para ver a Xiulan. ¿Crees que vendría si Xiulan no estuviera aquí? ¿Qué sentido tiene venir a ver a un par de ancianos?
—Abuelo, vine a ver a Xiulan, ¡también vine a verte a ti! —respondió Jiang Shufen con una sonrisa juguetona.
Aunque la Sra. Jiang sabía que esto era un hecho, no se lo tomó en serio.
—Es bueno que haya gente aquí, Shufen, hoy tienes suerte, ¿sabes? Los platos que hay hoy en esta mesa los ha preparado Xiulan, así que podrás probar su comida.
—¿Oh? ¿Tengo tanta suerte? ¿Puedo comer la comida cocinada por Xiulan tan pronto como llegue aquí? ¡Ya veo porqué la comida de hoy no se parece a lo habitual! —dijo Jiang Shufen, mirando los platos en la mesa, de repente sintió mucha hambre.
Después de que Zhang Ma le llevó los tazones y los palillos, todos empezaron a comer.
—¡Está delicioso! Parece que el mocoso Jiang Ping no está diciendo tonterías. Xiulan, ¡la comida que cocinas es tan deliciosa! ¡Nunca había comido una comida tan deliciosa! —dijo Jiang Shufen con emoción. Después de decir esto, continuó metiendo comida en su boca en el siguiente segundo.
—Hermana, no crees que estoy halagando a mi cuñada, ¿verdad? Estoy diciendo la verdad. ¿Cómo puedes dudar de mí? —Jiang Ping murmuró como si estuviera "herido".
