30. Orgullo herido

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El viernes por la noche, mientras caminaba junto a una amiga a la entrada de la casa de estudios, se encontró con aquel muchacho de cuarto año de la Facultad de Derecho, quien al verlo, se acercó de manera casual invitándolo a ir al cine como amigos, algo que recalcó para el mayor.

Miguel pudo observar cierto nerviosismo en Esteban, su mirada a veces iba a sus orbes dorados y otras veces a otro lado, fingiendo que no le importaba la cercanía.

"Aún le sigo gustando." Pensó mientras lo dejaba terminar.

- No. Lo siento. -contestó al final del discurso, manteniendo una mirada fría y serena.

La pequeña sonrisa que el menor mantenía para su propio bien, titubeó y menguó ante tan cortantes palabras.

- Pero...

- No, Esteban. -cortó lo que diría, así como toda oportunidad de explicarse- Seamos sinceros, aún te sigo gustando, y si acepto la salida solo te daré falsas esperanzas. Además, incluso si en verdad fuera de manera amical, eso te haría más mal que bien. Espero lo entiendas, adiós.

Ni bien dijo lo que pensaba se fue en compañía de su amiga; tampoco esperaba alguna respuesta del menor, no quería ilusionar más al niño.

-Miguel, tú... -empezó la chica que lo acompañaba- realmente fuiste muy frío, creo que te pasaste un poco.

El mencionado suspiró enfocando su mirada a la oscuridad del cielo.

-Yo creo que fue lo mejor y lo más maduro que pude decirle. Piénsalo, aún es muy joven e inexperto en este mundo, se está aferrando a un imposible, lo correcto como el mayor entre ambos, era traerlo a la realidad.

Ambos caminaron varios segundos más sin decir otra palabra, hasta que la chica habló.

-Tienes razón, pero igual hay maneras.

Miguel solo se encogió de hombros.

Llegando a la casa en que se alojaba temporalmente, algo se quedó impregnado en su memoria de la corta conversación que tuvo con Esteban, esto era la salida al cine

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Llegando a la casa en que se alojaba temporalmente, algo se quedó impregnado en su memoria de la corta conversación que tuvo con Esteban, esto era la salida al cine.

Miguel recordaba que hasta hace poco había escuchado una publicidad sobre una película de acción en relación a los superhéroes, algo que por cierto, le gustaba a Pedro.

Era increíble como podía cambiar su actitud tan solo por el pensamiento de una persona. Miguel no se había puesto a reparar en el daño causado a Esteban, no obstante a ello, una vez llegó a su mente Pedro, su propio estado de ánimo mejoró, y compró por tanto, dos boletos de cine para la función del domingo por la noche.

Una vez dentro del hogar, se encontró con su roomie en el interior, ante tal cercanía, sus orbes dorados brillaron radiantes, despejando todo rastro de frialdad anterior, sus mejillas se llenaron de color, y sus labios se curvaron hacía adelante, formando una cálida sonrisa.

Te odio pero te amo || MexPer ||Où les histoires vivent. Découvrez maintenant