3. «Amigo» cercano

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Debido a la incomodidad que estaba sintiendo, aquél pesado sueño se iba desvaneciendo.

Poco a poco entreabría sus ojos aun adormilados, al punto de enfocarse en aquel muchacho a su costado, éste se encontraba sentado en la cama con la lámpara encendida mientras mantenía un libro en mano.

— ¿Miguel? —Balbuceó.

El mencionado sin despegar su vista del libro solo murmuró suavemente un «¿?», mientras su vista se enfocaba mejor en el susodicho. Pudo percatarse que éste llevaba puesto sus gafas de lectura; solo en aquellos momentos, el menor parecía más elegante y sofisticado.

Nunca lo diría. Primero muerto, es más, preferiría mil veces decirle que con aquellos se veía muy ñoño y nerd, aunque al recordar los sucesos pasados de aquella noche, solo venía un pensamiento a su cabeza «sexy».

— ¿Qué haces despierto? Me molesta. —Aún se mantenía en su lugar mientras miraba atentamente al peruano.

— Bueno, en la mañana tengo un examen, me había propuesto estudiar hasta media noche para luego dormir tranquilo y despertarme a una hora prudente. —Dijo eso sin despegar la mirada de su libro.— Sin embargo, un bruto no me dejó hacer eso, solo para tener sexo. —La ironía en el menor era tan molesta, aún así se había llegado a acostumbrar.— Por eso ahora estoy aprovechando en estudiar, gracias por preguntar, bruto.

Sin más el peruano siguió estudiando atentamente.

— En defensa del bruto, aquél te hizo gritar como una perra en celo. —Bufó divertido.

Miguel sonrió pícaramente de lado.

— Oh, cariño, no fui yo quien se desesperó por un toque anoche. —Solo para ello giró su cabeza a su dirección, su expresión era tan coqueta que lo molestó solo un poco.

Miguel sabía de sus encantos, y los utilizaba para sus beneficios siniestros.

— Sabes que ganaré en esto, bebé. — Canturreó mientras le guiñaba un ojo. Pedro estaba tan acostumbrado a sus apodos que ni siquiera aquello lo molestaba, aunque a veces fingía que lo hacía.— Además ahora estoy ocupado. —El tono de su voz cambió a uno serio mientras volvía su atención a su libro y se sumergía en las escrituras de éste.

Pedro no tuvo otra opción que dejarlo en paz solo por ese momento, sabía que cuando Miguel se negaba a algo, era firme en su decisión, además porque aunque no lo pareciera, aquel peruano era muy responsable y estudioso, por algo había ganado una pasantía a la UNAM.

Poco a poco Pedro volvió a dormirse.

Alrededor de las 8 de la mañana, aquél lugar ya presenciaba a un atareado peruano que se alistaba como podía porque llegaría tarde a su examen

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Alrededor de las 8 de la mañana, aquél lugar ya presenciaba a un atareado peruano que se alistaba como podía porque llegaría tarde a su examen.

Pedro por aquel barullo logró levantarse con pesadez, siempre sus mañanas eran tediosas, sobre todo porque tenía que soportar la bulla de Miguel en aquellas.

Te odio pero te amo || MexPer ||Where stories live. Discover now