48. Egoísmo

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¿Por qué no solo abría la puerta, empujaba a Pedro y se iba del lugar? Miguel no era una persona débil, podría hacerlo si se lo proponía, pero ¿Por qué no lo hacía?

Literalmente pasaron horas desde que se mantenía acurrucado en el colchón, obligado a escuchar toda la palabrería de Pedro, en donde afirmaba que sí lo amaba y haría las cosas bien. Esas declaraciones si bien tocaban su corazón, no quería hacerse ilusiones, por eso se mantenía obstinado en no dejarse engañar.

Otra vez sucedía lo mismo que con Martín, ninguno quería dejarlo ir hasta escuchar sus confesiones. Ambos lo acorralaban asustándolo; uno con la amistad de años, y el otro con la probabilidad de dañar más su estabilidad emocional.

Si bien Miguel no actuó de la manera correcta con su mejor amigo, eso no quitaba que el argentino haya puesto toda su amistad pendiendo de un hilo ¿Acaso no consideró cómo lo tomaría Miguel? ¿Lo mucho que lo asustaría? Aun sabiendo que para él el tema de la amistad era demasiado sensible, considerando lo que atravesó en el pasado.

Con Pedro era igual; hace semanas lo rechazó de la peor forma con palabras hirientes, solo porque para él era inconcebible formar una relación con el peruano, sería incomodo y hasta grotesco, y esas fueron sus propias palabras. Ahora, cuando mágicamente se dio cuenta de que en realidad sí estaba enamorado de Miguel, de pronto la luz vino a él y reflexionó sobre todas sus fallas, queriendo enmendar sus asuntos con el peruano, forzándolo a escuchar su confesión, y casi obligando del mismo modo a aceptarlo; porque aunque sean pedidos y súplicas, prácticamente apelaba a la misericordia e inestabilidad de Miguel con el fin de que lo acepte.

De una u otra manera, ambos eran egoístas y desconsiderados con Miguel, ¿Por qué no se detenían a pensar en lo que realmente quería el moreno? ¿Se lo preguntaron alguna vez? No, de hecho solo asumieron lo que quisieron y de allí todas sus acciones.

Es más, ahora que se detiene a pensar, en la mayor parte de su vida, hizo las cosas que consideraba necesarias, y las personas a su entorno, de igual modo, hacían lo que querían sin importar que eso termine dañando a Miguel.

Las primeras personas que llegó a considerar "amigos" no lo veían de la misma forma, hablaban a sus espaldas y jamás fueron sinceros; Miguel tuvo que aprenderlo de una mala manera. Desde esos días de antaño, tuvo que aprender a construir muros alrededor de su corazón, sonriendo exteriormente y evitando conflictos con los que no quería lidiar; esto le ayudó a tener amistades en su época preuniversitaria y universitaria, claro que solo podía hablar con ellos de temas superficiales. Cuando conoció a Martín todo fue diferente en ese tema, por fin encontró un amigo de verdad, a quien consideraba su familia, y aunque lo quería como nunca, tampoco allí fue prioridad; siempre tuvo que dejar lo que quería a un lado para apoyar a su mejor amigo; a opinión de Miguel, sus problemas eran menores que los de Martín. No se podría comparar.

Con Andrew, muy por el contrario de los demás, el corto tiempo que estuvieron juntos, sí pudo ser más como él mismo, podía ser caprichoso si quería, después de todo él siempre le daría la razón y todo lo que quería; quizás por tal motivo, le terminó gustando mucho; no obstante, todo tenía un final, así que el propio Miguel tuvo que cortar su relación con el objetivo de concentrarse en sus estudios.

¿Era algo que quería? Obviamente no. Si fuera por Miguel, duraría mucho más con el rubio; si hubiera sido así, quizás estarían en una relación hasta el día de hoy. Y muy a pesar de todo el cariño que le tenía, al final tuvo que levantar otra barrera en su corazón, al enterarse que Andrew muy poco tiempo después de su ruptura ya tenía otra pareja.

Esto era así, la vida de Miguel se encontraba marcada de actos egoístas, desconsiderados y casi traumáticos. Nunca se había puesto a meditar sobre todos esos sucesos hasta ahora, ahora donde presenciaba uno de ellos, con la persona más egoísta del planeta.

Te odio pero te amo || MexPer ||Where stories live. Discover now