39. Amor y Amistad| Parte 3

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Casi un año había pasado después de la cita doble, Miguel había terminado con Andrew hace mucho, pero Martín aún seguía en su relación con Emily, la persona por quién justamente esa noche, estaba cenando y tomando cervezas junto a Miguel.

Ellos anteriormente habían tenido un par de discusiones que fácilmente lo arreglaron porque Emily había cedido, pero lo de esa tarde era la primera pelea entre ambos. Fue tan grave para Martín que hasta Pedro se enojó con él, y ambos mexicanos no le dirigieron la palabra en lo que iba del día, y sospechaba muy bien que eso podría seguir durante todo el fin de semana.

Esa noche, él, quien no era de tomar mucho cervezas como Miguel, las bebió como si fueran agua, al punto de embriagarse y terminar siendo llevado por su nuevo mejor amigo hasta el departamento del peruano.

— Yo realmente no la merezco...

En todo el camino murmuró una y otra cosa, incluso en la residencia de Miguel, cuando éste lo recostó en el sillón, no dejaba de lamentarse y compadecerse de sí mismo entre sollozos.

Miguel, quien en ese momento se estiró debido al esfuerzo de llevar durante varios minutos a su amigo de más de 1.80 metros y casi el doble de su peso, se sentó en el sillón junto a Martín, suspirando cansino.

— Ah, realmente eres todo un caso, y encima pollo.[1]

La cabeza de Martín estaba recostada sobre el respaldar del sillón, dando la cara a Miguel, quien casi lo miraba con reprobación.

— Había conocido varios tipos de borrachos, entre pleitistas, amorosos y gigolós, pero nunca uno tan llorón.

Martín sintió que lo recriminó, y sus ojos verdes se cristalizaron amenazando con soltar lágrimas.

— Incluso vos no me soportás...

Miguel rodó sus ojos y levantó con sus manos el rostro de su amigo para quedar de frente.

— Escúchame bien, idiota. —obligó a que los luceros verdes se encontrarán con los dorados— Sí, no te soporto, y quizás es porque a más tardar mañana tendré una fractura en la columna, pero más allá de eso, te quiero, eres mi mejor amigo.

Un par de lágrimas se escurrieron por las mejillas del argentino.

— Y así como yo, te apuesto que Emily también te quiere. No, ella te ama demasiado. —continuó— Sé cómo es el amor desde que los veo a ambos juntos, y ustedes lo hacen y mucho. No creo que esta primera pelea los separe, así que solo dale un par de días para que piense bien las cosas, ¿Sí?

— ... —Martín recordó lo dolida que se veía Emily— Pero...

— Pero nada, idiota. —los orbes color miel se mostraban determinados y fijos sobre Martín— Eres una buena persona, agradable, buen amigo y un amoroso novio. Ella ve esas cualidades y más ¿Sí? Esta es su primera pelea, ustedes lo superarán, y eso es porque se aman.

Si bien los ojos de Martín lucían apagados en un principio, al escuchar las palabras que pensaba su amigo de él, hicieron que aquellos se iluminaran, apreciando por primera vez, el aura angelical de Miguel.

El tiempo para él se detuvo, pudiendo ver el alma de Miguel a través de su mirada; no obstante de inmediato fue interrumpido por el abrazo del menor, quien lo acompañaba con suaves palmadas en la espalda para consolarlo.

Martín no lo pensó mucho, solo cedió al abrazo, hundiendo su cabeza en el cuello de Miguel, percibiendo el fresco olor a lavanda que opacaba el olor a alcohol, lo cual calmó su preocupación, adormilandolo en el proceso.

Martín no lo pensó mucho, solo cedió al abrazo, hundiendo su cabeza en el cuello de Miguel, percibiendo el fresco olor a lavanda que opacaba el olor a alcohol, lo cual calmó su preocupación, adormilandolo en el proceso

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Te odio pero te amo || MexPer ||Where stories live. Discover now