9. Frágil corazón

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Una vez dentro de la casa de Pedro, Miguel se dio cuenta de la figura encorvada que yacía sentada en el sillón.

Revisó su reloj de la muñeca; efectivamente faltaba una hora para que sea media noche.

Con pasos lentos e insonoros se acercó al mexicano, mientras dejaba su maletín en otro de los sillones.

- ¿Pedro?

El mencionado no se movió de su lugar, de hecho ni le respondió. Él seguía sentado con sus manos cubriendo su rostro.

Miguel frunció el ceño con duda.

- ¿Pasó algo? - Volvió a preguntar, y nuevamente la respuesta fue nula.

Miguel siguió evaluando a Pedro con la mirada, hasta darse cuenta de la manta y almohada junto a él.

¿Iría a dormir en el sillón? ¿Por qué?

- ¿Piensas dormir allí? - De todas maneras decidió averiguarlo.

Después de varios segundos, el mayor quitó sus manos de su rostro y suspiró cansadamente.

- Sí, Emily está durmiendo en mi habitación.

La sorpresa en Miguel fue instantánea. Por otros segundos se puso a pensar en la situación.

- Ya veo.

Otra vez, ambos se quedaron en silencio.

- Entonces... ¿ella ya te lo dijo? - Dijo el menor con suavidad para no despertar a Emily.

- Sí. - Murmuró el contrario con completa indiferencia.

Miguel estaba acostumbrado a los insultos por parte de Pedro, así también como a su manera de ser. Sin embargo, a lo que no estaba acostumbrado era a su completa indiferencia y desinterés.

Por el problema con Martín, justificó su actuar.

- Lamento tanto lo sucedido, de hecho acabo de hablar con Martín. Sé que hizo mal, le resondré incluso. De todas maneras, no lo hizo a drede, él no es una mala persona.

Como si hubiera despertado de su letargo, el mayor no pudo seguir conteniendo su molestia creciente hacia Martín.

- ¿No es una mala persona? - Dijo entre dientes. - Pues una buena persona no le hace daño a quienes quiere. - Bufó con molestia.

Miguel suspiró cansino.

- Ambos sabemos que no es cierto, hay personas que no saben como expresar lo que sienten, que cometen errores perjudicando así a quienes aman. Todos...

Pedro levantó la mirada hacia el menor, aquella era afilada.

- Ya se lo había advertido, Miguel. - Dijo elevando un poco su voz, pero no lo suficiente como para que haga despertar a Emily. - Se lo dije repetidamente, que si le lastimaba una sola vez, yo mismo me las cobraría. - Su resentimiento era notorio.

- Lo sé. - Murmuró el menor. - Sé que muchas veces toma decisiones estúpidas porque es un bobo. Pero eso no lo hace el más vil, Pedro.

- ¿A veces? - Su ceño fruncido se pronunciaba más. - Siempre hace lo mismo, siempre termina dañando a Emily.

- ¿Es que está bien pendejo? - Murmuró en broma para aligerar el ambiente.

Le estaba empezando a agobiar aquel ambiente tenso; sin embargo, el resultado fue todo lo contrario a lo esperado.

- ¿Esto te parece una jodida broma?, ¿El sufrimiento de Emily es divertido? - Esta vez Pedro parecía mirarlo con odio.

Miguel se quedó sin palabras por unos cortos segundos.

Te odio pero te amo || MexPer ||Where stories live. Discover now