7. Barreras | parte 3

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Ambos amigos se habían ido de la cafetería en la que se encontraban; ellos ahora caminaban hasta la estación de buses que los llevaría a cada uno a su destino.

Nunca dejaban de hablar sobre cualquier cosa, eso hasta que por esos momentos, el más alto le pidió un tiempo porque había recibido una llamada del trabajo.

Miguel todavía recordaba lo que hablaron en la cafetería, hablaron de algunas cosas con las que el menor no se sentía cómodo.

Andrew fue el primer y único novio que tuvo el peruano. En un principio aquel mexicano residía temporalmente en Perú, y fue a sus 18 años en los que ellos se conocieron.

Miguel desde siempre tuvo sus reservas con cualquier clase de persona. Él podía muy bien ser muy comunicativo y cercano, pero solo cuando se trataba de cosas superfluas.

Miguel siempre cuidó su corazón.

Se podría decir que fue por los pleitos escuchados entre las parejas de sus familiares, amistades; o quizás porque lo criaron de una manera que cuando quería expresarse sobre su sentir, siempre lo oprimían, al punto de que era inservible querer decirlo.

Quizás fue por las propias experiencias que tuvo con las amistades de su niñez o infancia; o tal vez fue que aquella era su propia naturaleza.

Miguel siempre ha estado solo cuando de sus sentimientos más profundos se trataba.

Andrew fue el primero en quebrar un poco de esas barreras. Y fue perfecto mientras duró.

Al par de meses de haber terminado, el mexicano se había conseguido otra pareja; aun cuando le había profesado amor eterno a Miguel, aun cuando mostró que el peruano era el único quien podía hacerle realmente feliz.

Después de eso, las barreras del corazón del menor su multiplicaron.

Miguel no creía en un felices por siempre, no creía en la fidelidad ni en una razón para formar una relación seria. Mientras sus deseos carnales sean satisfechos a su debido tiempo, Miguel estaba bien.

Él no necesitaba a nadie más que a sí mismo. Incluso Martín solo sabía que se negaba a muchas cosas porque no le importaba lo suficiente. Sin embargo, era lo más cercano que alguien podría llegar a él.

¿Romance?

Eso era para esas pobres personas que les faltaba amor propio, que de alguna manera no obtuvieron el amor que su familia debió haberles dado.

Era una carencia de ellos, que buscaban llenarlo con relaciones efímeras.

Miguel estaba bien con sus amistades con beneficios. A él siempre le ha gustado hacer amigos, compartir bromas entre ellos, quizás poder ir a lo sexual. Pero romance, jamás.

Se deshizo con facilidad de Esteban así como de muchos otros que pensaban que tenían una oportunidad con él. Miguel siempre haría eso.

Y entonces, ¿Por qué no podía deshacerse de Pedro?

Pff. Apenas vino ese pensamiento a su mente, lo desechó.

Ciertamente Pedro se le había declarado en su borrachera, pero no era nada para tomarlo en serio.

Pedro solo era uno de sus amigos lisurientos que buscaba llenar el vacío que tenía ante no poder obtener al amor de su vida.

Claramente su confusión le había jugado una mala pasada.

¿Pero por qué a lo largo de los días rememoraba aquél suceso?

Miguel frunció su ceño con recelo, él no tenía por qué seguir rememorándolo.

Te odio pero te amo || MexPer ||Where stories live. Discover now