13. Lo siento y gracias

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¿Por qué?

¿Por qué Pedro no lo dejaba en paz? ¿Por qué no solo se resignaba a vivir en ese aparente distanciamiento en la que ambos se habían sumergido?

¿Y por qué eso le preocupaba tanto a Miguel?

Mientras los días fueron transcurriendo, así como los fallidos intentos de Pedro por tratar de hablar con el peruano; Miguel siempre tenía esas preguntas en su mente.

Sí, en un principio de verdad le dolió lo dicho por el mexicano. Y muy a su manera se había acostumbrado a no mantener contacto con él.

¿Pero por qué se sentía culpable cada vez que rechazaba a Pedro?

Odiaba sentirse así. Él fue quien resultó perjudicado por el mayor, no debía sentirse así. Pero cada día que pasaba Pedro no dejaba de intentarlo.

¿Quizás nunca se cansaba? ¿Por qué era tan terco? No es como si fueran amigos de toda la vida. No es como si fueran incluso más que eso. Pero Miguel día a día no podía olvidar los constantes esfuerzos de Pedro.

Sin embargo, muy a pesar de la culpa que últimamente estaba sintiendo; iba a continuar igual como en estos días.

Miguel había salido de su última clase del viernes, y como ya era costumbre se iba ir a beber un rato con sus colegas, y quizás después de eso, recién iría al hogar de Pedro

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Miguel había salido de su última clase del viernes, y como ya era costumbre se iba ir a beber un rato con sus colegas, y quizás después de eso, recién iría al hogar de Pedro.

No obstante, al final tuvo que declinar la oferta de sus colegas, porque justo había recibido una llamada internacional por parte de su madre. Le iba a responder en ese instante; felizmente no recibió aquella llamada más tarde, porque quizás le tocaría hablar con su madre en medio de su ebriedad.

— ¿Aló, mamá? — Dijo una vez alejado de su facultad y de sus amigos.

— Hijito, buenas noches, te he extrañado tanto.

Miguel sonrió con ternura al escuchar las dulces palabras de su madre. En verdad hace tiempo que no la veía a ella ni al resto de su familia.

— También te he extrañado mucho, mamá. — Dijo suave.

Ahora tengo que llamarte porque tú ya no lo haces. — Un ligero sentimiento de culpa se asentó en su corazón. — Pero no importa, me alegra escucharte.

También me alegra escucharte, ¿cómo están tú y los demás? ¿todo bien por allá? — Por medio de la llamada escuchó un poco de bulla, estaba seguro de que eran su padre y sus hermanos.

Aquí todo está bien, todos lo estamos. La vez pasada fuimos de viaje a Ica, pero como siempre se notó tu ausencia. — A Miguel no se le podía borrar la gran sonrisa cálida que tenía gracias a esa llamada. — Y ya sabes, como siempre tu hermanito queriendo apoderarse de tu habitación. Lo normal.

— Pff. Ya no le digas «hermanito», ese tremendo manganzón tiene más de 20 años. Además jamás le cederé mi cuarto, que siga soñando. — Dijo con diversión mientras escuchaba una lejana queja por la llamada. Seguro era su hermano menor. — Pues me alegra que allá estén bien. Cuando todo el estudio termine, volveré a Perú, no se preocupen, solo soporten un poco más de tiempo, ¿sí?

Te odio pero te amo || MexPer ||Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang