2.

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Abrió sus ojos.

Estaba oscuro.

Se movió con cuidado por lo que parecía ser una cama. Lo que podía palpar era cálido y bastante cómodo. Se estiró contento unos segundos para luego bostezar. Sin embargo el dolor en un lado de su pecho, por ahí donde andaban las costillas, le provocó que volviera a su posición inicial. Una de sus manos bajó hasta la zona, encontrando que estaba hinchada, pero se sorprendió de sentir algo húmedo, como una pomada. Se sentó un poco para apartar un tanto las mantas y enfocar su vista en la oscuridad para ver. Sí, parecía que le habían echado algún ungüento para que bajara.

Pero él sabía que se le había roto. Lo sintió en aquel momento y en cada respiración se lo confirmaba. Decidió entonces mirar un poco el lugar. Parecía una habitación. Estaba cerrada por completo, sin ninguna ventana. El aire acondicionado también estaba encendido. En una de las esquinas se presentaba en televisor moderno, abajo de este algo similar a un armario y, por lo que podía divisar, alguna que otra mesa en el suelo. A su lado había una lámpara.

Extendió el brazo y la prendió. Un tono azulado se hizo ver y se acercó a esta cuando notó una carta. La tomó.

Supongo que estarás un poco perdido para cuando te despiertes. He tenido que salir a... resolver unos pequeños asuntos con tus amigos los policías y su típica manía de meterse donde no van. Ahora, un par de cosas que quiero aclarar.

1. No intentes escapar. Hay cámaras en todas partes de ese lugar, y además de eso, las tengo en mi teléfono para revisar cualquier movimiento que hagas.

2. La habitación es temporalmente tuya, he conseguido durante las horas que has dormido alguna que otra ropa para que te las cambies.

3. Pasa un buen rato. Ve televisión, una serie, una película, algo.

4. Pronto vendrá un médico. No hay problema con que le cuentes lo que te han hecho, es parte de nosotros.

5. Si quieres ir al baño, o pedir algo de comer, a tu disposición se encuentra un agente especial. No tienes teléfono, pero cualquier emergencia con él será suficiente para yo saberlo.

6. Recuerda que has hecho un pequeño trato conmigo, poli. Tengo de cerca a tus amigos y familia, no cometas una estupidez. Eres mío.

7. Regreso mañana, espero verte limpio y bien vestido. Nos iremos de nuevo.

Que las horas te sean buenas, poli.

Apartó la carta con un ligero temblor. Por unos instantes había creído que había sido una cruel pesadilla de la cual había logrado salir con sólo abrir sus ojos, sin embargo ahí estaba aún. Paseó sus manos por sus antebrazos por la frialdad del ambiente. En su mente le llegó el pensamiento de no saber cómo podría ser ese hombre tan descarado y creer que él en serio podría relajarse estando ahí, encerrado, ¡en cautiverio! Tenía que pensar bien. Sabía que en ningún lugar de ese cuadrado habría un teléfono, que habían cámaras y que fuera de la única puerta disponible habría un fortachón de esos que podría devolverle la muerte con sólo mirarlo.

Mierda, ¡Jodida mierda!

—Maldito, maldito Muzan —maldijo—. ¿Por qué tuve que venir acá?

Se movió en la cama e ignoró de nuevo el dolor en su cuerpo. Se sentó en la orilla de la cama. Todavía estaba helado y eso se contagió a su piel. Se sintió desnudo. Al mirarse no fue sorpresa encontrarse de esa manera. Claro, el imbécil aquel se la había arrancado de raíz, con sólo un movimiento. Se levantó precavido y la planta de sus pies experimentaron la baldosa fría que le heló la vista.

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now