27.

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—Se la envié.

Habían sido las palabras que sus oídos lograron identificar cuando Uzui regresó a la habitación. Desvió sus ojos de la pared y los envió hasta donde el hombre apenas comenzaba a tomar asiento en la cama. Iba a preguntarle, porque le había entrado la curiosidad, a qué se refirió acerca de «entregar» y qué era lo que había enviado, sin embargo un aroma extraño le hizo dejar de cuestionarse en la mente algo que le pareció de momento banal para enfocarse en desmenuzar aquel olor femenino que le hizo sentirse amenazado. Tuvo que respirar hondo antes de atreverse a hablar, la fachada a cansancio que llevaba encima de sus hombros le llenó las venas de malas vibras, pero lo hizo. Debía hacerlo.

—¿Con quién estuviste? —preguntó y cruzó los brazos al frente de su pecho—. Te fuiste desde la mañana y regresas ahora a las once de la noche. Para colmo con olor a mujer. ¿Es que Hinatsuru te convenció y pasaste unas buenas horas con ella?

Uzui suspiró y le vio llevarse las manos hasta la sien. Zenitsu mismo experimentó una extraña cefalea producto de sus palabras por haber visto la cara del hombre torcerse en una mueca irritada, pero eso no era problema suyo.

—¿No te he dicho que no tienes el derecho de meterte en mi vida?

Se acercó a su lado. Oh, por Dios. Era un completo descarado. Tembló de la rabia que le azotó la cabeza por lo que le había soltado. ¿Cómo se atrevió a dejarle saber que Uzui podría hacer con la vida suya lo que quisiera, pero que Zenitsu no podría siquiera saber a dónde saldría? Para Uzui, la vida de Zenitsu no era un problema. Tuvo consciencia de quién era su familia, donde había vivido, donde había trabajado y un largo sinfín de datos que había considerado que eran personales y privados, pero que el hombre ya supo de antemano, seguro que para poder amenazarlo cuando quisiera. Ah, pero él no podía saber nada, absolutamente nada de Uzui sin recibir un golpe o un insulto.

—Aquí no estamos hablando de tu vida personal, sino de con quién te acuestas, pero claro, por lo que veo te gusta estar regalando mí lugar de... —respiró hondo— zorra a cualquier otra mujer que te pavonee el trasero.

—No estuve con ninguna mujer y si así fuera, ya sabes qué hacer.

—No, yo por ti no vuelvo a pelear jamás.

—Entonces no pelees. Sabes bien que no soy de estar con solo una persona.

Sintió un balde de agua fría impactar su cuerpo con brusquedad. Asintió y sólo se quitó el abrigo que tenía puesto para acostarse a dormir. Bien, se mantendría callado como siempre quería que hiciera. Se acostó y optó porque las sábanas se le pegaran al cuerpo. No quiso saber acerca del primer tema que había lanzado al aire y que Zenitsu prefirió no responder. Si Uzui había considerado que lo mejor era que no supiera nada acerca de su vida, estaba bien, no volvería a preguntar. Le sintió salirse de la cama e irse, seguro que al baño.

Sin embargo, regresó pronto. Con la piel helada y perlada en delicadas gotas de agua. Se acercó a su lado y buscó de su calor. Tuvo que poner los ojos en blanco porque estaba molesto y no deseaba que lo tocase a pesar de saber que le estaba comenzando a gustar muchísimo ese hecho.

—¿Se puede saber por lo menos cuando volveré a salir de aquí? Llevo tiempo encerrado en esta habitación.

—En algunos días más.

—¿Y por qué tengo que esperar tanto?

—Por el show que hicimos —respondió serio y colocó su cabeza en su cuello. Apresó con sus brazos el abdomen de Zenitsu—. He escuchado a muchas personas que están un poco interesadas en ti, y bueno, creen que tienen derecho a estar contigo. Se han creído que voy a compartirte o cosas así.

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now