28.

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Zenitsu abrió con lentitud sus ojos antes de sentirse aplastado por el cuerpo de Uzui. La noche se les había pasado y estaba seguro, por la forma en que le dolieron sus ojos, que habían transcurrido varias horas. Se movió con cuidado al experimentar un calor agradable envolver cada zona de su piel. Observó cuando dio con la parte del techo a Uzui, quien se hallaba dormido a su lado. Notó los cabellos desparramados en toda la cara, una expresión tranquila y una respiración calmada.

Le contempló por un tiempo. Sus pestañas eran grandes y rizadas. Si le preguntaban, tal vez diría que era una de las cosas de su cuerpo que más bonitas le parecían. De manera delicada y minuciosa se encargó de tocar sus mejillas y contemplar sus cejas. Estaban bien definidas, pero pocas veces se lograban ver bien por lo blancas que eran. Luego se fijó en sus ojos. Sus párpados se encontraban en constante movimiento por el sueño. Y después, su nariz puntiaguda. La tocó por encima y la halló fría al tacto. Al final se concentró en sus labios, rosados y algo quebrados. Dudó en hacerlo, pero los tanteó de igual forma.

Suaves. Le recordó a la textura de una manta para bebés. Se acercó ante la tentación de besarlo, y así lo hizo. Su corazón acelerado se detuvo al sentir que Uzui lo apretaba en contra de su cuerpo y correspondió de inmediato. Cerró sus ojos y colocó sus manos en sus hombros. Se alejó contrariado.

-¡Ugh! ¿Fumaste antes? -cuestionó luego de haber sentido el sabor a nicotina.

-Siempre fumo.

-Que asco.

Intentó alejarse, pero Uzui no se lo permitió. Sólo lo apretó en su contra.

-Tú fuiste el que me besó primero, tienes que hacerte cargo de mis ganas.

-No con esa peste horrible -susurró.

-No me quiero levantar, es cómodo estar aquí contigo -le comentó. Zenitsu le observó con un tanto de enojo.

-No te voy a besar si no te limpias la boca.

-¿Eh? O sea, ¿Prefieres el sabor a pasta dental?

-Cualquiera que no sea alguna droga o alcohol estaría bien para mí.

-No es lo mismo, pero algo es algo -dijo y se sentó. Quitó sus brazos de su cuerpo. El frío le hizo meterse bajo las sábanas sin dejar de mirar ninguno de sus movimientos. Le notó abrir la mesita de noche y sacar un chicle de menta que se tiró a la boca. Lo masticó unas cuantas veces antes de quitárselo y tirarlo al piso. Zenitsu hizo una mueca de asco-. Ven.

-Tiraste el chicle al piso.

-Yo lo recojo después. Ven, bésame.

Se acercó a su lado y se sentó encima de sus piernas. No se le hizo extraño que este le agarrara con fuerza y juntara sus bocas. Ahora el sabor de la menta fue lo único que pudo saborear. Tampoco le gustó, pero era mejor que el otro, así que no se separó. Uzui llevó sus manos a su cintura y se apropió de esta. Su cuerpo tembló con rapidez y aún más cuando ambas lenguas comenzaron a tocarse, una entre otra, con lentitud.

Pudo ser que estaba más sensible de lo normal, sin embargo le pareció que ese día los besos de Uzui eran más suaves y eróticos de lo normal. Comenzó a mover con sus manos sus caderas, o por lo menos buscó incitar a su cuerpo. Zenitsu acarició su cuello antes de hacerle caso y jadear por lo bajo cuando ambos alejaron sus bocas. Se despojó de la camisa que llevaba cuando la agarró por la orilla y la subió por su cuerpo. Uzui volvió a atacar su cuerpo con besos que recorrieron desde su boca, su cuello, hombros y abdomen sin dejar de apretar su piel con sus manos.

Antes de que pudieran seguir, alguien tocó a la puerta. Los dos se detuvieron algunos segundos y Zenitsu le iba a decir que fuera a abrirla, no obstante Uzui poco caso le hizo a quien fuera que se hallara atrás de la misma.

Uzui [UzuZen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora