14.

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Dejó caer el cuchillo. No. Uzui no merecía que él viviera. No merecía pelear por alguien como su persona. Por alguien que le hacía daño, que le había arrebatado la vida, que le había obligado a ser algo que él no quería. Suma sonrió aún más y se le acercó despacio a diferencia de lo que creía que haría. Parecía disfrutar que Zenitsu no le haría nada.

Desvió la mirada de ella y se dirigió a Uzui. Podía notarlo a la perfección. Le miraba con fijeza y seriedad, como si estuviera aburrido. ¿Cuánto costaba la vida? ¿A ella no le daba vergüenza el hecho de pelear por ser la única? ¿Y si él la mataba, y si Uzui se fijaba en alguien más, tendría que seguir con lo mismo?

¿Era qué acaso nadie se daba cuenta que Uzui tenía de todo, menos ganas de ser monogámico?

¿Cuánta gente tendría que asesinar para evitar que le matara él?

¿Y si la mataba, eso significaría que él le daría algo?

¿Qué se haría el día que se cansara de él? ¿Le diría a otro de sus amantes que confiaba en ellos y que Zenitsu debería morir?

¿Por qué Uzui intentaba hacerse el perfecto?

No lo era.

—¿Vas a dar tan poco espectáculo?

Salió de su mente al escuchar una voz femenina. Suma ya estaba delante suyo mientras jugaba con el cuchillo entre sus dedos. Era más preciosa de lo que podía haber creído cuando puso un pie en el anfiteatro. Un olor suave a caramelo y un mundo raro de fantasía le hizo apartar de nuevo la mirada.

—No soy de dar espectáculos —susurró—. Si pudieses matarme rápido, te lo agradecería.

Suma alzó una de sus cejas.

—Eres aburrido. Aunque parece no haber miedo en tus ojos, sé que lo escondes muy bien. Pero estamos en una arena y hay que dar un espectáculo. No te mataré tan rápido.

O sea, que iba a sufrir. Se alejó con rapidez cuando el reflejo del cuchillo se acercó a sus ojos y tomó distancia sin apartar sus ojos de ella. Le temblaba todo el cuerpo. Sentía su corazón vibrar y las manos las tenía repletas de sudor. Volvió a mirar a Uzui. Este le seguía viendo. ¿Cuál sería el premio? Antes de desviar sus ojos de él, este alzó lo que le dio vibras a una pequeña fotografía. Evitó otro cuchillazo de ella por mero instinto porque juró no verla.

—¡No le mires! ¡Enfócate en mi! —rugió.

La ignoró y corrió hacia donde estaba Uzui arriba de ellos. Sus ojos se llenaron del más puro asombro.

Era Rengoku, su hermano. Tenía algo que ver con él.

Entonces, al parecer, si valía vivir. Se giró con susto cuando Suma estrelló el filo en uno de sus antebrazos y lo sacó. El salpicón de sangre y el dolor que sintió le hizo chillar. El ruido general de los hombres fue una burlesca carcajada que le hirvió la mente. Antes que pudiera preverlo, le propinó un puñetazo en el rostro que la hizo tambalearse en su lugar.

Aunque era más pequeño que ella, era más fornido y, a pesar de todo, había recibido en años atrás preparación para defenderse a los demás. Corrió hasta el cuchillo. Suma se limpió los borbotones de sangre que caían de su nariz.

—Maldito policía, como los odio.

Alzó el cuchillo hacia Suma con su brazo sano. Su mente comenzó a dar vueltas del nerviosismo que de pronto le golpeó la consciencia. En serio tenía que quitarle la vida, y aquello no era propio de los de su profesión. Sacudió la cabeza cuando se acercó nuevamente a su lado y sintió otro extraño dolor que cogió parte de su vientre cuando ella paseó el filo por la zona baja de su cuerpo.

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now