18.

709 84 23
                                    

Despertó de un sobresalto, quizás de alguna pesadilla que, para su beneficio, no recordó. Apartó con la mano el sudor que había empezado a cubrir su frente y observó hacia su lado. Uzui estaba fumando mientras usaba su teléfono.

Se acercó a él en la búsqueda de un poco de cariño y de tacto. Este exhaló la capa de humo que se hallaba dentro de su boca. Le observó.

—Es temprano, acuéstate a dormir de nuevo.

Le vio apartar el cigarrillo a un lado antes de continuar con lo que hacía. Zenitsu por unos instantes se sintió ignorado. En él un miedo palpable a dormir sin que le ayudase un poco a olvidar le hizo suspirar. Tal vez se debía a que aún no había olvidado aquel evento con Suma que parecía alejarse a pasos agigantados cada día que se abrían sus ojos. Se alertó cuando comenzaron a escucharse gritos del hombre en el baño y Uzui chistó con rabia.

—Maldita sea ese hombre.

Se levantó de un salto. Él se quedó en la cama con los ojos pendientes a Uzui. Este desapareció al instante bajo la gruesa capa de un manto oscurecido que daba la noche y que había tomado casi todas las zonas de la casa. Había dejado el dispositivo móvil a su lado, sin ningún tipo de seguro, ni bloqueo. Lo observó unos segundos, con una severa duda plasmada en estos. Quizás, aunque no hablara, podría marcar el número de emergencias de ahí. Y tal vez ellos vendrían luego.

Un grito le sacó del trance.

Se apartó con rapidez del celular sin siquiera haber podido mirarlo más de un minuto. No, no lo tocaría. Por su propio bien no lo haría. Quiso alejar esos gritos de su cabeza porque eran más aterradores de lo que quería pensar. Se levantó de igual manera para alejarse lo más posible de donde provenía su voz y enterró sus dedos dentro de sus oídos para incluso evitar el sonido.

—Está bien, pronto se callará —susurró y comenzó a decirlo cada vez más alto para que pudiera dejar de escuchar—. Pronto se callará, pronto se callará.

Lo hará.

Lo hará.

Pero alzó aún más su voz cuando notó que no, no había guardado silencio. Se hizo uno en el piso porque le recordaban a sus propios gritos esas veces donde Uzui le castigaba.

Lo hará.

Cállate, por favor.

Por favor.

No más.

¡Por favor!

CÁLLATE...

CÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECBÁLLATEACÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLASTECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATETCÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATEACÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLhLATECÁLLaATECÁLLyATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁsLLATEaCÁLLATNECÁLLgATECÁrLLeATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATECÁLLATE

CállaLO. CállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCáCÁLlAtEllaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloCállaloVAMOSVAMOSHAZLOCÁLLALO
ZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSUZENITSU

CÁLLALO.

—¡YA BASTA POR FAVOR! ¡LO CALLO, PERO DÉJAME EN PAZ!

Un golpe en la espalda le hizo regresar a la realidad. Cuando abrió sus ojos dio con la imagen de Uzui. Había tomado sus brazos.

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now