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Zenitsu se detuvo, con la mirada perdida en la silueta de un elegante Muzan que se hallaba con una copa en mano mientras charlaba con naturalidad con los demás. Uzui le observó y agarró sus brazos con delicadeza antes de bajarse a su único oído disponible y soltar, con cizaña.

-Sabes quién es, ¿verdad? -se rió-. Dime, ¿te gusta verlo? Será nuestro invitado especial esta noche.

No pudo creerlo.

Un sollozo se escapó de su garganta y se volteó para abrazar con fuerza a Uzui, más de la necesaria y de lo que había creído. Este último no se lo esperó, sin embargo también lo abrazó de vuelta. Zenitsu no supo qué pensar y los recuerdos de Muzan en su oficina, diciéndole que tenía que ir a aquella calle ese día le llegaron como un balde de agua helada en invierno.

-Tsk, no llores. Te ves muy bonito hoy y vas a arruinarte con esas feas lágrimas.

¿Cómo quería que no llorase? Ahora que lo vio a la distancia, supo que era muy poco probable que Muzan no supiera de que Zenitsu se hallaba ahí y que no había hecho nada lo remotamente posible para buscarlo, sino para echar mofa de su situación. Quiso llevar sus manos a su maldito cuello y matarlo, apretar sus dedos de tal forma que sintiera la sangre en sus manos, pero cerró sus ojos y pensó que aquello no era lo más decente en ese momento. Sin embargo, encontrarse con su antiguo jefe que le encomendó la travesía le había quitado las ganas de disfrutar lo que restaba de noche y eso pareció notarlo Uzui.

-Oye, tranquilo -acarició su espalda de arriba hacia abajo-. Ya no eres su empleado, eres mí amante. Si él te dice algo que no te gusta, yo me haré cargo, ¿si?

Alzó sus ojos hacia Uzui, con enojo.

-¿Tú le pediste que llegara?

Uzui sonrió, de esa forma tan tétrica que no le gustaba en nada y sólo le daban ganas de vomitar.

-¿Yo? No, como crees -se burló. Entonces, si Uzui mismo se burlaba de él, ¿en serio debería creer en que lo defendería de cualquier mierda que dijera Muzan?

No. No lo haría.

Se alejó de un manotazo y volvió a ver al hombre de ojos rosados. Le molestó que se encontrara ahí a petición de Uzui. Uzui mismo intentó acercarse a él otra vez, pero se volvió a alejar.

-No puedo creer que a pesar de toda la mierda que he pasado, aún tú sigas pensando en cómo burlarte de mi -le dijo, con los ojos, de vuelta, repletos en lágrimas de ira y decepción-. A pesar de que he intentado acostumbrarme, tú-

Le vio poner los ojos en blanco. También le interrumpió.

-No jodas tanto, Zenitsu. Es algo que necesitas superar.

-¿Qué se supone que necesito superar? ¿Saber ahora que seguro Muzan sabía a dónde me metía?

-Sí. De saber que él te trajo a mis brazos porque yo quise -y sonrió aún más.

Un viento helado pasó por su espalda. Así que, a pesar de todo, no hubiese tenido otra opción. Si Uzui lo había mirado antes y ya lo quería a su lado, no importaba la situación, como quiera iba a finalizar siendo secuestrado, fuera con la ayuda de Muzan o en un día corriente. Quiso vomitar y quiso correr por darse cuenta que había pasado lo que ambos magnates habían pensado. Y tal vez, la consumación de un acto sexual allá en la tarima le confirmaría a Muzan que se había dado el paso correcto con Zenitsu. Le ira le golpeó en la cabeza y tuvo que mover su cuerpo para no caerse ante el inmenso mareo que le provocó saberse siendo el único estúpido en ese panorama.

Estaba tan enojado.

Uzui volvió a intentar, pero recibió una profunda distancia entre ambos.

-Zenitsu -advirtió-. Ven acá.

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now