15.

761 94 24
                                    

-¡No! ¡POR FAVOR, SUÉLTAME!

-Zenitsu, tranquilo, fue una pesadilla.

Eso fue lo que le dijo Uzui cuando abrió sus ojos. Tembló en sus brazos esa fría noche. Había regresado una semana después a la dichosa casa donde habían estado antes de la situación en la arena. Le observó unos segundos.

-P-perdón -susurró con los labios temblorosos y los ojos húmedos. Había tenido el sueño de que Suma llegaba a matarlo y él no podía escapar. Se aferró al cuerpo del hombre y escondió su rostro en su cuello-. Uzui, p-perdó-ón.

-Ya, ya va.

Recibió un beso en su frente y sus fuertes brazos atraparon su torso de tal forma que no le dejó respirar bien. Sabía que hacía mal en acercarse, en creer que encima de su pecho podría olvidar lo que sentía, el temor que había experimentado y las horribles situaciones que habían desarrollado, sin embargo tenía miedo, y quería un poco de calma y protección. Y aunque Uzui fuera el símbolo de peligrosidad y asco, él necesitaba, de vez en cuando, desconectarse del mundo y pensar que tal vez las cosas podrían ser mejor.

Por unos instantes, deseaba ser feliz. Dejar de creer que Suma vendría e intentaría pelear con él. Quería olvidar cómo se había sentido enterrar el filo en su cuerpo y ver las inagotables cantidades de sangre alrededor de sus propias manos. Zenitsu, como policía, sí tenía en cuenta que en algún momento las cosas se saldrían de su control, y que podría matar a alguien, pero...

Pero no de esa forma.

-Está bien, confía en mí.

Quiso reírse y sacarle en cara que en la persona que menos debía de confiar era él, pero... ¿Quién más le quedaba? Tenía siempre presente que estaba solo. En esa casa la única persona con la que tenía contacto directo y que sino se volvía loco era porque podía verlo, hablar y quejarse sobre la situación. Ante ese arduo panorama, ¿cómo era Zenitsu capaz de negarse ante el terror de sus pesadillas a tener un poco de su calor y a quererlo cerca a como de lugar? Ah, eso sin incluir la tristeza que le producía el pensamiento de sus extremidades fracturadas y perdidas. Le dolía haber dejado que Suma destrozara su oído y su rodilla porque ahora una sensación de fealdad y desolación era quienes gobernaban dentro de su corazón.

Uzui le mantuvo encima de su cuerpo. El aire acondicionado estaba como antes de verlo por primera vez. Alto e insoportable. Así que se encontraba con la piel alzada y con las rodillas entumecidas alrededor de sus caderas y de la superficie de la cama.

-¿Quieres hablar?

-¿De qué? ¿De Suma? No, por favor -chilló.

El mayor dejó sonar una carcajada.

-Está bien, lo entiendo.

-A diferencia de eso, quiero saber cuál es mi recompensa por haber ganado.

-Mmm, que tenga ojos para ti, sólo para ti -dijo, y cuando le observó se halló con la mofa en sus irises-. Mentira, trataba acerca de tu hermano, ¿Lo recuerdas?

Asintió tranquilo aunque por dentro moría de nervios. El delincuente paseó los dedos por su nuca y agarró con cuidado sus hebras de cabello doradas. Su otra mano libre fue hasta su trasero, el cual agarró.

Habló otra vez.

-Pensaba en que pudieras escribirle una carta para que por lo menos sepa que estás vivo.

-¿N-no puede ser-?

-No, una visita no. Te irás.

-He perdido un oído y mi rodilla está del asco por ti, Uzui. ¿Todavía cree-?

Uzui [UzuZen]Where stories live. Discover now