|PRÓLOGO

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El calor de media tarde en la ciudad ya no era tan asfixiante como hacía hace un mes, pero, aun así, las palmas de mis manos estaban muy sudadas. Quizás no tenía nada que ver con el calor de verano, y todo que ver con las maletas abiertas llenas hasta arriba de ropa que se encontraban en medio de mi habitación.

Me senté en la cama con las piernas cruzadas observándolo todo, empapándome de cada cosa que había en ella; era pequeña, pero el color blanco que predominaba en todos los rincones hacía que pareciera una habitación más grande y luminosa, aunque lo que más me gustaba eran los toques de madera que le había añadido y el verde de las plantas que le daban una sensación de paz. Las cortinas de la ventana que se encontraba justo encima de mi cama individual estaban abiertas de par en par y cerré los ojos sintiendo en mi rostro los últimos rayos de sol del día.

En menos de una semana empezaba la universidad, así que en un par de días tenía que coger mi vuelo. Siempre me pasaba lo mismo, me ponía nostálgica cuando llegaba el momento de partir, pero esta vez era diferente, no era solo nostalgia por echar de menos mi casa y mi familia, sino nervios por volver de nuevo al campus que pasó de ser mi mayor aventura a mi mayor pesadilla.

—¿Cariño? —golpeó suavemente mi madre en la puerta a pesar de que estaba abierta—. ¿Va todo bien?

—Sí.

—Tu padre y yo hemos pensado en que podemos ir luego a la pizzería que tanto te gusta.

—Sí, genial.

Mi madre suspiró ante mis respuestas escasas y se sentó a mi lado observando el mismo punto de la habitación que yo: el corcho lleno de fotos antiguas que se encontraba encima de mi escritorio.

—Ainhoa...

Gruñí.

—¿Cuándo vas a dejar de llamar así?

—Pues nunca cielo, es tu nombre, deberías tenerlo asumido después de 19 años.

Al mirarla con una ceja levantada vi que se reía entre dientes. Le di una pequeña sonrisa antes de rodar mis ojos y volver a mirar la nada.

Odiaba mi nombre. Me lo habían puesto por Ainhoa Arteta, una cantante soprano española que les encantaba a mis padres. Mis padres se conocieron en un concierto suyo de Ópera cuando mi padre vino a estudiar un postgrado en la universidad de Barcelona, juraba que se había enamorado de mi madre nada más verla, y nunca regresó a los Estados Unidos. Me pusieron su nombre en honor a su primer encuentro y eran tan pesados que había aborrecido tanto la ópera como mi nombre. Yo obligaba a todo el mundo llamarme Noa, y todos lo hacían excepto mis padres, estaban demasiado orgullosos de mi nombre.

—¿Cómo te ha ido con Marta? —preguntó mi madre colocando una mano en mi pierna cariñosamente.

Suspiré.

—Bien, como siempre.

—¿Habéis hablado de lo que implica volver a la universidad?

—Sí. También me ha dado el alta.

—¿Tres meses de terapia son suficientes para que te dé el alta?

—No lo sé, quizás es que es difícil seguir las sesiones cuando me cambio de continente.

Ella no contestó, tenía los hombros decaídos, su mirada perdida y los labios unidos creando una sola línea. Puse mi mano encima de la suya con suavidad dándole un pequeño apretón.

—Estoy bien mamá, no te preocupes. Marta me ha ayudado mucho.

—Cariño, te vas a América, sola, y él todavía estudia allí.

—Lo sé, pero la universidad es muy grande.

Ver así a mi madre me mataba, pero no sabía qué otra cosa hacer. No quería hacer de lado mi sueño de estudiar allí por su culpa, era mi vida y quería vivirla al máximo. Yo sabía que estaría bien, estaba pasando página, lo estaba superando gracias a Marta, la psicóloga que me había estado visitando desde que volví de la universidad a finales de mayo.

—¿Y si sigues allí la terapia? Seguro que hay buenos profesionales.

—Sí, quizás.

—Ainhoa...

—Mamá, estoy bien. Pero si veo que me supera buscaré ayuda, te lo prometo.

No insistió más y lo agradecí.

—¿Te ha llegado el nuevo número de teléfono?

—Sí, tengo la tarjeta SIM ya en la mochila. —Me había tenido que cambiar de teléfono para que él no pudiera localizarme—. También he estado hablando con Emily sobre el nuevo apartamento, está ya todo listo.

De repente mi madre cogió mi mano con fuerza y la puso en su pecho dándome un apretón firme y sus ojos se posaron en los míos mirándome con fiereza.

—Prométeme que no te vas a encerrar en ti misma y que serás sincera con nosotros hija. No vas a volver a pasar por lo mismo.

—Te lo prometo mamá.


***

¡Hola a todxs!

Bienvenidos a mi novela No me llames amor. Formará parte de una serie de cuatro libros llamada SOLO TÚ.

Quería agradecerles que estén por aquí leyendo, dándome esta bonita oportunidad, espero les haya gustado el prólogo y quieran continuar con mi historia. 

Esta es la primera novela romántica que escribo y publico, espero que la disfrutéis y le cojáis tanto cariño a los personajes como yo.

Si votáis y comentáis seréis de gran ayuda y motivación para mí. Me encantaría saber qué os parece mi primera novela.

Voy a dejar la portada que he hecho y algunas preguntas que me ayudarán a saber cómo ir mejorando. Agradecería mucho, muchísimo, que las respondieran :)

 Agradecería mucho, muchísimo, que las respondieran :)

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|PREGUNTAS:✨

🍍 ¿Qué os parece la portada y la sinopsis? Sé que no se debe juzgar un libro por su portada pero, ¿os lo leeríais? ¿Os llama la atención?

🍍¿Por qué pensáis que hay una piña? Me gustaría saber vuestras teorías jeje

🍍RANDOM: ¿Cuál es vuestra fruta favorita?

¡Os leo! :)


|Besos con sabor a piña🍍🤍

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Where stories live. Discover now