21| NOA

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Después de clase me encontraba fuera de la facultad de Andrew con su café favorito en una mano y el mío en la otra. Las clases se habían reanudado hacía unos días y habíamos quedado para ir al centro comercial, quería comprarse algo de ropa y por lo visto necesitaba mi experta opinión, o alguna mierda similar; al menos eso me había escrito en el mensaje de texto. Pensar en Andrew dentro de un probador quitándose la ropa y posando para mí hacía que mil mariposas aparecieran revolucionadas en mi estómago.

Últimamente nos habíamos visto más después de la última noche de Acción de Gracias, después de ese momento, nuestra amistad había dado un buen paso hacia adelante. No habíamos vuelto a mencionar el incidente del casi beso, ni tampoco lo había vuelto a intentar, así que volvimos a comportarnos como amigos, muy buenos amigos. Sabía que a Andrew no le interesaban las citas ni tener novia así que intentaba verlo como solo un amigo por mucho que empezara a gustarme.

Aún no entendía por qué vino a mi casa el sábado de Acción de Gracias. ¿Por qué no se quedó con su familia? Me daba miedo saber la respuesta así que nunca le llegué a preguntar. De todas formas, no quería dejarme llevar por mi imaginación, yo sabía de sobras que seguía saliendo con chicas casuales por las noches, él mismo me lo decía.

Un escalofrío recorrió mi piel poniéndome en alerta, me di la vuelta buscando la causa. El viento movía suavemente mi cabello ondulado, pero sabía que no era el frío lo que hacía estremecerme de esa forma, llevaba un par de días sintiendo que alguien me seguía, me observa, pero el campus estaba lleno de gente caminando de un lado a otro y ninguno de ellos me prestaba atención, aun así, esa sensación no se desprendía de mi cuerpo.

De repente alguien tocó mi espalda.

—¡NOA!

—¡Joder! —Di un salto asustadizo provocando que parte del café se derramara en mis brazos manchando mi chaqueta y mis manos. —Mierda —susurré antes de encontrarme con un par de ojos azules risueños.

Andrew se rio entre dientes mientras cogía los dos cafés de mis manos. Yo las moví en el aire para quitarme el líquido que goteaba por mis dedos.

—¿Estás bien? —me preguntó con una ceja levantada. Busqué un pañuelo en mi mochila para intentar limpiar el estropicio, pero sabía que la mancha oscura no desaparecería tan fácilmente.

Suspiré.

—Sí, estoy bien. ¡Me has asustado imbécil!

—Ya lo he visto —dijo juntando los labios con fuerza. Estaba intentando aguantarse la risa así que lo fulminé con la mirada.

—Ni se te ocurra reírte —lo amenacé con el dedo mientras con la otra mano le cogía mi café—, sino no volveré a traerte café nunca más.

Él enseguida fingió poner cara de horror antes de hacer como que cerraba su boca con cremallera. Pero al segundo echó la cabeza hacia atrás y su carcajada hizo cosas locas con mi corazón a pesar de que se riera de mí.

—¡Andrew! —me quejé—, muy bien te has quedado sin café.

—Lo siento cariño, pero ha sido algo divertido de ver. Estabas tan concentrada que no me has escuchado las dos primeras veces que te he llamado.

Me di la vuelta un segundo mirando alrededor, pero la sensación había desaparecido. Al girarme de nuevo hacia Andrew lo vi poniendo cara de cachorrito triste y puse los ojos en blanco.

—Lo que sea.

—¡Oh! Espera... —dijo dando un paso cerca de mí. Pasó suavemente su dedo pulgar por mi mejilla y luego debajo de mi labio. Abrí los labios y casi jadeé ante su toque—. Tenías unas gotitas de café —susurró con voz ronca.

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Where stories live. Discover now