51| ANDREW

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La entrada de un mensaje de voz en el buzón me sorprendió, pero no estaba de humor para oírlo. No sabía que quería, pero no pensaba escucharlo. Cogí el móvil a punto de borrarlo para no tener la tentación de escucharlo mientras daba un trago de cerveza, cuando me llegó un mensaje de Whatsapp de Noa.

Me congelé. Miré el mensaje de nuevo, a pesar de que era solo un emoticono entendí perfectamente el mensaje. Sabía que Noa no me enviaría una piña en la situación en la que nos encontrábamos sino fuera algo urgente. ¿Necesitaba mi ayuda? ¿Daniel se estaba propasando con ella? Mi sangre hirvió mientras dejaba la cerveza en la mesita de noche y buscaba el mensaje de voz para escucharlo.

"Andrew, ayúdame por favor, te necesito, es Ryan, por favor me está persiguiendo, él está... pip".

Aquí se cortó el mensaje, pero lo escuché de nuevo. Estaba asustada, a punto de llorar... podía oír sus pisadas contra el suelo a toda velocidad y su respiración agitada; estaba corriendo. Corrección: estaba huyendo de él. ¿La llegó a alcanzar?

¡Joder! ¿No estaba en una cita con Daniel? ¿Qué coño hacía con Ryan?

¡Mierda, joder! Cómo le pase algo...

Salí corriendo de la habitación asustado y entré en la de Alex de golpe preguntando a Jess dónde estaba Noa para saber dónde ir.

—¿Qué te crees que estás haciendo? —me gritó ella.

—¿Dónde está Noa? —pregunté sin hacer caso a su pregunta.

—Ya te lo he dicho, con Daniel —dijo ella poniéndose chula.

—¿Dónde? —demandé cabreado—. Joder no estoy para juegos; me ha enviado un mensaje, está en peligro así que dime, ¿dónde coño está? —grité sacando todo mi miedo y confusión.

Jess, atónita, me dio la dirección de un bar que había cerca del club que inauguraron hacía poco y salí corriendo cogiendo mi cazadora y las llaves del coche antes de salir de casa a toda prisa.

—Tío, voy contigo. —Escuché decir a Alex detrás de mí poniéndose su chaqueta.

—No —dije abriendo el coche.

—Estás muy alterado y borracho.

—He dicho que no. No estoy borracho, solo me he tomado una cerveza. Tengo que ir a buscarla Alex.

—Pero, ¿qué ha ocurrido? —preguntó Jess saliendo de casa con una sudadera de Alex por encima.

—No tengo tiempo para explicaciones —contesté subiendo al coche y arrancando. Vi por el retrovisor como Jess sacaba su teléfono, seguro que iba a llamarla, pero dudaba que se lo cogiera. Aunque ojalá lo hiciera y le dijera que estaba bien.

Eso me dio una pista. Conecté el GPS de mi móvil en mi coche e intenté localizar el móvil de Noa. Los iPhone tenían una app instalada con la que podías buscar a tus amigos cercanos. En ese momento pensé en la de veces que Noa lo había utilizado conmigo cuando llegaba tarde y me llamaba toda enfadada reprochándome por dónde iba todavía. Aceleré, si le pasaba algo no me lo perdonaría nunca.

Un puntito azul apareció en la pantalla. Era ella y no estaba muy lejos, el puntito estaba quieto. ¿Quizás se había puesto a salvo?

La llamé para ver si me cogía el teléfono y para mi sorpresa, lo hizo.

—Noa, ¿dónde estás? —pregunté preocupado.

1 segundo de silencio, 2, 3...

—¿Puedo ayudarte?

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu