45| NOA

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No podía verlo, no lo soportaba. No sabía que iba a estar aquí. Jess me había dicho que estaría con Alex toda la noche. La miré buscando una explicación, pero la sorpresa en su rostro me dijo que no esperaba verlo aquí tampoco así que me di la vuelta dispuesta a marcharme.

—¡Noa! Noa espera. Lo siento cariño, no sabía que estaría aquí, lo juro. Alex me dijo que lo distraería.

—Tranquila, no pasa nada, pero no puedo verlo. No puedo estar aquí y ver como se enrolla con otra chica. —Mi voz se rompió y me tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta.

—No dejes que te amargue la noche —me dijo Emily cogiéndome del brazo intentando arrastrarme a la pista de baile, pero yo me bloqueé en el mismo sitio donde estaba.

—¡No Em! No quiero estar aquí, me voy a casa —dije echando un vistazo a Andrew que seguía liándose con esa morena de piernas largas. Tenía sus manos por todas partes como si no pudiera dejar de tocarla.

Alguna de mis amigas me cogió y arrastró hacia la salida, pero aun así no podía apartar la mirada de Andrew besando a esa chica como si ella tuviese el aire que necesitara para respirar.

Lágrimas empezaron a acumularse debajo de mis ojos y empecé a verlo todo borroso. Necesitaba una copa. Frené de golpe y vi que las chicas me miraban preocupadas, como si estuvieran asustadas de que fuera a darle una bofetada a Andrew y la verdad era que ganas no me faltaban, pero lo que hice fue girarme hacia la barra.

—Noa, no —me dijo Jess.

—Necesito una copa.

—He visto que en frente hay un bar, vamos a emborracharnos allí cariño —me lo dijo de forma tan dulce que no supe ni como la había escuchado con tanto ruido, pero asentí conforme y salimos de este establecimiento.

Jess nos guio hasta el bar que estaba cruzando la calle y lo primero que hice fue pedir 4 chupitos de tequila. Parecía que Andrew había vuelto a las andadas, si es que alguna vez las había dejado, y yo tenía que empezar a pensar en pasar página, pero no quería pensar, esta noche no.

Nos trajeron los chupitos, la sal y el limón y nos los tomamos a la vez. Noté como el alcohol me quemaba la garganta, pero en cuanto mordías el limón se pasaba y hasta me gustó, así que pedí otros 4. Tenía la intención de emborracharme, me lo había ganado después de todo lo que había pasado esos últimos días.

—Le diré que sí —anuncié de repente cuando nos dejaron los nuevos chupitos encima de la mesa.

Ellas me miraron sin entender, si saber qué decir y algo preocupadas. Me tomé el segundo chupito antes de que dijeran nada más.

—¿Qué quieres decir? —me preguntó Kate.

—A Daniel —dije antes de pensar—, me pidió una cita y le diré que sí.

—¿Te pidió una cita? —preguntó Jess mirando a Emily.

—A mí no me mires, no tenía ni idea —le dijo antes de mirarme a mí para pedirme una explicación—. ¿Cuándo te pidió una cita?

—Hace dos semanas me pidió una, pero quería hablar con Andrew primero y eso terminó mal. Y el otro día volvió a preguntármelo, pero le dije que no podía.

—¿Por qué querías hablar con Andrew? —me reprochó Emily—. No necesitas el permiso de nadie y menos de Andrew para salir con otro chico, precisamente nos dijiste que querías empezar a salir con otros chicos.

—Hace un par de semanas Andrew y yo fuimos a cenar juntos y cuando me acompañó a casa me besó, como en una cita, y no sabía lo que eso significaba para él, pero supongo que ahora ya está muy claro —escupí confesando.

Vi como todas abrieron los ojos de golpe por la sorpresa de esta última revelación, pero me levanté antes de que pudieran decirme nada y me dirigí hacia la barra.

Pensé que quizás empezaba a gustarle y una pequeña esperanza se encendió dentro de mí, pero después de verlo esta noche con otra chica esa esperanza murió. Yo no le gustaba como él a mí y ya no éramos amigos. Tenía que empezar a asumir que Andrew Scott estaba desapareciendo de mi vida.

Me pedí una copa y mientras esperaba a que me la prepararan pensé en lo que les acababa de decir a mis amigas. ¿Quería salir con Daniel? No, en el fondo no. Seguía enamorada de Andrew a pesar de todo. Pero, ¿y si salía con él y me gustaba tanto que me olvidaba de Andrew? No pensaba realmente que eso fuera a pasar. ¿Salir con Daniel por despecho? ¿Un clavo saca otro clavo? No era mi estilo. No quería hacerle daño a Daniel, ni quería hacerme daño a mí misma.

Conclusión: no podía salir con Daniel.

El camarero me tendió la copa y volví a mi mesa. Estaban cuchicheando y cuando me senté se callaron de golpe. Se miraron entre ellas mientras tomaba un sorbo de mi bebida hasta que Jess decidió romper el silencio.

—Cariño, no creo que...

—Lo sé —la corté antes de dar otro trago—, no saldré con él. No sería justo para ninguno de los dos y no quiero hacernos daño. —Las tres sonrieron, estaba claro que yo era la más sensata de las cuatro y que no haría semejante estupidez—. Supongo que no estoy lo suficiente borracha como para tomar esa decisión —dije alzando la copa y dando otro trago.

Ellas se rieron negando con la cabeza. Me reí también y decidí que no quería estropear esta noche de chicas; no iba a permitir que Andrew, la Morena o Daniel me la estropearan así que seguimos pidiendo rondas, hablamos, nos reímos y me olvidé de todo.

Me desperté con un horrible dolor de cabeza y noté que había un cuerpo caliente pegado al mío. ¿Dónde estaba? Mierda... ¿un cuerpo? Me tensé al pensar en la noche anterior. Nos emborrachamos todas, mucho. ¡Joder! ¿Me acosté con alguien anoche? Me levanté rápidamente de la cama —que por cierto no era mi cama— y miré quién estaba tumbado a mi lado.

Me relajé, era Emily. Al mirar bien la habitación donde estábamos me di cuenta de que era la habitación de Jess. Empecé a recordar alguna cosa. Dijimos que sería una noche de chicas así que le pedimos al taxista que nos trajera a todas aquí.

Salí con los pies pesados de la habitación y me encontré a Jess en la cocina sonriéndome con picardía.

—¿Café? —me preguntó dándome una taza mientras me sentaba al otro lado de la barra.

—Doble por favor y una pastilla para quitarme este horrible dolor de cabeza —contesté presionando mis sienes.

—Marchando —me dijo alegremente.

¿Por qué estaba tan feliz? ¿A caso no se encontraba mal? Estuvimos bebiendo toda la noche.

Jess me dio el café y la pastilla que me la tomé de golpe. Me sentía como una mierda y no pude evitar pensar en la noche que pasamos.

—¿Por qué no estás igual de mal que yo?

—Digamos que tengo más experiencia en beber que tú, además fuiste la borracha de la noche. Fue una noche muy interesante.

—Oh no... ¿Hice alguna estupidez?

—Mmh... —dijo haciendo que pensaba—. A parte de bailar encima de la mesa del bar y dar un discurso de lo más interesante... no, nada especial.

—¿Que hice qué? —grité con los ojos muy abiertos intentando buscar ese recuerdo en mi resacosa mente. Ella asintió riéndose entre dientes.

—Lo tengo grabado si quieres verlo.

Gruñí tapándome la cara avergonzada. Me ruboricé pensando en el ridículo que debía haber hecho. Un segundo... ¿había dicho que di un discurso? Levanté la cara de golpe y tragué saliva.

—¿Qué dije en ese supuesto discurso?

—A parte de que estás enamorada de Andrew, que te acostaste con él y que todos los tíos son gilipollas, poca cosa.

¿Que yo había dicho qué?

—Espera, ¿acabas de decir un taco?

Jess me miró intentando esconder una sonrisa mientras daba un sorbo de café y supe que se me había ido la lengua. En ese momento me vino a la cabeza Andrew y esa chica con la que estaba y empecé a encontrarme peor si es que eso era posible.

Decidido, no pensaba beber nunca más. 

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang