29.2| NOA

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25 de diciembre.

Navidad.

Emily me despertó saltando en la cama con pura emoción, nunca la había visto así. Gruñí y le tiré un cojín para que me dejara en paz, sin embargo, no sirvió de nada.

—Despierta dormilona —gritó sin parar de saltar—, que es Navidad.

Suspiré con una sonrisa y abrí los ojos. Ella se dejó caer de rodillas a mi lado y me tendió su mano con las cejas en alto. Finalmente, se la cogí, nos levantamos y, riéndome, me puse a saltar con ella. Tenía que estar mal de la cabeza para hacer algo así, parecíamos dos niñas pequeñas, pero estábamos así de locas y por eso era mi mejor amiga. Nos abrazamos y nos dejamos caer a la cama riendo.

—Feliz Navidad Emily.

—Feliz Navidad Noa.

Fuimos juntas a la cocina para prepararnos algo para desayunar, estaba vacía así que empezamos a sacar sartenes, ingredientes para hacer tortitas, todo lo necesario para hacernos un café...

Pusimos un CD navideño mientras cantábamos usando las espátulas como micrófonos y haciendo un verdadero desastre en la cocina. De repente escuchamos una tercera voz, era Mark, que se puso a cantar con nosotras.

—Feliz Navidad —expresó Evelyn, entrando también en la cocina.

Emily y Mark corrieron a abrazarla mientras yo sonreía con melancolía. Echaba tanto de menos a mis padres. Evelyn me vio y me abrazó también deseándome una feliz navidad. Esta familia era muy cariñosa y me habían aceptado enseguida. Robert, el abuelo de mi mejor amiga, apareció también cantando y acabamos todos juntos riendo, bailando y cantando "Santa Claus is coming to town", si es que a eso se le podía llama cantar.

—¿Dónde está Charlie? —pregunté confusa.

—Durmiendo —gruñó Mark—. Es imposible despertarlo hasta en Navidad.

—¿En serio? ¿No le emociona abrir regalos?

—Muchísimo —contestó Evelyn—, pero dice que los regalos seguirán ahí se despierte antes o después así que prefiere dormir.

Me reí a carcajadas. ¿Qué clase de niño era Charlie?

—Vaya psicópata —murmuró Emily—, preferir dormir que abrir regalos.

—En realidad tiene razón, los regalos los abrirá igual, así que, ¿por qué no dormir un poco más?

—Oh no —murmuró Robert—, tenemos a otra dormilona entre nosotros.

Nos reímos todos esta vez.

Después de desayunar limpiamos la cocina antes de que Evelyn se pusiera a cocinar con su nieta, siempre cocinaban juntas como tradición.

Las dejé un rato solas y subí a mi habitación con una taza de café con leche y canela para llamar a mis padres con una videollamada después de vestirme con rapidez. Mi padre lo cogió al segundo a pesar de que debían de estar con toda mi familia en casa de mi abuela.

—Buenos días cielo, ¿cómo estás?

—Muy bien, me alegro de poder hablar con vosotros.

Mi padre me miró con una gran sonrisa.

—Feliz Navidad pequeña —me dijo con una taza que tenía en las manos en la que imaginaba que había un café con canela acercándola hacia la pantalla.

—Feliz Navidad papá —le contesté acercando la mía, haciendo ver que chocábamos, y bebimos juntos.

Puede que fuera algo estúpido, pero era una tradición que mis padres siempre habían hecho entre ellos y luego empezaron a hacer conmigo cuando empecé a tomar café. Era un pequeño brindis deseándonos una feliz navidad y bebiendo un trago juntos. ¿Lo qué harías en año nuevo con champagne? Pues en Navidad y con café con canela.

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora