44| NOA

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Piqué al despacho donde me habían mandado en recepción y una voz me dijo que podía entrar.

—¿Y tú quién eres? —preguntó uno de los dos hombres que había dentro. El que estaba sentado en el escritorio era el entrenador, pero había otro hombre que estaba apoyado en la mesa mientras miraban algo en el portátil. Me dirigí al entrenador.

—Hola, me llamo Noa, necesito hablar con usted.

—¿Hablar sobre qué?

—Sobre Andrew Scott —le dije sentándome frente su escritorio a pesar de que no me dio permiso para hacerlo.

—Lo siento señorita, pero...

—No voy a irme hasta que me escuche —corté al otro hombre que me miraba de brazos cruzados.

El entrenador se apoyó en el respaldo de su silla y se pasó un dedo por los labios.

—Está bien, la escucho.

—Ha expulsado a Andrew por mi culpa.

—¿Te ha enviado él? Esto sí que me sorprende —murmuró el hombre trajeado entre dientes apoyándose en la estantería de atrás. ¿Quién era ese hombre?

—Él no sabe que estoy aquí, me he enterado por casualidad, pero es la verdad.

—Mira chica, lo he tenido que expulsar por...

—Por pegar a un chico, lo sé. —El entrenador frunció el ceño—. Pero fue mi culpa, me estaba defendiendo.

—Explíquese.

—No fue una pelea, un chico me estaba... bueno, se estaba sobrepasando conmigo aun pidiéndole que parara y Andrew lo vio y me defendió. Solo lo estaba alejando de mí. Lo que eso en el vídeo no se debe de ver.

—Mira, lo siento, pero las normas son las normas y están para cumplirlas, no puedo hacer nada.

—Pero...

—Tiene que marcharse —dijo poniéndose de pie invitándome a que me fuera de su despacho. Yo me puse de pie echa una furia, me acerqué a la puerta y me giré hacia él por última vez.

—Si Andrew no hubiera roto las normas quizás ese chico me hubiera violado —dije viéndolos con ojos sorprendidos antes de cerrar de un portazo.

Quizás me había pasado pero ese chico me estaba manoseando y nunca se sabe lo que hubiera pasado. Gracias a Andrew jamás lo sabría y ahora lo habían expulsado por ello.

Lágrimas empezaron a derramarse por mis mejillas. Si Andrew me había dejado de hablar por esto lo entendía, pero aun así quería pedirle perdón. Lo llamé mientras caminaba hacia mi apartamento, pero me colgó mandándome directamente al buzón de voz, otra vez.

Pero no pensaba rendirme. Lo llamé durante toda la semana, sin embargo, no hubo manera, le envié varios mensajes diciéndole que necesitaba hablar con él, no pensaba pedirle perdón por WhatsApp pero al paso que íbamos iba a ser la única forma. No me contestó a ninguno de ellos. A finales de semana estaba que echaba humo.

No dio señales de vida ni una vez.

No entendía qué había pasado y Andrew parecía no querer darme ninguna explicación así que dejé de intentarlo después de una semana y media. El viernes por la tarde fui a buscarlo a su facultad, lo vi de lejos hablando con Liam y cuando nuestros ojos conectaron se giró de golpe y se despidió de Liam subiéndose a su moto y arrancando con rapidez. También me evitaba en persona. Lo peor era que estaba probando de mi propia medicina.

El sábado por la noche quedé con las chicas para salir de fiesta las cuatro juntas. Se habían dado cuenta de que llevaba un par de semanas sin estar muy bien y al final Emily les chivó que estaba enamorada Andrew y que éste estaba pasando de mí. No sabían nada más ya que no llegué a contarles nada y obligué a Emily a cerrar el pico, aun así, fue suficiente información como para saber que estaba mal y que quisieran animarme. No me apetecía salir, pero de todas formas acepté y quedamos directamente en un club nuevo que inauguraron hacía unas semanas atrás. Era el sitio más chick del lugar y les había dado la excusa perfecta para ir a verlo.

En teoría Emily y yo íbamos a ir juntas al club en taxi, pero cuando ya estaba arreglada ella todavía no había llegado al apartamento. La llamé y por lo visto se le había hecho tarde, me dijo que fuera tirando al club con las chicas y se uniría en cuanto pudiera.

Así que estaba en la puerta del local esperando a Jess y Kate cuando pareció Daniel de repente. Me sorprendí de verlo y por su expresión parecía algo mutuo. Se acercó a mí con una sonrisa ladeada y me abrazó como si eso fuera algo normal entre nosotros. Nos habíamos hecho amigos durante estas dos últimas semanas, pero no creía que tanto como para abrazarnos, de todas formas, le correspondí. Daniel me caía bien, había estado refugiándome un poco en él estos últimos días y no iba a hacerle ese feo.

—Vaya, estás guau... estás preciosa —me elogió Daniel repasándome una vez se separó del abrazo.

—Gracias —me reí. No llevaba nada especial: pantalones negros ajustados que acababan en campana a juego con mis converse y mi jersey, este era algo corto y se veía parte de mi estómago. Parecía más bien una ninja. Por suerte, al no haber estado Emily, había podido ponerme lo que me daba la gana e iba vestida igual que me sentía.

—¿Qué haces por aquí sola?

—He quedado con mis amigas, pero llegan tarde —dije rodando los ojos—, ¿y tú?

—Mi mejor amigo me está esperando dentro, ¿por qué no vienes y las esperas dentro con nosotros?

—Tranquilo, seguro que están al caer.

—Venga, hace frío. No quiero que estés fuera tú sola, mándales un mensaje diciendo que estás en la barra, las esperaremos allí.

—Está bien. —Sonreí.

Entré en el local mientras escribía un mensaje en el grupo que teníamos las chicas explicándoles la situación, pero antes de llegar a la barra un chico nos cortó el paso.

—Matt —saludó Daniel—. Te presento a Noa, la chica de la que te hablé. Noa, él es mi mejor amigo Matt.

—Hola, encantada —saludé.

—Un placer —me sonrió.

Se pusieron a hablar y pocos minutos después me llegó un mensaje de Emily diciéndome que ya estaban en la puerta -por lo visto había hecho un nuevo récord cambiándose de ropa tan rápido- así que me despedí de los chicos deseándoles una buena noche y fui rápidamente hacia la salida para encontrarme con ellas.

—Al fin habéis llegado, me estaba congelando el culo.

—Pero, ¿qué llevas puesto? —me riñó Emily y yo le di mi sonrisa más angelical.

—¿Qué tal es el sitio? —preguntó Kate curiosa—. No puedo creer que aún no hubiéramos venido.

—Pues la verdad es que no me he fijado.

—¿Cómo que no te has fijado?

—No me ha dado tiempo, habéis llegado a la vez que entraba.

—Anda, entremos ya —dijo Jess con los ojos brillando de emoción—, he oído que es increíble.

Todas asintieron y yo rodé los ojos.

—Vamos, que mi culo vuelve a congelarse.

Nos cogimos de los brazos y entramos juntas empapándonos de la sala. El lugar era enorme y estaba llenísimo de gente. Emily señaló la barra para ir a pedir algo, pero antes de dar un paso lo que vi me dejó bloqueada en el suelo.

Andrew estaba a un lado.

Con una chica.

Besándola. 

No me llames amor  (Serie «Solo tú I»)Where stories live. Discover now